«De la calle se sale con otras, en red, en manada»

El segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle acaba de finalizar. No Tan Distintas, organización que trabaja con mujeres cis y trans en situación de calle, fue parte de la organización y habló con El Grito del Sur sobre cómo es estar en la calle desde una perspectiva feminista.

La tarde del sábado está a punto de estallar en llanto. Las nubes grises se agrupan y se dispersan elaborando una danza rítmica sobre el cielo. Los platones hondos de metal se llenan de guiso, una mezcla húmeda de arroz, papa, salsa, arvejas, carne y especias; el sabor es profundo y el calor envuelve los huesos chirriantes de humedad. Las pibas los tapan para llevarlos, lavan las manzanas, preparan las botellas de jugo perfectamente diluido -sin que queden rastros molestos de polvo azucarado-, llenan las cajas de cartón con alfajores ‘fulbito’ de coloridos envoltorios. Entre todas reparten planillas y lapiceras y se distribuyen según los barrios: Paternal, Floresta o Liniers en cuadrillas de a cuatro o cinco. Por último, se ponen las pecheras violetas. Son del mismo material que los barbijos odontológicos, una textura entre papel y plástico y se atan a los costados. En el frente las letras blancas rompen la monocromía que las identifican, las aúnan, las en(red)an: Censo Popular de Personas en Situación de Calle.

El Censo Popular de Personas en Situación de Calle es la respuesta de las organizaciones sociales ante la ineficacia del método estatal para relevar la cantidad de gente que no tiene hogar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El primero -realizado en 2017- dio un número cuatro veces mayor al del conteo oficial.

Fotos: Catalina Distefano

No tan distintas es una de las organizaciones que participó del Censo Popular de Personas en Situación de Calle. NTD surge de ‘Perdidos en Retiro’, un grupo de estudiantes de la UBA que se encargaba de ir a las ranchadas. De esos encuentros semanales, que comenzaron en el 2008, surge la idea de trabajar solo con mujeres cis y trans entendiendo que la situación de calle no repercute en sus cuerpos de la misma manera que en los de los varones. «En ese momento empezamos a visualizarnos como una organización feminista, que significa trabajar por la autonomía de esas mujeres en todas las dimensiones. Pasamos de la tradición más asistencialista a componer con las compañeras», explica Florencia Montes Paz, una de las voceras de la organización.

En 2015 NTD comenzó a co-gestionar junto con Proyecto 7 el Centro de Integración Frida del cual formó parte hasta fines del 2018. Con un cupo de 70 camas el Frida no sólo ofrece vivienda, baño y comida sino una contención, formación y afecto para mujeres cis y trans en situación de calle. Yanina Arellano y Florencia Montes Paz integrantes de No Tan Distintas, hablaron con este medio sobre el censo popular y cómo pensar la situación de calle desde una perspectiva feminista.

Fotos: Catalina Distefano

¿Cómo surge la idea del censo popular?

La obligación de censar está en el artículo 4 de la Ley de personas en situación de calle sancionada en 2010. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo hace pero con una metodología que no es idónea; no es un censo, es un conteo que utiliza un formato de domicilio fijo para personas en situación de calle. Lo que le venimos proponiendo es crear un soporte flexible que pueda dar cuenta de la itinerancia de las personas. Ante las negativas del gobierno de trabajar en conjunto, en 2017 las organizaciones decidimos hacer nuestro propio relevamiento con organismos de DDHH. El censo lo hacen militantes, voluntarios independientes y personas que estuvieron o están en situación de calle porque tienen un vínculo con los compañeros. Saben dónde se reúnen, dónde se esconden, si la persona está sufriendo violencia y no lo puede decir.

¿Cuál es la diferencia entre las violencias que sufren los varones y las mujeres que quedan en situación de calle?

La primera diferencia son los motivos porque quedan en la calle, en general en el caso de las mujeres es por violencia intrafamiliar o abusos. En caso de las compañeras trans es en el momento que eligieron transicionar. En la calle las violencias son similares a las que todas las mujeres y disidencias sufrimos en toda los estratos sociales, pero agravadas porque es un espacio público, lo que implica que ingresen más actores en el ejercicio de la violencia. No es solo que tu pareja te cague a palos, sino que si viene un policía te boludea porque sos mujer. Además, si está en situación de consumo y está muy dependiente de una sustancia te exponés a manipulaciones sexuales para conseguir más. Eso sucede con los cuerpos feminizados.

Fotos: Catalina Distefano

¿Cómo definirían ustedes la situación de calle?

Nosotras decimos que la situación de calle no es sólo ausencia de techo, es mucho más complejo. Lo más difícil es destituir esos discursos meritocráticos que te hacen pensar que vos sos responsable de la situación en la que estás. La situación de calle es la frustración del sueño americano, del ideal capitalista de que si vos te esforzás te van a pasar cosas buenas: la calle te demuestra que no, que aunque te esfuerces hay gente que queda al margen y eso tiene una función social que es disciplinar al resto de la sociedad sobre lo que no hay que hacer.

¿Cómo se hace para alentar a las pibas a que se inserten en el sistema si sabemos que justamente éste funciona gracias a la exclusión?

Nosotras trabajamos con la vida que queremos, no con la que podemos tener. Trabajamos desde la perspectiva del deseo, queremos que las compañeras se integren a la sociedad desde una postura crítica. La idea es pensar estrategias para que ellas tengan vidas mucho más deseantes sin estar expuestas a tanta vulnerabilidad. Hay que tomar estas herramientas que te da la calle -la rapidez, el arrebato, el pungueo- y  ponerlas a jugar a su favor.

¿Creen que la red de contención es lo que saca a las personas de la calle?

Sin duda. Nosotras decimos que la calle te deja sola aunque estés rodeada de personas y de la calle se sale con otras, en red, en manada. Las pibas salen cuando politizan su situación, cuando logran entender que es producida, que hay un sector al cual encarnan y rostrifican. Entender que no les pasa sólo a ellas lo hace mucho más aliviador. No es casual que para pensar estrategias de integración social nos sirvan los términos que utiliza el feminismo: la interseccionalidad, la transversalidad, la red de contención, las alianzas entre nosotras.

¿Cómo piensan desde NTD el acceso a la vivienda en la C.A.B.A?

Nosotras estamos disputando acceso a la vivienda para todes, no sólo para las compañeras. Estamos disputando el manejo de la economía de la ciudad, por eso hay tanto rechazo. Cuestionamos que toda la oferta de política social para las pibas está pensada en base a la familia heterosexual; por eso ahora estamos trabajando con el concepto de casa colectiva entre compañeras.

Fotos: Catalina Distefano

¿Cómo manejan ustedes como militantes el vínculo con las compañeras y la frustración de que algunas -incluso habiendo podido salir- vuelvan a la situación de calle ?

Lo bueno es que cuando trabajas con gente en situación de calle la frustración es parte de lo que hacés, es constitutivo y nuestra gran espalda es haber aprendido a lidiar con ella. Hay una frustración individual que es una mierda, que es cuando una compañera quiere avanzar y no puede o cuando está a punto de hacerlo y se boicotea. Pero hay una frustración colectiva que es la que nos potencia y la buscamos: frustrar los estereotipos, frustrar a las instituciones, a los dispositivos estatales, etc. Todo lo que pasa en situación de calle individualmente es una mierda, pero si te alias con otres todo eso puede ser reparador. Nosotras generamos vínculos afectivos con nuestras compañeras de los cuales no es tan fácil despegarse, hay personas que acompañamos hace 10 años y ya nos acompañan ellas a nosotras. Creemos que es así, que todo militante que quiera tramar con los sectores populares tiene que correr sus privilegios de clase y resignar sus espacios de ocio hegemónicos. Se vuelve muy difícil enunciarlo porque es muy fácil vivirlo.

Fotos: Catalina Distefano

¿Cual fue la diferencia de las mujeres cis y trans en situación de calle que vieron entre el primer y el segundo censo?

En el 2017 el resultado del censo dio que el 20% de las personas en situación de calle eran mujeres cis y el 1% personas trans. No sabemos cuánto va a dar este año, pero en general son más varones que mujeres. Esto sigue mostrando la configuración machista heteronormativa de la familia, es decir que en las crisis económicas los primeros en ser expulsados son los varones porque son los portadores del sustento económico y porque hay un supuesto de que tienen más tolerancia a la calle. Mientras tanto, las mujeres para no quedarse en la calle se mantienen en lugares totalmente hostiles tratando de sostener lo que queda de esa familia, a veces duplicando las tareas laborales y domésticas. Las mujeres no llegan a la situación de calle porque los hogares las retienen y si llegan, el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes les quita a sus hijos. En términos más generales, vemos que -cuando recrudece la crisis económica- la población en situación de calle recibe más violencia porque se convierte en el disyuntor de todas las frustraciones sociales.

Fotos: Catalina Distefano
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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios