Cien familias, un desalojo y un empresario lumpen

Cien familias corren el riesgo de ser desalojadas de su hogar -una vieja fábrica abandonada en la que viven hace trece años- por un empresario ligado al negocio de los hoteles familiares. Una de las afectadas, Susana Ordoñez, cuenta cómo es la lucha para no quedar en la calle. 

Unas cien familias sin vivienda se organizaron hace trece años para rebuscársela juntos y no quedar en la calle. Ocuparon y transformaron en su hogar a la vieja fábrica textil SELSA, que había quebrado en la década de 1990 y estaba abandonada desde entonces. Ese mismo lugar es ahora pretendido por un empresario hotelero ligado al negocio de los subsidios habitacionales, después de haberla comprado en 2010 a un precio irrisorio. Con la complicidad del Gobierno porteño, pretende ahora desalojarlas.

Ubicado en Santa Cruz 140 (barrio de Parque Patricios), SELSA -más conocida como «El Toallero»- produjo durante algunas décadas sábanas y toallas, hasta que el menemismo terminó acabando con su suerte. Inmediatamente los edificios de los talleres fueron vendidos o rematados, pero la sede social quedó abandonada y, a partir del año 2002, empezó a ser ocupada y recuperada como vivienda por familias. En 2006 arribó el grueso de les habitantes al imponente edificio de cinco pisos, que cuenta con una terraza y una superficie total de unos 6500 metros cuadrados. En el año 2010, esta propiedad ingresó en una subasta, y las familias que vivían allí intentaron obtener un crédito para comprarlo, pero no lo lograron. Con todos sus habitantes dentro, el edificio fue comprado por $1.550.000 por Leonardo Ratuschny, quien inmediatamente inició un proceso judicial de desalojo. «Ratuschny tiene un historial de especulador inmobiliario. En su momento la compra fue muy poco clara porque él apareció como el único postor», cuenta a El Grito del Sur Susana Ordoñez, una de las afectadas que oficia como vocera de los vecinos y vecinas que residen allí.

A lo largo de estos trece años, las y los habitantes de «El Toallero» realizaron una infinidad de acciones para mejorar el lugar. Ésta es, sin lugar a dudas, una de las principales cartas de presentación que tienen para mostrar frente a la Justicia que busca dar el empujón final para echarlos de allí. Susana explica que «siempre nos hemos presentado como poseedores porque construimos en el lugar y lo pusimos en condiciones. Nunca ocupamos los espacios comunes, éstos se encuentran conservados. Solamente arreglamos la parte donde era habitable para levantar una vivienda. No había puertas, ventanas ni tampoco muchos elementos de herrería. Tuvimos que hacer todo eso para dejarlo en condiciones como está hoy». Por otra parte, la referente agrega que están al día con los servicios de luz, agua y gas. «También tenemos una cuota de expensas con una persona en la puerta que nos hace de portero y seguridad, como también gente de limpieza».

La fachada de «El Toallero», antes y ahora.
¿Quién es el empresario que quiere dejar a 100 familias en la calle?

Leonardo Ratuschny es un especulador inmobiliario ligado a la prestación de servicios de hotelería para el Gobierno de la Ciudad. De acuerdo con Susana Ordoñez, «él compró el edificio con nosotros adentro pensando en su futuro negocio para recibir un alquiler a cambio por parte de todas las familias. En la subasta él dijo que estaba dispuesto a traspasarnos la propiedad del edificio, pero después pasó a pedir primero 15 millones y después 31 millones de pesos, cuando él lo había comprado a 1 millón y medio. Era un negocio que no estaba a nuestro alcance. En el último tiempo dijo que nosotros podíamos pasar a ser socios inquilinos a través del GCBA». Precisamente, en relación a este último punto, una de las principales tajadas de este empresario se basa en la posesión de hoteles familiares donde recibe gente subsidiada en situación de calle. «Es decir, el Estado porteño le paga un subsidio a la familia en situación de calle y la familia con ese subsidio le paga a Ratuschny», cuentan a este medio desde la organización política Vamos, que acompaña a las familias afectadas. El implicado suele aparecer como demandante en múltiples juicios por desalojo, con lo cual no es la primera vez que implementa la estrategia económica de comprar edificios habitados por bajo costo para luego forzar el desalojo a través de la vía judicial.

«Éste es nuestro único techo, nuestro único lugar, nuestra única vivienda. Aquí hay varias mamás, vecinas y compañeras con su salud afectada, nos cuentan que están estresadas, que no duermen y están nerviosas pensando en que no tenemos otro lugar. Hoy la situación está muy difícil y los alquileres muy altos», señala Susana. Entre les habitantes de «El Toallero», se cuentan trabajadores y trabajadoras de la economía popular y cuentapropistas, cuyas ventas han sido afectadas en gran medida por la actual crisis económica.

Hasta el momento no existe fecha de desalojo, aunque los vecinos y las vecinas aseguran que se trata de algo inminente. Aproximadamente 400 personas pueden quedar en la calle, de las cuales 131 son menores de edad (90 son menores de 13 años, y 15 menores de 2 años). «En caso de ocurrir el desalojo, será uno de los más masivos y dramáticos de la historia reciente», advierten desde el Observatorio del Derecho a la Ciudad que conduce el abogado Jonatan Baldiviezo. En lo inmediato, los afectados y las afectadas realizarán este viernes a las 19hs un festival de solidaridad contra el desalojo, que contará con la presencia de organizaciones sociales y de legisladores porteños.

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