De urnas, votos y pañuelos | ¿Abortar el partidismo?

Muchas cosas cambiaron de un año a esta parte, y aunque con el diario de ayer cualquiera es buen opinador, resulta fundamental revisar algunas situaciones para descifrar los mensajes entre líneas que atravesaron la conferencia de prensa de la presentación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

El 1° de marzo del 2018, en la apertura de sesiones legislativas, Mauricio Macri dio el visto bueno para que se tratase el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), dando lugar a una tensión que dejó a su bloque virtualmente partido al medio. El 13 de julio del mismo año, en un hecho histórico, se consiguió la media sanción para el proyecto de IVE gracias a la lucha social que desbordó las calles hasta llegar al recinto. El debate parlamentario -que tuvo un rating mayor que varios éxitos televisivos- permeó todo espacio posible: casas, medios masivos, trabajos, grupos de amigues y universidades, y reavivó la llama de una juventud que ya había emergido como actor político al calor del kirchnerismo, obteniendo el voto a los 16 años.

Cambiemos intentó sacar provecho del debate para mostrar su cara más progre con figuras como Daniel Lipovetzky, Silvia Lospennato, y radicales como Lorena Matzen, Josefina Mendoza y Karina Banfi. Sin embargo, un 61% de los diputados de la alianza oficialista votaron en contra de la ley (65 votos negativos frente a 42 positivos). Finalmente, el 8 de agosto, el Senado rechazó el proyecto.

Fotos: Julián Galán

A pesar de no haber propiciado la sanción de la ley durante su gobierno, Cristina Fernández de Kirchner -como integrante de la Cámara Alta- se pronunció a favor de la legalización y se lamentó públicamente por no haberla puesto en marcha durante su mandato. Apenas unos meses más tarde, en su discurso en el Foro Mundial del Pensamiento Crítico de Clacso, CFK llamó a construir un espacio amplio que tuviera lugar para pañuelos verdes y celestes. Sus declaraciones despertaron diferentes interpretaciones en los movimientos feministas, de la comprensión al revuelo y del desconcierto a la indignación, como si se tratara de algún tipo de escrito bíblico milenario.

Fotos: Julián Galán

Del lado cambiemita no imperó la coherencia. Primero, Mauricio Macri ordenó cerrar 10 ministerios, entre ellos el de Salud, degradado a Secretaría. Luego, en enero de este año, se conoció el caso de una niña jujeña de once años, a quien se le realizó una cesárea en vez del correspondiente procedimiento de ILE. Gerardo Morales, gobernador de Jujuy por la Unión Cívica Radical, aprovechó el hecho para reafirmar su postura en contra de la legalización y poner todas las trabas y dilaciones posibles en el caso. Adolfo Rubinstein, el devaluado secretario de Salud de la Nación, quien se pronunció de parte de los pañuelos verdes durante el debate público, prefirió no dar declaraciones al respecto.

Fotos: Julián Galán

Este 20 de marzo el gobierno nacional presentó un proyecto para modificar el Código Penal. El mismo no sólo no despenaliza el aborto sino que, entre otras cosas, penaliza a lxs profesionales que realicen los abortos y crea, en su artículo 95, una nueva figura penal que sanciona “con pena de uno a cuatro años de prisión a quien causare una lesión a una persona por nacer”.

Recientemente, Cristina anunció que su candidatura sería al cargo de vicepresidenta para dejar como cabeza de fórmula a Alberto Fernández. Alberto, quien por Twitter se había pronunciado a favor de la legalización del aborto, habló sobre el tema en una entrevista con Diego Iglesias: “No tenemos que darlo en este momento porque acabamos de darlo y está claro que en el Congreso tampoco tenemos todos los votos. Entonces, insistir es para seguir provocando lo que se provocó: una división en partes iguales y una derrota en el Congreso. Tenemos que hacer una campaña de mayor concientización y de mayor comprensión de la dimensión del conflicto”, explicó el candidato peronista.

La izquierda, ni lenta ni perezosa, no tardó mucho en utilizar nuevamente estas declaraciones para intentar develar un vínculo -nunca escondido- entre el peronismo y la Iglesia y aprovechar nuevamente para posicionarse como la única fuerza que se inscribe unánimemente a favor de la legalización de la interrupción del embarazo.

Fotos: Julián Galán

Mientras tanto, por el aumento inflacionario, el Misoprostol (analgésico para las úlceras gástricas utilizado también para realizar abortos medicamentosos), que en el año 2012 se conseguía a $330, hoy estaría alrededor de $5800. El dato es escandaloso: mientras en 2015 el salario mínimo alcanzaba para nueve cajas de esta droga, hoy sólo llega a dos. De hecho, según un informe del diario Tiempo Argentino, el incremento en el precio de los preservativos hizo que su venta bajara un 50% en lo que va del año.

A menos de un mes del cierre de listas, la posibilidad de que el proyecto entre en debate este año se ve lejana, pero -y teniendo en cuenta como dato no menor que serán las primeras elecciones donde se deberá hacer efectiva la paridad en las listas-, queda claro que la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo será un item fundamental a la hora de cristalizar las reivindicaciones de cada plataforma partidaria.

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