Transformar el aparato de producción en función del pueblo

El Grito del Sur fue invitado a participar de las jornadas denominadas "Futuro Cooperativo: Experiencias situadas de la gestión territorial", organizadas por la Municipalidad de San Martín. Compartimos nuestra intervención sobre el rol de los medios cooperativos en tiempos de crisis.

Quiero empezar aclarando que para nosotres estar en este lugar es particular. Quienes conformamos El Grito del Sur llegamos al cooperativismo de otra manera a la que les tocó transitar a les compañeres que tuvieron que organizarse ante la total deriva del sistema. Si bien el sector de la comunicación no es el más ordenado -y ha sido claramente desvencijado durante estos cuatro años-, nosotres hemos elegido el cooperativismo como una opción entre muchas. Así, novates como llegamos, fuimos aprendiendo lo que era organizarse en total horizontalidad, sometiendo a discusión cada una de las decisiones, marcando los errores y compartiendo los aciertos, porque todo logro es para nosotres colectivo. A través de nuestra experiencia nos dimos cuenta que en una cooperativa nadie se salva solo y, sin lugar a dudas, el individualismo es un privilegio de clase. Durante estos tres años y medio de hambruna, pensar solamente en une misme no fue una opción. No fue una opción pensar en la propia suerte cuando la comida de la noche está librada al azar. No fue posible pensar solamente en une misme, cuando en los barrios quien apenas tiene un poco más abre la casa para diluir la leche y así engañarle la panza a algunes pibes más.

Fotos: Carolina Otero

Si los movimientos sociales y los feminismos fueron los actores emergentes durante el régimen meritocrático y neoliberal que impuso este gobierno, fue por su lógica de conjunto. Porque privilegiaron una sensibilidad micropolítica que afectó los cuerpos y se basó en la empatía. Porque pudieron vibrar con les otres, encontrarse en la diferencia, compartir desde un pedazo de pan hasta una causa -utópica- como puede ser la caída del patriarcado o la justicia social.

Personalmente me gusta pensar la lógica del cooperativismo en los mismos términos que el feminismo, ya que no sólo son dos cosas que nos han salvado la vida a muches -me incluyo- sino porque se basan en la horizontalidad, en la politicidad de lo cotidiano y en una ética de discusión constante.

Fotos: Carolina Otero

Desde El Grito del Sur -y ahora vuelvo a lo que me trajo hasta acá- nos obligamos a estar cerca de los movimientos sociales para aprender de ellos porque también sabemos que estos tres años y medio de desierto neoliberal no hubieran sido posibles sin el relato sádico de los medios de comunicación hegemónicos. Hace algunos días, el diario Clarín tituló Asistencialismo y política. Los aliados del kirchnerismo concentran el 90% de los planes que les reparten a los piqueteros”. Sin embargo, el miércoles se aprobó la Ley de Emergencia Alimentaria debido a que hay más de un 30% de pobreza en nuestro país, miles de chicos y chicas malnutridos y cientos de comedores que no dan abasto.

Por eso nos propusimos hacer lo que mejor sabíamos, que es básicamente contar cosas, pero también escuchar, amplificar relatos, subir el volumen de palabras que muchas veces pasan a ser murmullos postergados entre las canciones disonantes de los actos de campaña. Como medio cooperativo hablamos de lo que significaban para nosotres los movimientos sociales: usinas de pensamiento compartido, trincheras de lucha, abrazos entre pibas y pibes, guarderías ganadas, estrategias colectivas y redes que aprendieron a ser fuertes para contener a quienes caían en la pobreza. Durante estos tres años y medio empuñamos el único arma que teníamos que es -también- lo que nos hace humanos: el lenguaje. Con más o menos estilo, con más o menos tiempo y con más o menos calidad pateamos la calle junto a los compañeros y compañeras que se movilizaron incansablemente, y esto fue fundamental, porque nadie nos iba a negar lo sucedido. Nosotres mismos vimos que cada una de las pocas medidas que se le consiguieron arrancar a este dietético régimen oligarca fueron fruto del esfuerzo, que por cada una de escuetas ayudas del gobierno había cientos de personas atrás pensando otras formas de generar vidas más dignas que no dependan de una estructura que sólo beneficia a quienes más tienen y a quienes más se encargaron de engrosar su capital. Estar en las calles fue fundamental, porque donde Clarín ve “planeros” y “asistencialismos” nosotres vimos sonrisas cotidianas, trompetas, pibes con tatuajes, historias de trabajo arduo y lucha.

Fotos: Carolina Otero

El día de la movilización por los contenedores automáticos que Horacio Rodríguez Larreta quería poner en Avenida Corrientes, me tocó cubrir a mi. En el medio de la marcha y después del gas pimienta que rocío la policía, se me acercó espontáneamente una señora a contarme su historia. Era parte de una cooperativa de cartoneros y llevaba años laburando de noche con su carro, pero había logrado que su hija sea universitaria y se le inflaba el pecho contándoselo a una desconocida. Era ese gesto de orgullo lo que la emparentaba con cualquier otro padre y madre, incluso los míos. Era la alegría, aquella que -aunque intentaron con uñas y dientes- no pudieron arrancarnos, la que nos volvió cercanas en esas cuadras que caminamos a la par.

Mirarnos a los ojos fue primordial, porque donde Stanley ve “extorsión de los movimientos sociales al gobierno” , nosotres vemos trabajadores organizados exigiendo tener una vida digna.

En su hermoso texto “El autor como productor”, Walter Benjamin cita a Bertolt Brecht en su concepto de refuncionalización. Este se basa en exigirle al intelectual no abastecer al aparato de producción sin transformarlo al mismo tiempo, en la medida de lo posible, en el sentido del socialismo, yo diría en el sentido del pueblo. Entendemos que nuestra función es visibilizar las luchas y ponernos en función de les más necesitados.

Fotos Carolina Otero

Creemos en un futuro mejor, cercano y probable, queremos estar ahí para contarlo. No creemos en la grieta ni en la polarización de odios, sino en una multiplicidad de relatos. No queremos hegemonías, queremos discusión. No queremos venganza, queremos una sociedad más igualitaria. Queremos -como ustedes- trabajar, seguir trabajando y para eso es fundamental e impostergable el apoyo y difusión de los medios de comunicación populares y autogestivos.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios