Sombras nada más

En el bunker de Costa Salguero, Juntos por el Cambio recibió como una cachetada los resultados de las PASO. Luego de una jornada de tensión in crescendo que sólo se apagó con sanguchitos, Mauricio Macri reconoció que fue "una mala elección".

Entrar al bunker del PRO siendo periodista popular resulta lo más parecido a ser espía ruso en la Segunda Guerra Mundial. El cuartel general del oficialismo está ubicado en el predio de Costa Salguero, al límite norte de la Ciudad de Buenos Aires, donde perdieron la vida cinco adolescentes durante la fiesta electrónica Time Warp.

El galpón Pro es enorme. Las vigas metálicas forman telarañas, el techo de chapa, los paneles de durlock negro improvisando ambientes. Las mesas acéticas para la prensa se suceden en dos filas. Al costado derecho una salita de conferencias con sillas de plástico duro, al final un espacio vallado donde invitados, familiares y militantes esperarán el discurso del Presidente alrededor de las diez y media de la noche.

Durante la jornada la música varía entre grandes éxitos del reggaeton, Juanes y Tini Stoessel. Los mozos traen bandejas llenas, dulce y salado, las harinas no falta nunca, el café menos. Del otro lado del vallado, los recién llegados charlan entre sí. Todo está decorado con banners que repiten la frase ‘Juntos por el Cambio’ y llevan estampados los colores representativos de esta alianza política. A simple vista, la sensación es que si Cambiemos no llega con la mejor perspectiva a las elecciones -luego de varios derrotas electorales provinciales y gran parte de las encuestas en su contra-, hay que disimularlo con colores saturados y sanguchitos.

A las seis y cuarto de la tarde cerraron los comicios. Desde la sede central del Correo Argentino el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, dice frases acartonadas y políticamente correctas. En el bunker resuenan sus palabras proyectadas en pantalla gigante: que fue una jornada esencial para la democracia, que es una elección especial porque 20 provincias eligen autoridades a nivel nacional y 4 además a nivel provincial -lo que significa que en estas provincias será más lento el escrutinio-, que según lo decidido por la Justicia sólo se podrán difundir los resultados cuando esté escrutado el 10% de los votos de Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe.

Los periodistas googlean, registran datos y comentan entre sí. La tensión se baja con jarras de Coca-Cola y música estruendosa de Daddy Yankee.

A las siete y diez de la tarde, Marcos Peña encabeza la primera ronda de conferencias de prensa. Está acompañado por el ministro de Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli, y el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai.

Además de utilizar en repetidas ocasiones el término populismo autoritario, durante la charla que duró menos de 15 minutos, Peña afirmó que coincidía con Macri en que al cabo de esta elección se definirían los próximos 30 años del país. «Es una elección donde la Argentina tiene que decidir si sigue en un camino de transformación, de profundización de la democracia, de integración al mundo o vuelve a ese modelo populista autoritario que ha fracasado en todos los lugares donde se ha implementado».

Peña recalcó que tanto en 2015 como en 2017 Cambiemos había crecido en las votaciones generales respecto a las PASO, un argumento que se mantuvo firme en el discurso de todos los dirigentes oficialistas. «En 2015, entre las PASO y la primera vuelta el tercer espacio que lideraba Sergio Massa sacó más o menos el mismo porcentaje. La diferencia vino de gente que no fue a votar, por lo cual creemos que hay un gran porcentaje de gente que aún no ha ido a votar y que de acá a octubre pueden ser convocados”,  declaró el jefe de Gabinete, quien le quitó importancia a las bocas de urna, clasificándolas de truchas.

Respecto a la denuncia del Frente de Todos sobre el recuento de votos realizado por la empresa Smartmatic -cuestionada por su dudoso desempeño en otros países-, Peña respondió:  “Nosotros estamos haciendo lo contrario a lo que están haciendo ellos: ser más transparentes, más rápidos para que nadie tenga que esperar hasta las 5 de la mañana. El trabajo de la Comisión Nacional Electoral ha sido muy profesional. Éstas van a ser las elecciones más transparentes en ese sentido de la historia”. Asimismo, Marcos Peña no descartó la posibilidad de alguna alianza post-Paso con los sectores que quedaron por fuera de la grieta. «Tenemos claro que otros referentes defienden valores republicanos, democráticos y la reinserción de Argentina al mundo», deslizó en un claro guiño hacia Roberto Lavagna, quien encabeza Consenso Federal.

La atmósfera cauta y ansiosa del bunker no parece condescender a la algarabía de los eventos de Cambiemos, caracterizados por la alegría, los globos amarillos y las canciones de Queen interpretadas por el Presidente. En el año 2012 Poxyclub -una banda de parodias musicales- lanzó el pegadizo tema ‘fiesta en el bunker de Macri’. Siete años después todo indica la reversión de este tema en tono de balada nostálgica.

Diez minutos antes de las nueve de la noche, hora en la que estaban estipulados los primeros resultados oficiales, Martín “Guga” Lousteau se acercó a responder las dudas de la prensa. Con un discurso más cauto que Peña, el candidato a senador porteño -que terminó integrándose a Juntos por el Cambio a pesar de la postura crítica que sostuvo durante años- apuntó a la parcialidad del resultado de esta primera vuelta. “Sabemos que es una primera etapa y que luego la ciudadanía, con los resultados puestos, vuelve a repensar”. Por su parte, los demás candidatos de la Ciudad de Buenos Aires sonrieron y asintieron casi sin tomar la palabra: entre ellos, se podía observar a la abanderada de los pañuelos verdes en el Pro, Silvia Lospennato.

A pesar de la insistencia de los periodistas, Lousteau se negó a dar alguna certeza clara sobre un posible aumento del dólar .“Fuentes muy cercanas al Gobierno nos han manifestado que más de 4 puntos por debajo de Fernández sería peligroso para los mercados respecto al precio del dólar y al desmanejo de la inflación hasta las elecciones generales”, dijo la periodista de Canal 12 de Córdoba.

“Los mercados se van a tomar el tiempo de analizar no sólo la cifra, sino un montón de otros condimentos -por ejemplo como es el proceso entre las Paso y las generales- y dependiendo cómo lean ese resultado, harán caso a lo que dicen uno u otro candidato”, evadió con sutileza el ex embajador de Argentina en los Estados Unidos.

Media hora después será el momento de estrenar el escenario. Para eso hizo su entrada el único candidato oficialista que descansa cómodo en una mayoría electoral. Con un discurso casi evangélico, Horacio Rodríguez Larreta se dirigió al público militante que en todo momento respondió al grito de ‘sí se puede’. Además de apelar a la sensibilidad, Larreta optó por un discurso personalista -en la tónica del Cambiemos- donde volvió a referirse a la población porteña como un equipo de 3 millones de vecinos.

«Me emociona mucho ver que en las urnas se ratifica lo que todos los días veo en la Ciudad: que el esfuerzo vale la pena, que juntos estamos haciendo la mayor transformación en la historia». También recordó las medidas de su gestión: entre ellas, el Paseo del Bajo y la Secundaria del Futuro. Larreta invitó al escenario al vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, quien cual estrella de indie entró entre aplausos y ovaciones. Luego subirían Martín Lousteau, Maxi Ferraro y Guadalupe Tagliaferri entre otros.

«Hoy en la Ciudad de Buenos Aires ratificamos que queremos mirar al futuro y no volver para atrás», continuó Larreta. «A los que no nos votaron quiero que nos encontremos y me digan qué más podemos hacer en la Ciudad», repuso aferrado con un 46% al bastión de la ciudad más rica del país.

A las diez de la noche la tensión se vuelve inmanejable. La televisión dice entre 15 y 17 puntos de diferencia, los chats arden, los periodistas escriben a ritmo esquizofrénico, la gente parece irritable. Se rumorea que la tardanza es debido a fallas en el sistema, otros dicen que esperan a que se acorten las diferencias numéricas. Las empanadas empiezan a circular en el galpón de Costa Salguero.

Ya sin posibilidad alguna de dilatar la espera, Mauricio Macri se hace presente en el escenario a las diez y cuarto de la noche. Los gestos abatidos se suman a las palabras. Como duraznos maduros las sentencias caen, claras, pesadas. «Hemos tenido una mala elección y eso nos obliga desde el día de mañana a redoblar los esfuerzos para que en octubre consigamos el apoyo que se necesita para continuar con el cambio», aseguró.

«La argentina aislada del mundo no tiene futuro, necesitamos que la gente entienda para que pueda confiar”, dirá Macri durante la ronda de prensa.

Además el ingeniero xeneise llamaría a la fuerzas opositoras a demostrar que la Argentina es un lugar donde se puede apostar: “la incertidumbre política nos hace daño y eso no cambia con un mala elección; al contrario pone más sobre el tapete que todos tenemos que ser responsables para explicar cómo queremos sacar el país adelante porque insisto que la Argentina aislada del mundo no tiene ningún destino”. Durante su discurso Macri dejó en claro que, si durante los tres años y medio de gobierno descansó en la polarización y confió en el voto bronca, durante los próximos cuatro meses pondrían la artillería pesada en dudar de la gobernabilidad de quienes se imponen en las urnas inaugurando algo así como argumento de la pesada herencia retroactivo. “La Argentina que soñamos está en el futuro, no en el pasado, y aquellos que han tenido tan buenos resultados ojalá giren a tener un discurso más responsable donde reconozcan errores del pasado y planteen que también se quiere ir al futuro, no reivindicar las banderas del pasado que nos hicieron tanto daño”.

“Me duele en el alma que tantos argentinos crean que hay una alternativa volviendo al pasado, porque no la hay. Yo creo que lo que cabe acá es que aquellos que han tenido tanto respaldo expliquen una alternativa de futuro que ayude a que la elección en octubre se desarrolle en un clima positivo para los argentinos», argumentó el Presidente.

Frente a la duda sobre como serían los próximos cuatro meses de gestión, Macri afirmó: «Nosotros vamos a seguir haciendo lo que hicimos desde el primer día: cuidando en que todo lo que está nuestro alcance y con todas las limitaciones a los argentinos”. Al igual que Peña, Macri apostó a dialogar con otras fuerzas que, “sin volver al pasado», «votaron una alternativa al Gobierno”.

“A nosotros nos juzgará en el tiempo la historia», respondió Macri cuando uno de los periodistas le recordó sus declaraciones iniciales en el 2015 sobre su deseo que lo juzguen dependiendo del nivel de pobreza. En ese interín aseguró que nadie esperaba estos resultados.

«La realidad es que cada uno hace lo que puede y yo hice lo mejor que podía», afirmó antes de volver a utilizar analogías a la naturaleza -en este caso sobre cruzar el río- para hablar de la política nacional. «Desde abril del año pasado había transitado el peor momento de mi vida porque vivo las cosas con demasiada responsabilidad», explicó con gesto abatido el primer mandatario, en una mesa donde estuvo acompañado por María Eugenia Vidal quien se llevó el 32,5% de los votos de la provincia de Buenos Aires frente al 49,3% de Axel Kicillof.

La perla de la jornada fue, sin lugar a dudas, la incursión sorpresiva de Lilita Carrió en el escenario, un poco antes de comenzar la conferencia de prensa presidencial. En tono de arenga la diputada buscó historizar las tendencias electorales y afirmó: “No es mala la adversidad para Cambiemos porque nos quita la soberbia. Mirenme a mi, espléndida, vieja, con 63 años, no es mala la adversidad, lo que es malo es sentirse deprimido en ella”. Luego la dirigente radical citó a los gritos la historia bíblica del pueblo de Israel: “El camino a la libertad nunca es fácil y la mayoría se siente más cómodo con los autoritarios y los faraones, eso le pasó al pueblo de Israel cuando en medio del camino quería volver a Egipto. No vamos a volver a Egipto, vamos a ir a la Argentina de la democracia”.

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
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