«Villas Unidas va a contramano de la privatización del fútbol»

Con un planteo contrapuesto a la privatización de los clubes, Villas Unidas nació por impulso de 17 organizaciones populares de la Ciudad de Buenos Aires y se plantea objetivos altos a nivel deportivo y social. El Grito del Sur dialogó con Franco García Dellavalle, vicepresidente de la flamante institución.

Las instituciones deportivas más grandes del país cierran balances negativos por deudas contraídas con un dólar a 20 pesos y empiezan a mirar con buenos ojos la posibilidad de convertirse en Sociedades Anónimas. Los clubes de barrio se ven abrumados por tarifas de luz y gas -impagables por donde se las mire- y deciden presentar amparos judiciales para contrarrestar este efecto demoledor. Debido a la extendida crisis económica que golpea duramente las arcas de estas entidades heterogéneas, la idea de fundar un club podría sonar más que a descabellada en estos tiempos. Sin embargo, el trabajo acumulado de 17 organizaciones sociales y políticas en diferentes villas y barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires a lo largo de varios años posibilitó que, a mediados de 2018, tuvieran una reunión con la Escuela de Entrenadores que comanda César Luis Menotti, el técnico campeón del mundo en el Mundial de Fútbol 1978.

De aquel encuentro salió la posibilidad de poner en marcha el Club Villas Unidas, que nació con la pretensión de lograr que sus equipos de fútbol femenino y masculino lleguen a jugar algún día en Primera División y, además, busca convertirse en una entidad modelo que dé fuerte preponderancia al proceso formativo de sus integrantes bajo la lógica de aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de aquellos barrios. “La Escuela de Menotti jugó un rol importante en la conformación del club”, reconoce Franco García Dellavalle, quien integra el Movimiento Popular La Dignidad y además ocupa el cargo de vicepresidente de Villas Unidas. En una amena charla con El Grito del Sur, Dellavalle cuenta los detalles y las perspectivas de un proyecto deportivo que acaba de nacer por el impulso de una gran cantidad de organizaciones populares y que pretende instaurar una modalidad de gestión diferente en el fútbol, un ámbito marcado a fuego por las mafias, el individualismo y el negocio millonario.

Villas Unidas nace con una lógica distinta, precisamente cuando se empieza a plantear la conveniencia de transformar a los clubes en Sociedades Anónimas…

Esto es un poco lo que le pasa a las organizaciones sociales en un contexto de neoliberalismo extremo, donde llegamos a ir a contramano de todo. Y el planteo de Villas Unidas va un poco a contramano de la privatización del fútbol y de la constitución de los equipos de fútbol en Sociedades Anónimas. Nosotros creemos en la figura del club de barrio e incluso, cuando se trate de grandes instituciones, en la figura de asociación civil, fundación o mutual. Éstas son figuras mucho más genuinas para el vínculo con la sociedad, dado que las sociedades anónimas están mediadas muy específicamente por un interés de lucro. Nosotros hacemos todo esto porque creemos fervientemente que, en la construcción de una sociedad más justa, el dinero no puede ser lo único que movilice a las personas. Villas Unidas acaba de obtener su personería social -somos una asociación civil, como la mayoría de los clubes- y nos paramos para defender este tipo de organización del deporte.

Previo al lanzamiento de este nuevo proyecto, ¿cómo fueron tus diálogos con Menotti?

César estuvo presente en la presentación pública de Villas Unidas y de la Escuela, en una clínica conjunta que se hizo en la cancha de Excursionistas. Menotti dejó en claro que uno de los grandes problemas del fútbol profesional es que en el camino deja mucha gente y Villas Unidas está pensado para dar un espacio profesional de contención a aquellos pibes y pibas que realmente tienen el potencial de ser jugadores de Primera pero que en el proceso de formarse y educarse quedan descartados por la lógica del fútbol. Mirá lo que le pasa a muchísimos pibes, que están desde los 12 o 13 hasta los 17 años probándose y, cuando se dan cuenta que no tienen la capacidad necesaria o no alcanzan el lobby justo para colocarse en un club de Primera, terminan a los 18 años completamente afuera del sistema comercial del fútbol, sin estudios ni educación. César insiste en que nuestro club tiene que cubrir al pibe que no llega, que al fin y al cabo es la tarea que realizan las organizaciones sociales.

¿Cuáles son las perspectivas de Villas Unidas hacia delante?

Villas Unidas es un club de fútbol, pero va a abarcar la totalidad de los deportes que las organizaciones ya venían desarrollando. Nuestra irrupción generó mucho revuelo, hay mucha gente interesada en el tema: gente con buena leche y gente que ya ve el negocio y piensa en la cantera de jugadores que puede surgir. Una persona del mundo empresarial me decía que históricamente los potreros de las villas fueron el lugar donde se reclutó a los mejores jugadores, pero el potrero se perdió a partir de los niveles de violencia que tienen los barrios. Entonces me decían ¨ustedes van a recuperar el semillero perdido¨ porque la capacidad que tenemos para ingresar a esos lugares no la tiene ningún sector del empresariado. Queremos ser muy cuidadosos con todo eso porque no somos tipos que vengamos del negocio del fútbol en lo más mínimo.

García Dellavalle comenta que entre las necesidades más inmediatas del club destaca la construcción de un predio. «Estamos en negociaciones para ver dónde ubicarlo: gente del IVC nos hizo algunas propuestas para que se haga en las inmediaciones de La Matanza. También el intendente de Tres de Febrero está interesado en escuchar la propuesta. Estamos a la expectativa de que el lugar se materialice y, para ello, estamos hablando con todo el mundo. Por otro lado, tenemos el compromiso de AFA para integrarnos apenas se reúnan las condiciones. Estaríamos ingresando a la Primera C de fútbol femenino en octubre, si todo sale bien. Por eso estamos muy metidos en conseguir el predio para entrenar. A finales de marzo vamos a hacer el primer torneo de pre-selección de jugadoras para el equipo. Sabemos que los primeros cuatro o cinco años van a ser de mucho esfuerzo para montar una estructura como la que soñamos», agrega.

El ingreso al torneo de fútbol femenino de AFA se va a dar precisamente en un contexto donde cada vez más jugadoras reclaman por la profesionalización de la actividad. ¿Qué postura tienen en relación a este tema?

El 90% de las organizaciones que componen Villas Unidas tiene una definición de sí mismas como feministas y apoyan los reclamos del feminismo en Argentina y a nivel mundial. Villas Unidas va a hacer un esfuerzo muy grande por darle otro lugar al fútbol femenino en su estructura. De hecho, no es casualidad que iniciemos por ahí: es el lugar donde estamos poniendo el acento. Las discusiones que se están dando son absolutamente genuinas, hasta los organismos internacionales están exigiendo una mayor participación de las mujeres en el fútbol.

¿Resulta una tensión irreconciliable tener objetivos altos sin caer en la tentación de acceder a grandes sponsors e inversiones empresariales?

Villas Unidas no viene a plantear que todo está mal y que nada de lo que está hecho funciona. No negamos la realidad del fútbol. Específicamente, nosotros fundamos el club con el objetivo de integrar a la niñez y a la adolescencia en un camino de formación y vida digna. Todo lo demás es parte de lo que sucede en el fútbol, que nosotros lo entendemos y lo aceptamos, pero no queremos que nuestro proyecto se convierta meramente en comercial y mercantil. En ese sentido, una de las cosas que Menotti refiere permanentemente es que los grandes jugadores de fútbol salen de las villas -donde ellos se forman-, pero en esa carrera millonaria y casi excéntrica que les toca como forma de vida no hay una vuelta de aquello al barrio. Algunos se comprometen con su barrio por voluntad propia, pero muchos lo dejan como si fuera otro momento de su vida. Entonces el club tiene como objeto que parte de los derechos formativos de los jugadores y parte de los derechos de sus representantes legales vuelvan al barrio. Que esa renta que el jugador genera como ganancia, vuelva como inversión en obras públicas o deportivas al barrio donde nació.

¿Cuáles son los requisitos para ingresar a jugar en Villas Unidas? ¿Hay exclusiones en ese ámbito?

Es un club de los barrios populares. Las villas son una expresión muy clara de la Ciudad de Buenos Aires, pero el club va a tener una injerencia metropolitana. Hubo todo una discusión cuando lo formamos, porque los compañeros decían ¨hay que armar un club por villa¨. Eso es imposible jurídicamente y sería muy costoso en términos organizativos. Entonces lo que estamos haciendo es un club que funcione como el seleccionado de las villas por medio de un torneo metropolitano que vamos a empezar a organizar a final de año, cuando estemos más asentados dentro de la estructura de AFA. Ese torneo de pre-selección de jugadores, que pasarían a formar parte del Villas Unidas, se haría con inscripción desde los barrios populares y sin exclusiones. Participación libre, abierta y por equipos de los barrios. Esa va a ser la forma de mirar y convocar a los jugadores.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.