A mover el culo

La Twerk it Buenos Aires es la primera competencia de twerk local. Organizada por el grupo de baile F.L.O.W Altas Wachas, el domingo tuvo su segunda edición a sala llena. Una disciplina que rompe todos los estereotipos.

Las nalgas se chocan y desprenden brillo, polvo plateado que en el transcurso de la tarde llegará a todos los rincones. Batas de boxeo en diferentes colores de fantasía se deslizan por el salón: violetas brillantes, amarillos, verdes. Pestañas postizas que terminan en plumas parpadean titilando rápidamente.

Ahí adentro las pibas son fieras sutiles, pavorreales con medias de red que disfrutan de mostrar más que de ocultar; tigresas estampadas de animal print. Las pibas están en su salsa y eso se nota. En un territorio marcado por el perreo que -aunque hipotéticamente podría ser el sueño de muchos- parece apabullar a los pocos varones presentes.

“La confitería” es un espacio amplio en el barrio de Colegiales, aunque es difícil predecirlo desde la estrecha puerta de entrada de madera que da a la avenida Lacroze. Adentro, la escenografía de un ring anticipa una batalla  y, aunque metafóricamente la haya, las rivalidades se diluyen instantáneamente cuando termina la competencia y decenas de chicas se encuentran en el centro de la pista para bailar hermanadas. Si hay sudor, que se note, y si hay nalga, también, y que vibre todo lo que otras desprecian porque allí nada remite a cuerpos hegemónicos.

La “Twerk it Volumen 2” es la segunda edición de la competencia de twerk organizada por “F.L.O.W Altas wachas”. Autodenominadas “Las patronas del twerk”, las “F.L.O.W Altas Wachas” son un grupo de cinco bailarinas con diferentes recorridos que se unieron para convertir el movimiento de cadera en una disciplina: Estefi Spark, Mailén Cisneros, Sol Gomez, Fany Alvarez y Rocío Medina.

Si bien el twerk es una danza que tiene como origen la música de rebote (bounce) y como escenario Nueva Orleans a fines de los ´80, ellas son las precursoras en nuestro país. Las Altas Wachas bailan desde el 2011 en los escenarios locales; acompañaron a artistas como Major Lazer, Miss Bolivia, Fauna y La Bomba del Tiempo, también fueron teloneras de Daddy Yankee y bailaron en festivales como “Ciudad Emergente” en el Centro Cultural Recoleta y el ciclo “Retumbe” en el Centro Cultural Kirchner . En 2013 comenzaron a dar clases de twerking y actualmente más de 4000 personas ya pasaron por éstas. En 2016 abrieron su propia academia de baile en pleno microcentro: la FAW escuela, donde además de twerk se enseñan disciplinas como el hip-hop, bellydance, reggaeton, dancehall y waacking, entre otras.

Las Wachas traen diferentes influencias que juntan y combinan. Reinas del mestizaje, no creen en estilos impuestos, e hibridan pasos de danzas árabes, latinas y africanas: de ahí surge el estilo “urbano fusión” que enseñan en su escuela.

La “Twerk it” es la primera competencia de twerk realizada en Buenos Aires. La edición inaugural se realizó el 11 de junio, con batallas de 45 y 30 segundos, donde las miembros del jurado evaluaron booty shake (movimiento de cola), originalidad de los pasos y destrezas acrobáticas. Aparte, hubo un  premio al mejor vestuario. El volumen dos, realizado este domingo bajo la temática “boxing gyals”, estuvo condudido por Tito del Aguila, contó con batallas individuales y en parejas y tuvo como juradas invitadas a las bailarinas Ceci Schoeder y  Luciana Ara, quien vino desde Salta. En esta provincia del norte de nuestro país se realizará el 24 y 25 de noviembre la selección para representar a Argentina en el mundial de twerk 2019, que tendrá lugar el mes de febrero en Madrid, España.

En la “Terwk it” las nalgas vibran y se revolean imparables, buscan diferentes maneras, se sacuden, baten y chocan contra el piso, hacen giros y acrobacias. “Es mi primera experiencia en una competencia así y también una de mis primeras veces freestyleando a ese nivel. Lo re disfruté. Me sorprendió la energía que salió de mí misma al estar expuesta, la adrenalina de saber que están tus profesoras mirándote”, cuenta Paula Macia, alumna de la FAW Escuela.

El twerk se difundió gracias a la diáspora africana, pero se amolda perfecto a las cachas del país más austral del continente. Los mini shorts estampados que se otorgaron a cada competidor llevaban la leyenda “Alta Wacha” en la cola y nadie se atrevería a contradecirlo. Muchas chicas llevaron el pelo trenzado en referencia a la temática de boxeo; sin embargo, este peinado también remite a las afrodescendientes, a las caribeñas, a las cariocas, pueblos de mujeres con ritmo y con lucha.

A pesar de la carga sexual del twerk, quienes lo practican no buscan seducir a otro sino que se divierten entre ellas. Actúan, exageran su sensualidad, se retuercen para acentuar cada curva de la silueta. En la competencia, al igual que sucede en las clases que dan las Altas Wachas en la FAW escuela, hay un pacto donde nadie se escandaliza por lo que se muestra o se hace. El público se centra en la performance, la música, la batalla. El culo es una parte más del cuerpo y se puede, y debe, mover.

“El twerk empodera a hombres y mujeres porque es una expresión total del cuerpo sin etiquetas. La gente no entiende que, más allá del entrenamiento físico que requiere, hay un trabajo muy fuerte, mental y emocional para tener la aceptación personal, poder mirarse y mostrarse, estar orgulloso de quien uno es en el cuerpo de cada uno. Para nosotras eso es fundamental: premiamos la aceptación propia, la actitud, el nivel de conciencia del cuerpo cuando se baila”, cuenta Mailén Cisneros, quien junto con Estefi Spark creó el grupo y dirige la Faw escuela .

Las Altas Wachas son parte del fenómeno de empoderamiento colectivo que atraviesan las mujeres y disidencias argentinas en la cuarta ola feminista. “Mi cuerpo, mis reglas”, es una de las principales consignas del movimiento de mujeres y para muchas el twerking es una manera de llevar la teoría a la práctica.

Mailén dice que a veces le cuesta dimensionar los espacios que van formando: “Estos espacios avalan romper con las estructuras que se nos van imponiendo. La gente se libera de los prejuicios y de las ataduras con las que nos vamos formando dentro de una sociedad”.

“La competencia real es contra una misma y los prejuicios que tiene. Estas competencias rompen todo eso, te sentís poderosa al superarte a vos misma y tus miedos”, agrega Paula.

Desde arriba del escenario suenan mezclas de reggaeton, rap, cumbia y trap; temas nuevos y otros ya consagrados. Dj Shuubass, Amora  -residentes de la fiesta Remeneo- y Franco Ferrari musicalizaron el evento. Los pelos -de colores, rulos negros, rubios lacios- se revolean. Los cuerpos se acercan y se alejan, bailan separados y al unísono. Aunque es domingo a la noche, no hay final de fiesta cercano cuando las Wachas conquistan la pista, y eso queda claro.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios