Por más pibas en los escenarios

Con 50 votos afirmativos y sólo uno negativo, se aprobó hoy en el Senado de la Nación la Ley de Cupo Femenino y Acceso de Artistas Mujeres a Eventos Musicales. La misma fue propuesta por el colectivo de Músicas Unidas e impulsada por el Instituto Nacional de Música.

En Argentina, la presencia de las mujeres en festivales y ciclos de música -ya sea solistas, bandas de mujeres o bandas mixtas- representa menos del 20%. Este número es uno de los más bajos de nuestra región. Cuando las Músicas Unidas relevaron estos datos y comenzaron a reunirse para revertir esta situación, una evidencia saltó a la luz: no faltan mujeres en la música, lo que falta es reconocimiento y acceso.

El objetivo no es solamente más músicas en los escenarios, en los backstage y en las productoras, sino también más músicas líderes, referentes, ganadoras de los grandes premios. La ley establece términos de cupo para los festivales y ciclos nacionales, poniendo como vara mínima el 30% de mujeres o bandas compuestas en un 30% o más por mujeres en la grilla de todos los festivales. Esto no está dirigido solamente al acceso de las músicas a los escenarios, sino también al acceso de las y los consumidores a música de mujeres, generalmente relegada a porcentajes muy bajos en todos los festivales del país.

La ley se presentó en octubre pasado, y fue entonces que la ex-vicepresidenta del INAMU, Celsa Mel Gowland, afirmó que “sólo una discriminación positiva puede lograr que no tardemos otros cien años para superar este desequilibrio”. Desde una perspectiva liberal se argumenta, generalmente, que en iguales condiciones de competencia no sería necesario establecer pisos ni techos de paridad. Sin embargo, la realidad de nuestra sociedad -y de todas- no ofrece iguales condiciones de raíz para mujeres y varones en ningún mercado ni disciplina artística: como explicó Gowland, hoy por hoy, “una mujer música tarda el doble en avanzar en su carrera musical respecto a un varón”. Esta desventaja no se debe a capacidades o características estereotípicas del género, sino a una discriminación patriarcal reproducida en todos los ámbitos de la vida social.

Sin embargo, hay cambios y avances: hace pocos días en los Premios Gardel, la creciente presencia y demanda de mujeres en los escenarios se hizo evidente: este año hubo un 250% más de postulaciones de mujeres en las categorías, y la ganadora del Oro fue Marilina Bertoldi, una mujer lesbiana de 30 años, después de 19 años de que fuera otorgado a varones. La última mujer que había ganado era Mercedes Sosa. Esto también demuestra una demanda por presencia y voces de femeneidades y disidencias a las que el sistema de políticas culturales no puede hacer oídos sordos.

El movimiento feminista en Argentina nunca deja de redoblar sus propias apuestas, y esta ley no es la excepción. Barbi Recanati, música y productora, opinó que “la ley consiguió instalar el debate y la incomodidad ante la falta de diversidad en los escenarios”. Y a esto, proyectando una pronta aprobación de la ley en la Cámara de Diputados, agregó: “va a ser muy importante que ese 30% de mujeres pelee por la inclusión de otras minorías como las personas trans, travestis, no binarias, de genero fluido, y cualquier persona que no se sienta identificada y protegida por la denominación de mujer u hombre”.

 

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Lucia Cholakian Herrera

Comunicación UBA // Periodismo Narrativo UNSAM+Anfibia. Escribe en Vice, Cosecha Roja y Nodal.am // En redes es @queendelqueso