«Ramos Padilla se está enfrentando a un monstruo de varias cabezas y hay que apoyarlo»

El juez porteño Roberto Gallardo firmó ayer una solicitada junto a varios colegas y miembros del Poder Judicial de la Ciudad en apoyo a Ramos Padilla. "Macri tiene historial de apretar jueces, pero en este caso nos genera mayor preocupación por lo que se está investigando", dijo en diálogo con El Grito del Sur.

Por unanimidad, la Corte Suprema de Justicia aprobó ayer otorgarle al juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla los recursos necesarios para que continúe con la investigación del escándalo de espionaje ilegal que tiene en vilo a Comodoro Py. La resolución de los supremos fue leída en clave política como un pelotazo en contra para el Gobierno: el viernes, el ministro de Justicia, Germán Garavano, había impulsado un pedido de juicio político a nombre del Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura y el domingo, en horario prime-time, el propio Mauricio Macri había pedido su destitución en una entrevista con Luis Majul. Esta mañana, el fiscal de la causa de los cuadernos, Carlos Stornelli, se ausentó sin embargo de la cita que tenía con el juez para declarar como imputado -y, de paso, volvió a recusarlo-. Semejante tormenta movilizó a un amplio grupo de jueces porteños a sumarse a las voces de apoyo a Ramos Padilla, quienes a través de un documento rechazaron «toda forma de disciplinamiento del Poder Judicial y/o de persecución de magistrados por parte del poder de turno».

«Hay una sensación de hartazgo en buena parte de nosotros por esta metodología de apriete que ya lleva años y ha ido creciendo», explicó en diálogo con El Grito del Sur el juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario Roberto Gallardo, uno de los impulsores del comunicado conjunto y para quien Ramos Padilla «se está enfrentando a un monstruo de varias cabezas».

-¿Es la primera vez que un grupo tan amplio de jueces se junta para repudiar una situación como la vive Ramos Padilla?

-Hubo un pronunciamiento similar cuando el Gobierno destituyó al juez Luis Arias de La Plata, pero esta vez la dimensión en la participación es mucho mayor. Esto demuestra básicamente la sensación generalizada de que esta práctica de amedrentamiento está produciendo cierto hartazgo, un cansancio en jueces y funcionarios del Ministerio Público en general. Ya son muchos años en que esta práctica se repite y crece.

-¿Cómo leyó la decisión de la Corte de aprobar los recursos que Ramos Padilla había solicitado?

-La Corte Suprema le está mandando un claro mensaje político al Gobierno. La velocidad es parte del mensaje: que haya resuelto el tema dentro de las 48 horas en las cuales el Gobierno empezó a plantear el tema de la destitución, es un mensaje político de freno a las aspiraciones del Ejecutivo. La Corte es muy cuidadosa en todas sus expresiones, en la forma en la que lo hace y sobre todo en los tiempos. Así lo hemos visto en numerosos casos muy resonantes: la Corte los va dejando madurar, los va dejando decantar y después se pronuncia. Es muy difícil que lo haga con tanta velocidad como en este caso, y no hay otra lectura posible para los que tenemos participación diaria en la cuestión judicial que un mensaje directo al Ejecutivo.

-¿Le sorprendieron las declaraciones de Macri en la entrevista del domingo, en la que pidió sin vueltas que el juez sea destituido?

-Es que él tiene un perfil de ese tipo. En mi caso, lo dijo varias veces, y en varias ocasiones ordenó que me denunciaran penalmente ante el Consejo de la Magistratura, molesto por mis fallos. Lo hizo también con María Elena Liberatori, cuando en una conferencia de prensa le habló directamente al marido de la jueza y le dijo que la tenía que «poner en caja» por lo que ella hacía, lo que habla de una amenaza muy grave. Entonces no sorprende. El problema es que Ramos Padilla hoy tiene una causa muy seria, de mucha gravedad institucional, lo cual agrava las palabras del Presidente.

-¿Hay que acostumbrarse a ver fiscales, periodistas y políticos enredados con chantas como Marcelo D´Alessio y servicios de inteligencia de países extranjeros?

-Este es un fenómeno que ya viene instalándose en el contienente, no es algo exclusivo de nuestro país. A diferencia de Brasil y Ecuador, para citar dos ejemplos paradigmáticos, acá se pudo identificarlos dentro de un proceso judicial. Ramos Padilla es un emergente judicial que logra, a través de una causa, demostrar algo que ya ha sido explicado reiteradamente por los países centrales como «doctrina híbrida». Nosotros la veníamos padeciendo, pero hubo posibilidades de revelarla en términos judiciales. Eso es lo que está haciendo el juez y creo que se está enfrentando a un monstruo de varias cabezas y por eso es importante que lo dejen trabajar.

-Uno de los argumentos que utilizó el Gobierno para iniciarle un pedido de juicio político fue la exposición en el Congreso. ¿Está mal lo que hizo el juez?

-Al contrario. No sólo no amerita ningún juicio político, sino que se movió dentro de los mecanismos institucionales y hasta creo que es la forma que encontró de darle visibilidad a su investigación y generar mecanismos de protección. Si él no hacía eso, su investigación iba a quedar oculta. Yo hubiera hecho lo mismo.

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