Ni musas, ni modelos, ni aprendices

En el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén se inaugura el 14 de diciembre “Sala Propia”, la primera muestra de arte exclusivamente de artistas mujeres de una colección de museo nacional.

El mundo del arte relegó históricamente a las mujeres a un rol pasivo: siempre musas, modelos y aprendices. Pocas veces los personajes femeninos tuvieron la posibilidad de pasar del otro lado del caballete para expresarse por mano propia. Durante el Renacimiento las mujeres tenían prohibido el acceso a las academias de Bellas Artes. Las pocas que llegaron a practicar los temas del arte “mayor” reservado para varones (desnudos, retratos, grandes formatos y escenas bélicas frente a los pequeños formatos costumbristas asignados al género femenino) pasaron a la historia escondidas tras los nombres de sus padres, hermanos, esposos o maestros.

Desde Camille Claudelle, eclipsada y manipulada por el “genio incomprendido” de Rodin, hasta Ana Mendieta, quien murió en un extraño episodio con su pareja -el artista minimalista Carl André-, las mujeres que se destacaron en la historia del arte siempre fueron leídas en función de los hombres que las rodeaban.

Sin embargo, las artistas feministas saben que, ante esta manera de entender la historia del arte -protagonizada por hombres blancos cis hetero-, darle paso a las mujeres en los museos es un acto político.

Graciela Sacco

El Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén inaugura el 14 de diciembre “Sala Propia”, la primera muestra de arte que contará exclusivamente con la participación de artistas mujeres de una colección de museo nacional. Curada por Kekena Corvalán, gestora y profesora, la muestra presenta un corpus de 143 obras de 25 artistas: entre ellas, Marta Minujín, Graciela Tanquini, Graciela Sacco, Raquel Froner, Amalia Pica y la brasileña Tarsila do Amaral. También participan dos colectivas artísticas, 3J, que por primera vez planteará cuestiones de crítica institucional en el propio museo y JuevesquefueLunes, integrada por Marta Carro, María Fernanda de Marco, Miriam Fascaroli, María Marta Kleine Samson, Andrea Scatena y Matilde Toschi.

Raquel Forner

Sala Propia es un gesto potente y necesario para instalar activaciones de nuestras políticas del deseo desde otros modos y lógicas. Los datos son contundentes. En su historial, el museo registra 84 muestras, 59 de las cuales fueron antológicas de obras de una sola persona. De esas 59 muestras, 45 fueron exposiciones de proyectos con autoría de biovarones y sólo 14 fueron dedicadas a artistas biomujeres”, escribe Kekena Corvalan.

Este año, en el Día Internacional de la Mujer, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires buscó evidenciar la escasa presencia femenina y realizó una acción en la cual se iluminaron sólo las obras de la colección permanente realizadas por mujeres. Además, se encuentra actualmente en la Usina del Arte la muestra de “Guerrilla Girls”, el grupo artístico que, preservando el anonimato bajo capuchas de orangutanes, se han encargado de resaltar el desfasaje entre la presencia de mujeres y hombres en los museos de arte. “5% de los artistas en la colección del Metropolitan museum (MET) son de mujeres, pero el 85% de las obras son desnudos femeninos”, denuncia una de las gigantografías amarillas más reconocidas de esta colectiva norteamericana.

Liliana Porter

“Sala Propia” es una alusión a “Un cuarto propio” de Virginia Woolf, uno de los textos fundamentales de la segunda ola feminista. “Sala propia es pensada en oposición a ese otro cuarto donde descansan, en muchos casos, las obras de artistas mujeres, una suerte de sueño de cuento infantil, esa área de los museos que suele nombrarse guarda o reserva, salas de custodia en las que se cumple una de las misiones tradicionales de estas instituciones llamadas a preservar bienes, es decir, conservar, en la mirada clásica”, agrega Corvalán.

Sarah Grilo

Dividida en dos espacios expositivos, la muestra abarcará la sala principal del MNBA y el parque del museo donde el relato curatorial se expande a través de las escultura de Marie Orensanz, Petu de Mareca y la videoinstalación de Sofía Torres Kosiba.

La exposición contará en paralelo con el ciclo de cine “Miradas desde el mundo real”, pensado y producido por Alejandra Portela, donde se presentarán películas de cuatro documentalistas mujeres. “Estos materiales no son realizaciones convencionales que exponen sus materiales como verdades absolutas anclándose a sus archivos o a sus documentos, muchas veces prefieren la recreación como una forma de dramatizar la realidad pero también la observación directa como modo de desnudarla”, explica la curadora del ciclo.

La muestra podrá visitarse desde el 14 de diciembre hasta marzo de 2019 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, sito en las calles Mitre y Santa Cruz, Parque Central, Neuquén Capital.

Amalia Pica
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