Especismo: ¿el último reducto del machismo?

Malena Blanco y Silvina Pezzetta son activistas en contra de toda explotación animal. En diálogo con El Grito del Sur, desmienten mitos sobre el veganismo y hablan del vínculo entre especismo y patriarcado.

El local de Voicot está en el segundo piso de la galería “El patio del Liceo”, un oasis de cultura under, tarot y ropa skater en pleno Barrio Norte. Todo lo que allí sucede, -exposiciones de arte, distribución de libros, venta de remeras, parches y pins- confluye en un tema en común: el rechazo contra toda explotación animal.

Malena Blanco es redactora publicitaria y una de las fundadoras de Voicot, el grupo que hace cinco años utiliza el arte, la publicidad y el diseño para difundir la lucha por los derechos de los animales. Silvina Pezzetta es abogada, investigadora del CONICET y  titular de la cátedra de Ética Animal en la Facultad de Derecho. Malena y Silvina se conocieron a través del activismo. Vienen de recorridos diversos, pero confluyen en un punto en común: entienden que lxs humanxs no son superiores a otras especies animales, por lo cual no deberían comerlos, investigar con ellos, ni utilizarlos como divertimento en nombre del folklore o las costumbres. También sostienen que la lucha por los derechos de los demás animales está intrínsecamente ligada a otras luchas: anticlasistas, antiracistas, antipatriarcales.

Conversatorio «Feminismo, antiespecismo y derechos humanos» en Mu La Vaca. Fotos: Media Corteza

Malena es vegetariana desde los 11, cuando vio el documental de Brigitte Bardot sobre el funcionamiento de los mataderos. Ahora va a estos sitios a recorrer, documentar e incluso hacer vigilias. Silvina fue vegetariana en su infancia, pero fue durante sus estudios en Estados Unidos cuando el discurso de otrxs activistas la incomodó de manera tal que no pudo mantenerse indiferente.

El veganismo, además de la explotación animal, contempla el daño ambiental que provoca el consumo de carne -80% de la soja que se planta en nuestro país sirve para alimentar cerdos en China- y los problemas de salud que puede generar la dieta carnívora: los animales de granja son los primeros consumidores de antibióticos por lo cual, al consumirlos, los humanos generamos resistencia bacteriana.  En diálogo con El Grito del Sur, Malena Blanco y Silvina Pezzetta desmienten mitos sobre el veganismo y hablan del vínculo entre especismo y patriarcado.

En muchos ámbitos de militancia política se toma el veganismo como una causa secundaria, que no es urgente. ¿Cómo se desarma esta cuestión?

Silvina: Antes, con el feminismo, hacían lo mismo. Hay dos estrategias: por un lado, mostrar la interseccionalidad de esta lucha, la inconsistencia de luchar contra otro tipo de explotaciones u opresiones y no contra la animal. Y el otro argumento es que solamente desde una mirada especista pueden no interesarte el sufrimiento de los demás animales. La capacidad de sufrir es lo que nos une a todxs, establecer diferencias por especie no tiene justificación alguna. Argumentar que está bien que un ser que puede sentir dolor sea sometido a una vida espantosa y una muerte dolorosa, sólo porque no pertenece a la especie humana es algo irracional. La barrera de la especie no es una barrera legítima.

Silvina Pezzetta

¿Se puede ser vegano y no ser activista?

Malena: Uno puede ser vegano y nada más, no consumís explotación animal pero no sos una persona que activa. Yo antes era vegetariana pero no era activista, pero cuando empezás a involucrarte te cuestionás todo. A mí, empezar a ser vegetariana a los once años no me costó, pero ya de grande, cuando me hablaron de veganismo dije: ‘¡Que locura! Qué extremo’. O sea, yo también estuve en ese lugar.

¿Por qué consideran que el veganismo no es una postura extrema?

Silvina: Ahora está aceptado el vegetarianismo pero no el veganismo porque resulta extremo, pero hay cosas para las cuales no hay punto medio. Así como no aceptamos ninguna violación, ninguna pedofilia, tampoco podemos aceptar un poquito de explotación animal. No podemos justificar lo que está mal, o pensar que tal vez ‘si los tratan bien’ o ‘si los matan sin dolor’ no pasa nada, cosa que, además, nunca ocurre. Hay que romper esa ceguera voluntaria; no es extremista, es una postura coherente.

Malena Blanco

¿Por qué la importancia de ser antiespecistas?

Silvina: En general, la primera experiencia que tenemos para pensar las relaciones con otras especies es a través de la relación con un animal doméstico. Lo que hay que tratar de hacer es demostrar que si ese animal es digno de respeto y preocupación no hay diferencia con el que se están comiendo. Esa inconsistencia interna es la que hay que explotar. La diferencia entre especies es cultural y nos conviene porque nos permite comer algo que nos parece práctico, rápido y rico pero nada más. Todas las maneras de pensar a los demás animales están atravesadas por esa distinción jerárquica, que es lo que hay que romper.

Malena: Hay millones de especies en el planeta, pero son sólo algunas las que nos comemos. Ninguno de los animales quieren morir, entonces ¿si te gustan los animales, por qué los comes? La respuesta es muy simple: lxs complicadxs somos nosotrxs. Lo que pasa es que las personas tratan de justificarse en vez de modificar sus acciones.

Hay un mito de que ser vegano es de elite. ¿Qué dirían al respecto?

Malena: El discurso económico es otro de los que usan para derribar el antiespecismo, pero la ciencia está de este lado, los datos están de este lado. Es mucho más económico comer legumbres, frutas, verduras, que carne. Igual, si no lo fuera, tampoco justifica matar a un ser que siente como unx si que podés vivir tranquilamente sin hacerlo.

Silvina: Es mucho más barato, aparte siempre cada clase económica tiene una dieta de acuerdo a sus ingresos, comer carne también depende de cuánto ganes.

De feminismo y veganismo

El veganismo y el feminismo pueden estudiarse como dos fenómenos relacionados. En 1990 Carol J. Adams publicó La política sexual de la carne, un libro que teoriza sobre la relación entre antiespecismo y el movimiento feminista. Adams utiliza el concepto de «referente ausente» para explicar por qué las personas empatizan con los animales domésticos y no con los de granja. El “referente ausente” significa que en nuestra conciencia los animales desaparecen de tres maneras: literalmente al ser asesinados, conceptualmente cuando disociamos lo que comemos del ser vivo del cual proviene y cuando no los nombramos (no hablamos de un pedazo de vaca triturada, sino de una hamburguesa). Según Adams, este concepto puede trasladarse a al cuerpo de las mujeres: “Se nos ve como un recurso disponible para el disfrute de los hombres heterosexuales, somos cosificadas de la misma forma que los animales, se nos utiliza para el sexo, para la reproducción”.

Sobre estos nexos, Malena y Silvina subrayan la importancia de la interseccionalidad en las luchas. “En los seminarios de la UBA trabajamos la idea de comer carne como una actividad masculina porque típicamente así fue”, explica la abogada. “Comer carne es el dominio masculino sobre la naturaleza, sobre los demás animales y sobre las mujeres también, que hemos sido históricamente consideradas como animales y los animales como cosas. Todos los argumentos que se utilizan para considerar inferiores a las mujeres son los que se dan para los demás animales”.

Silvina y Malena, junto con las activistas Violeta Alegre y Liliana Felipe en el conversatorio ‘Feminismo, antiespecismo y derechos humanos’. Fotos: Media Corteza
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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios