La plurinacionalidad como cualidad del Estado

¿Qué le restaría al campo nacional y popular incorporar la agenda del Buen Vivir? El paradigma del Buen Vivir basado en el principio de la convivencialidad con lo diverso, coloca al campo popular en una situación ¿desvestajosa?

Desde hace unas semanas los equipos de campaña electoral estan percibiendo climas sociales, debatiendo, analizando, pergeniando aquello que puede sumar sectores “indesisos”.

El desafio de la nueva campaña electoral será si define que los contenidos sean pensados con y desde la heterogeneidad que conforman todos los sectores de la sociedad argentina o se define con un grupo de expertos en marketing electoral  que utilice técnicas de mercadeo para fagocitar lenguajes, construir slogans y segmentar bien. Lamentablemente, en materia electoral, todavia las ciencias sociales están al servicio de las zanahorias publicitarias.

El movimiento de pueblos originarios[1] en Argentina[2] es también heterogéneo y están quienes se declaran “neutrales” ante las definiciones político partidarias y hay quienes nos declaramos plurinacionales y populares.

Estamos en la ardua tarea de interpelar a la argentinidad en términos de qué queremos decir cuando planteamos la plurinacionalidad como cualidad del Estado, y qué retos nos exige la construcción de un nuevo Pacto Social Ciudadano para refundar el Estado.

Transición de colonial a plurinacional

No se trata de argumentar en términos de cantidad: de cuántos somos, del porcentaje que tiene en la demografía argentina los pueblos originarios para que valga la pena incoporarnos dentro de las propuestas electorales. Pocos, minorías, son argumentos para ningunear el derecho político a la ciudadanía y a la pertenencia a una nación[3]. De lo que se trata es:   ampliar derechos ciudadanos a partir del reconocimiento de la matriz lingüística y cultural negada desde la Campaña Roquista. El Pacto Roca-Runciman es un de los hechos político-histórico que marcó la colonialidad argentina. Es necesario nombrarlo como la madre de todas las dependencias. La más influyente hoy: la económica. La marca de los Roca, es la marca de un país que se pensó sin nosotros.

Un viejo amigo llamado Marshall (1980) sostiene que la ciudadanía se construye en un contexto histórico donde primero se adquirieren los derechos civiles, luego los políticos y finalmente los sociales. ¿Ciudadanos ante qué comunidad política somos?

A quienes les gusta mirar a Latinoamérica, Nicaragua es un ejemplo de que las autonomías regionales de los Misquitos funcionó y sigue funcionando. Bolivia también. En el viejo continente la experiencia vasca es un intento de autonomía que aun no se cristalizó, pero viene forjándose. La autonomía política no significa secesión, significa darse a sí mismo la forma de la organización política- territorial para luego amalgamarse en una unidad política mayor: el Estado.

La ciudadanía es entonces, un espacio de mediación entre los sujetos y el Estado, en el cual se desarrollan formas cooperativas o de alianzas para ejercer derechos.

En el caso de sociedades multiculturales o pluriétnicas la ciudadanía política para pueblos originarios tienen doble status. Son naciones portadoras de lengua propia, territorio y espiritualidad y pueden:

1) ejercer derechos colectivos específicos diferenciados como el autogobierno, la representación comunitaria, derechos lingüísticos, formas de producción, recolección y administración colectiva del territorio y los cuerpos de agua, derecho al buen morir, derecho a la poligamia, etc.

2) ejercer derechos universales como cualquier ciudadano/a argentino/a: derecho a la vivienda, educación, salud, al agua, a la alimentación sana, al trabajo, etc.

¿Qué le restaría al campo nacional y popular incorporar la agenda del Buen Vivir? El paradigma del Buen Vivir basado en el principio de la convivencialidad con lo diverso, coloca al campo popular en una situación ¿desvestajosa?

¿Qué le sumaría a la campaña de los Bullrich, los Peña Braun, las Vidal y al demacrado macrismo? Un indio sin dientes con una vincha llorando en la TV por un bolsón de comida. Ellos dándosela, es la foto perfecta. Es derecha explícita. Así lo hicieron en el 2015 y dió resultado. Pero… durante la gestión, la política indígena se diseñó en el escritorio del Ministerio de (in) Seguridad. El resultado, tiene nombre de muerto mapuche y disciplinamiento en el Noroeste Argentino de todo el movimiento indígena.

En el camino hay  una bifurcada y el desafío está dentro del campo nacional y popular. Superar los miedos a la diversidad cultural portadora de pensamiento político propio para repensarnos con todxs es ganar la campaña. Un nuevo pacto social. San Martin ganó la batalla con esa “nosotredad”: los todxs, los nadies.

Mirar el espejo histórico y político propio de cómo fue conformándose la  “argentinidad” y el “territorio argentino” es un buen gesto para decodifar qué camino tomar en la bifurcada.

[1] Se utiliza el concepto de pueblos originarios, en Argentina como concepto político para designar los pueblos pre existentes al Estado Argentino. Se utiliza el concepto Indígena, en el marco del derecho público internacional. Nacionalidades es el concepto político usado en Bolivia. En Canadá son Primeras Naciones.

[2]Argentina: constructo estatal monocultural y homogéneo, sin lengua propia, territorio propio, sin religión propia. La lengua y la religión fue importada. El territorio construído militarmente.

[3]Nación: una lengua, un territorio y una espiritualidad.

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