Por Matias Ferrari. “Laderas. ¿Qué dijiste de Laderas?”, contestó Macri ante la pregunta de un periodista del diario Hoy de La Plata sobre el negocio inmobiliario que el magnate inglés Joe Lewis -accionista de Edenor y con quien cultiva una amistad de más de una década- pretende realizar sobre 850 hectáreas en el Perito Moreno. “Averigüé -dijo el Presidente- que (Lewis) no tiene nada que ver con el proyecto Laderas”. Macri Miente.
El propietario de la empresa Laderas del Perito Moreno S.A. es Maximiliano Mazza, cuñado de Nicolás Van Ditmar, mano derecha de Lewis. Van Ditmar es capataz de la mega estancia de Lago Escondido propiedad del Tío Joe desde hace 20 años, y según consta en la Comisión Nacional de Valores, su patrón lo premió con el simbólico 1 por ciento de las acciones de Hidden Lake SA (Lago Escondido en Inglés).
Para más «averiguaciones», el ex contador de Laderas es el actual intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, quien ni bien asumió aprobó el loteo de las tierras pera la empresa. La habilitación fue confirmada por el consejo deliberante de ese municipio en medio de una escandalosa sesión a fines del año pasado, a puertas cerradas y con represión. La comunidad no se cruzó de brazos y rechazó una vez más el loteo con una pueblada: salieron a la calle 12 mil personas, más de la mitad de la población de El Bolsón. Tras la marcha, la justicia le dió la razón a la gente y le otorgó una medida cautelar que frena el avance del negocio por los graves riesgos ambientales que implica y porque todo el proceso de adjudicación está plagado de irregularidades.
Por haber habilitado el proyecto de su anterior patrón, Pogliano enfrenta una causa penal por «negocios incompatibles con la función pública».
El proceso mediante el cual Laderas SA compró las tierras en cuestión también fue cuestionada. Se trata de 850 hectáreas de tierras fiscales, que fueron cedidas a 70 pesos cada una a una mujer de apellido Soria que las vendió el 28 mil dólares ocho meses más tarde, violando la ley de tierras fiscales de la provincia.
Fue Van Ditmar el que en marzo del año pasado blanqueó la relación entre Macri y Lewis: «Son amigos desde hace más de 11 años, antes de que (Macri) fuera presidente y jefe de gobierno». Esa confesión surgió en respuesta a los cuestionamientos -hubo presentaciones ante la Oficina Anticorrupción- que despertó el fin de semana que Macri pasó en la estancia de su amigo, a la que llegó utilizando uno de sus helicópteros.
Lago Escondido es el lago de la discordia porque desnuda, igual que el caso de Benetton en Chubut, la extranjerización de las tierras en argentina. Pese a que tiene un fallo de la Corte provincial en su contra, Lewis (a través de Van Ditmar) mantiene los accesos cerrados al lago.
Pero en Lago Escondido hay también un negocio escondido. En uno de los ríos afluentes, el Río Escondido, Lewis está construyendo una represa hidroeléctrica. En 2010 obtuvo una concesión por 30 años para explotar el Río, que se le vencía en 2015 si las obras no estaban terminadas. Como el magnate usa los fallos de la justicia como papel higiénico, con la venia de la dirigencia política -que va desde el intendente hasta el Presidente, como se ve- sigue adelante con el proyecto.
“Presentó un proyecto para genera energía con una turbina y ganó. Va a aportar para la producción de energía”, lo defendió Macri. En esa definición hay gato escondido, valga la redundancia. Lewis es un jugador fuerte de la energía gracias a este gobierno, que le permitió comprar Petrobras Argentina (incluído el 11 por ciento en manos de la Anses) y le condonó a Edenor -empresa de la que Lewis participa asociado al empresario argentino Marclo Mindlin- una deuda de más de 1000 millones de pesos.
Ser amigo del Presidente sigue dando réditos.
