Aprueban Ley para denunciar irregularidades en boliches

Frente a las irregularidades en los locales bailables nocturnos la Legisladora peronista María Rosa Muiños impulsó un proyecto de Ley para implementar un aplicación de celular que permita denunciar en tiempo real cualquier irregularidad en los boliches. La medida fue aprobada el jueves 6 en la legislatura.

Por estar muy tapada, por tener tatuajes, por tener vitiligo, por ser morocha, por estar gorda, las excusas se repiten. El parámetro de ingreso a los boliches porteños es sectario, elitista y discriminador. El intento de los locales bailables por generar un estereotipo de usuario que cumpla los parámetro hegemónicos de belleza lleva a la diferenciación entre quienes “merecen” o no el acceso a los espacios nocturnos de diversión. Incluso hay casos en los cuales los relaciones públicas piden las redes sociales para verificar la apariencia de quien solicita las entradas. Las irregulares de los boliches porteños van desde el exceso de gente, la falta de salidas de emergencia, la poca higiene en los sanitarios, la venta de alcohol a menores, la venta de drogas y el abuso de poder por parte del personal de seguridad o dueños.

Frente a esta situación, la legisladora de bloque peronista María Rosa Muiños presentó un proyecto de Ley para implementar un aplicación de celular que permita denunciar en tiempo real cualquier irregularidad en los boliches. La medida fue aprobada el jueves 6 de diciembre durante la sesión ordinaria y permitirá enviar reclamos mediante el envío de fotografías, llamados y/o mensajes de texto al número ‘147’ del Gobierno de la Ciudad.

Hace algunos meses circularon por redes sociales denuncias al boliche ‘L’arc’ de Palermo que le prohibió la entrada a una joven por su aspecto: “Cuando no nos dejaron pasar mi amiga preguntó si era porque era gorda y el patovica dijo que él solo seguía ordenes, pero como insistimos termino diciendo que sí, que era por eso” relató una de las presentes.

Este acontecimiento repercutió en cientos de testimonios de discriminación que retrataban la realidad segregadora de aquellos espacios que deberían ser de ocio y terminaban siendo de castigo. Aunque la discriminación no hace salvedades, pervive el sesgo de género en la selección -el tipo de vestimenta, el peso y el cuerpo de las mujeres siempre está en la mira- incluso a algunas adolescentes les exigieron quitar sus pañuelos verdes de la “Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito” para ingresar a los locales bailables.

“De repente algo tan insignificante como querer estar cómoda una noche de viernes terminó siendo el gran problema”, escribe en la revista TKM la periodista Barbi Simone luego de no la dejasen entrar a una fiesta porque una de sus amigas llevaba zapatillas. “Más tarde descubrimos que las zapatillas en realidad eran la excusa de algo mucho más cruel y real: que molestan las mujeres que no son consideradas para consumo”.

“Hace dos años fui a BRANDI en San Isidro, no me gustaba la idea de ir a bailar pero iban todas mis amigas y accedí. Ya en el lugar mis amigas entraron y cuando iba a pagar, que era la última en la fila, el patova me agarra del brazo y me dice «esperame afuera”. Le pedí explicaciones y no me las dió, cuando insistí me dijo que al dueño no le gustaba como estaba vestida, me dejaron sola en la calle y todos los que estaban en la fila me bardearon cuando me puse firme en mi postura. Después me enteré que a otra gente le había sucedido lo mismo tanto por su vestimenta como por su peso”, recuerda, en uno de los tantos testimonios, Constanza.

«Teníamos la ilusión de que esta legislación fuera incorporada después de la tragedia de Time Warp”, cuenta María Rosa Muiños en diálogo con El Grito del Sur. “El poder Ejecutivo impulsó una ley general que proponía un ordenamiento normativo sobre la nocturnidad.  En ese momento no pudimos incorporarla porque el 147 funcionaba solamente de lunes a viernes en horarios administrativos”, señala la referente.

La legisladora peronista explicó que más allá de votar el proyecto no podían implementarlo por falta de personal, pero este año dotaron de nuevos ingresos a la Agencia Gubernamental de Control (AGC) por lo que se dió el visto bueno y el bloque mayoritario -el PRO- aprobó la ley.

“Todos los hechos implican una contravención y en algunos datos un delito, lo difícil es probarlo. Lo que incorpora la legislación de esta ley, a través de esta aplicación, es la posibilidad de dejar constancia en tiempo real de estas irregularidades y poder actuar en consecuencia, ya sea con la Agencia Gubernamental de Control o las fuerzas de seguridad si fuese necesario.” agrega Muiños.

“Si no se pudiera actuar en el momento, queda registrado que de alguna forma se evadieron los controles. Cuando se aprobó la ley de nocturnidad en eventos masivos ya habíamos incorporado una de nuestras iniciativas que era la de fijar mediante carteleras visibles la capacidad del lugar y un conteo en tiempo real del ingreso y el egreso de las personas, para que cuando se ingrese al boliche se pueda saber la cantidad de gente que hay dentro”, agregó la legisladora.

Las denuncias se podrán hacer en el momento del hecho o reportarlo  posteriormente para dejar constancia de las irregularidades ocurridas en los locales bailables. “Nuestro fin no es punitivista, el objetivo es la prevención” explica Miuños sobre la medida.

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