«Todes unides triunfaremos»

Desde el Partido Obrero hasta el PJ, desde los curas villeros hasta los guevaristas. De las catorce listas que se presentan en la villa 21-24 de Barracas, once se unificaron en un "Lema" común para enfrentar al oficialismo en las elecciones del barrio. Entre reclamos por agua, luz y cloacas se levanta un frente único que promete que Barracas será la tumba del macrismo.

La idea comenzó a dar vueltas entre los principales dirigentes opositores de la villa 21-24 de Barracas hace un año: «¿Y si armamos una lista de unidad?». Cristian Heredia, actual presidente de la villa, había ganado las elecciones de 2012 encabezando la lista del PJ y el kirchnerismo, pero a poco de ganar Mauricio Macri la segunda vuelta en 2015 se sumó al viento de cola amarillo y pasó a jugar para el PRO. Ya no los representaba. La crisis económica, el ajuste, la militarización de los barrios y la estigmatización de los villeros en boca de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como causales de todos los males -empezando por el narcotráfico- fue dándole a la idea un cuerpo de necesidad. Hubo que dejar de lado diferencias, de método de construcción al interior de la villa, y de definiciones políticas hacia afuera; hubo que repartir cargos, acercar relaciones personales resentidas por la «rosca» cotidiana. Pero lo lograron: once listas, desde el Partido Obrero hasta el PJ, desde los curas villeros hasta los guevaristas, pasando por La Cámpora, el Movimiento Evita y el MP La Dignidad, competirán dentro de una sola lista de unidad, bautizada «Tierra, Techo y Trabajo», en las elecciones del domingo 28 de octubre.

La unidad se firmó «entre gallos y medianoches», cuenta a El Grito del Sur Federico Rosales, referente y armador del peronismo en el barrio. «Costó mucho dejar las diferencias de lado, pero el llanto de alegría de muchos referentes históricos que no podían creer que después de tantos años nos juntáramos todos para mí ya valió todo este esfuerzo», explica. «Ayudó mucho que el objetivo de todos en el barrio es derrotar el modelo de Macri porque el ajuste y el abandono ya son insostenibles», agrega.

El método elegido para que la 21-24 sea la primer piedra de la tumba del macrismo tiene su particularidad. Se decidió que la elección funcionara mediante el sistema de «lemas», cuyo nombre técnico es «doble voto simultáneo», que se aplica a algunas elecciones a nivel provincial en el país pero que se abandonó, por ejemplo, en Santa Fe. El método permite que se agrupen diferentes candidaturas en un «lema» general, y en el conteo final se suma el total de votos de las listas al «lema» que las agrupa. La lista que más votos obtenga de las 11 pondrá el presidente y luego se repartirán de manera representativa el resto de las secretarías.

Federico Rosales, Miriam Coronel, Pedro Cáceres y Lucas Bogado. Foto: Camilo Rumberger

«Lloramos lágrimas de sangre pero al final juntamos estas once listas para enfrentar al macrismo. Quedaron por fuera solo tres: la de Mario Quintana, la Multicolor y la Flor de Ceibo, que hicieron campaña por el macrismo en 2017», cuenta Lucas Bogado, militante del Movimiento Evita y candidato a vicepresidente por la lista Azul Roja y Negra. Hace poco más de un año, junto con un grupo de compañeros, Lucas puso su casa como espacio de recreación para jóvenes: hoy funciona un merendero, donde los pibes del barrio aprenden murga y practican boxeo. La lista que Lucas comparte con Flavia, candidata a presidenta, implicó un gran esfuerzo en sí misma: al interior de la Azul Roja y Negra conviven el Movimiento Evita, el Frente Darío Santillán, Barrios de Pie, La Poderosa y la CCC, pero también la integran Nuevo Encuentro, la CTA Autónoma, el gremio UPCN y compañeras de La Cámpora.

«Hicimos un gran esfuerzo para ponernos de acuerdo, dejar el individualismo y sacar al gobierno neoliberal que hambrea a nuestro pueblo», comenta Lucas, mientras camina con Kiara, su hija de cinco años. En el medio de la entrevista se acerca a saludarlo la directora del Plan Fines. «Yo pude terminar el colegio gracias a ella. Acá lo que pasa es que la ausencia de laburo, del Estado, hace que muchos pibes sean vulnerables a las drogas, a la delincuencia y a la miseria. Nosotros queremos un barrio sin drogas, con cloacas, con vivienda digna, con presencia policial pero sin violencia institucional. Un barrio con tierra, techo y trabajo para todos», comenta Lucas, y después de una pausa agrega: «Para todes».

"Hicimos un gran esfuerzo para ponernos de acuerdo, dejar el individualismo y sacar al gobierno neoliberal que hambrea a nuestro pueblo", dice Lucas Bogado. Imagen: Camilo Rubemberg
«Hicimos un gran esfuerzo para ponernos de acuerdo, dejar el individualismo y sacar al gobierno neoliberal que hambrea a nuestro pueblo», dice Lucas Bogado. Foto: Camilo Rumberger
Barrio adentro

La villa más grande y más poblada de la ciudad de Buenos Aires tiene una larga historia. Nacida a fines de los ´40 como un grupo de viviendas precarias cercanas al ferrocarril, en la década del ´60 y con la política del gobierno militar de Onganía de «erradicar» las villas, se fundó un complejo de viviendas «de tránsito»: el Núcleo Habitacional Transitorio «Zavaleta». Lo transitorio se hizo permanente y muchas familias se establecieron en el lugar. La última dictadura militar volvió a avanzar violentamente contra las familias asentadas en el lugar, dejando apenas unos centenares de personas después de una ofensiva de violentos desalojos.

A pesar de su larga historia, el barrio no tiene tanta experiencia en democracia interna: apenas hubo dos votaciones y de los 80 mil habitantes hay apenas 20 mil censados y la participación electoral ronda los 5 mil. «La primer elección fue un poco accidentada y dio como resultado una lista del PRO que no tuvo más que impericias, y luego se volvieron a convocar elecciones por pedido de la intervención judicial. En ese momento ganó el PJ, con un pibe joven pero que claramente tuvo un problema de contenido porque sino, no podría haberse dado vuelta». El que habla es Federico Darío Rosales y a quien hace referencia es al actual presidente, Cristian Heredia.

Rosales es representante de la lista Azul Blanco Amarilla, del Partido Justicialista. Es ingeniero en sistemas, uno de los primeros graduados universitarios de la villa, es profesor y además dirige un centro misionero en el barrio. «La unidad representa un hito histórico, tanto para ellos, porque nos van a tener que enfrentar a todos juntos, como para nosotros, porque tuvimos que dejar de lado muchas diferencias. Fue una discusión muy larga pero tuvo éxito. El objetivo principal consistía en unificar posturas y entendernos como vecinos del barrio que no podemos apoyar un modelo que genera tanta exclusión y pobreza, siendo un barrio de trabajadores, de gente humilde», explica Rosales, uno de los tres encargados de cerrar el acuerdo de unidad. «Hoy somos once listas que representan al PJ, a la izquierda, a las colectividades de países limítrofes, a vecinos autoorganizados, grupos de primera hora y grupos nuevos», comenta Federico, que llegó al barrio a los seis años en pleno auge del menemismo.

Miriam Coronel llegó al barrio desde Paraguay hace más de 20 años y ayuda a otros migrantes a poder empadronarse para votar. Foto: Camilo Rumberger

Otro de los planteos políticos tiene que ver con el voto migrante, una de las cuentas pendientes de los derechos de ese colectivo. Varios proyectos de ley para habilitar el empadronamiento automático duermen en los despachos de la Legislatura, vetados por el oficialismo. «En este barrio la abrumadora mayoría somos migrantes, muchos de los cuales elegimos este país para progresar y criar a nuestros hijos, y nos sentimos discriminados y señalados por el Gobierno», cuenta Miriam Coronel, que ayuda a sus compañeros a empadronarse para poder votar.

Miriam, que pone su casa para las reuniones de La Cámpora en el barrio, se queja de la falta de agua potable y señala las bolsas de plástico que reparte el Gobierno para palear el problema. «Es una vergüenza que tengamos que bañarnos, cocinar y tomar agua de esas bolsas cuando estamos en pleno siglo XXI», dice.

Las bolsas de agua potable que distribuye Rodríguez Larreta en el barrio. Foto: Camilo Rumberger

El rol del presidente resulta muy importante para el barrio: entre sus competencias, el cargo se enmarca en un recurso de amparo que lo habilita a gestionar obras de mejora en el barrio de manera directa con el Gobierno de la Ciudad. La situación en la villa es desigual para quienes viven más cerca de la Avenida que para quienes están más al fondo. Sin embargo, los principales problemas se repiten en todos los testimonios. «Queremos lo primordial: luz, cloacas, agua y comida», explica Pedro Cáceres (21), representante de la lista Azul y Verde, que apoya el sindicato ATE. Mientras se desarrolla la entrevista, algunos vecinos del barrio se acercan a agarrar pequeños sachets de agua potable. En el barrio el suministro de agua es casi inexistente y estas bolsas plásticas con fecha de vencimiento son el insumo fundamental para cocinar, hidratarse y beber.

«Esto puede marcar una pauta de lo que debería hacerse en el país. Como militantes políticos que somos nos toca poner la pluma en el tintero y decirle a nuestros referentes que si acá se pudo, se puede a nivel nacional. Históricamente la izquierda nunca se juntó con el PJ y siempre fuimos divididos. Es la primera vez que podemos unificarnos en un «lema» único contra el macrismo. Llevamos la unidad a un extremo más profundo que tiene que ver con el objetivo del bien común, que es lo que nos enseñan los curas villeros», agrega Rosales y Luquitas Bogado lo completa: «Como dijo el Papa Francisco, somos artesanos de la unidad».

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