Ponerle el pecho

Los pechos femeninos existen y se representan de diferentes formas desde que comenzó la historia de la humanidad. Sin embargo, aún son censurados en el inconsciente colectivo, las redes y la prensa. ¿Lo que molesta es que las mujeres muestren su cuerpo o que sigan sus deseos?

Generalicemos. La mayoría de los bebés que nacen en el mundo son lactantes y probablemente, desde su primera semana de vida, verán senos femeninos diariamente hasta los dos o tres años. Generalicemos, la mayoría de les niñes que crecen en la cultura occidental están bombardeados por la publicidad sexista que se despliega tanto en los medios de comunicación como en el espacio público. En la lógica del marketing, ningún producto ni servicio está exento de ser vendido junto a un cuerpo femenino (seductor, flaco y hegemónico). Los ejemplos son miles y en segundos podríamos recordar desde publicidades de cerveza hasta servicios bancarios.

Generalizamos: a partir de la pubertad, chicos y chicas conviven con cambios físicos, los cuerpos se espían, se rozan, se conocen. Propios y ajenos. Generalicemos, la mayoría de las personas ven varios pares de senos en su juventud y muchos más en la adultez. Sin embargo, en redes sociales los pechos femeninos parecen ser vade retro Satanás.

Foto: Rocío Escobar

En Instagram existen cientos de fotos que son censuradas por la única razón de que se vean pezones femeninos. Instagram culpa a Apple, la plataforma base de la red social.

El artista español Manuel Ceballos realizó un proyecto donde pixeló toda la imagen de un cuerpo femenino, menos el pezón. Ceballos cuenta que no es la red social en sí la que censura los pezones femeninos, sino los demás usuarios que denuncian el contenido. “A pesar de lo que muchos puedan pensar, no existe un algoritmo o una supermáquina en Instagram que vea la diferencia entre un pezón masculino y uno femenino. Lo que hace es inducir a la autocensura a todos los usuarios metiéndoles el miedo de que su cuenta pueda cerrarse”, explica.

La censura del cuerpo femenino no es reciente. En la antigüedad, las mamas, al igual que caderas y labios vaginales, eran exagerados en las representaciones femeninas como rasgos de fertilidad. Sin embargo, las tetas no forman parte del sistema reproductivo; por lo tanto, no son los órganos genitales. Su función principal es la lactancia y están conformados, de la misma manera que los senos masculinos, por una glándula mamaria y un pezón.

Foto: Rocio Tursi

En cierto momento los pechos masculinos desnudos tampoco eran aceptados socialmente. En 1930 cuatro jóvenes fueron arrestados por quitarse la camisa en una playa de Coney Island, New York. En 1935, en Atlantic City, fueron 42 los hombres arrestados por hacer topless. Estas detenciones generaron protestas masivas en el estado de New York hasta que se logró que se despenalizara el torso desnudo para los hombres. Con el tiempo los pechos masculinos fueron naturalizados, no así los de mujeres, travestis y trans.

La censura, aparte de estigmatizar los cuerpos, afecta la difusión de información y prevención de enfermedades. En el 2016 el movimiento MACMA (Movimiento de Ayuda al Cáncer de Mama) realizó un video para difundir el procedimiento del autoexamen mamario. Aunque solo el 1% de los cánceres de mama se presenta en hombres, en el video el proceso debió ser realizado en pechos masculinos para que no fuera censurado.

En las manifestaciones feministas, que las mujeres, trans y travestis muestren sus pechos desnudos como señal de liberación o solamente por goce, parece ser uno de los puntos más indignantes, tanto para los medios de comunicación como para los espectadores.

Foto: Nadia Petrizzo

En la nota “Qué ves cuando las ves” escrita por Luciana Peker y publicada en el diario Página/12, Silvana Trotta dice: “El cuerpo desnudo interpela distintas lecturas de lo real, irrumpe en los aconteceres públicos donde fue denostado como objeto para transformarse en cuerpo-sujet* de derechos: allí, la mujer no es teta, culo, piernas u ojos fatales. Allí es presencia de cuerpo legítimo irrumpiendo en los órdenes instituidos. La desnudez crea instituyentes políticos”.

La revista Filo News también abordó el tema con la socióloga feminista Natalia Garavano, quien explica que “la irrupción del cuerpo político supone abandonar nuestro histórico lugar de objeto y transformarnos en sujetas políticas con poder de decisión. Y es eso lo que genera incomodidad. La mujer libre».

Desde El Grito del Sur notamos el revuelo que causan los pechos de mujeres y disidencias cuando publicamos alguna foto en nuestras redes sociales. Pronto, surge una catarata de comentarios en contra y a favor: desde personas que consideran que mostrar sus cuerpos es empoderante en un sistema hegemónico y normalizador, hasta quienes alegan que no es la herramienta adecuada para demostrar libertad o luchar por sus ideales.  Esta disparidad de opiniones es solo una pequeña muestra de la realidad social que denota que queda un largo trecho para derribar los tabúes sobre los cuerpos feminizados. Sin embargo, nos preguntamos: ¿Lo que molesta es que las mujeres muestren su cuerpo o que sigan libremente sus deseos?

Foto: Rocío Escobar
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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno.