En Filo el centro tiene cara de mujer

Después de seis años de hegemonía del trotskismo, el frente kirchnerista ganó las elecciones en la Facultad de Filosofía y Letras. En diálogo con este medio, las tres nuevas presidentas hablan de cómo hacer política feminista en las aulas y en las calles.

Luego de seis años de hegemonía trotskista, el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (CEFyL) de la UBA pasará a ser conducido por un frente kirchnerista. El Colectivo de Filo, que nuclea a las organizaciones La Mella, La Cámpora, Nuevo Encuentro y Protagonistas, se quedó con el CEFyL luego de ganar las últimas elecciones con un 41,36 por ciento de los votos.

Desde la nueva conducción, El Colectivo se propone repensar el espacio de participación de les estudiantes en un año donde el macrismo terminó de desordenarle la vida a les ciudadanes y absorber el pequeño excedente económico con el que aún contaba la clase media.

En Puán, la victoria no sólo tiene que ver con la unidad de las organizaciones del campo popular -haciéndose eco del panorama nacional-, sino con que la propuesta estuvo liderada por tres mujeres. De esta forma, El Colectivo logró reflejar la importancia que tomaron los feminismos en la política durante los últimos años, marcando agenda y cuestionando las lógicas hegemónicas.

“A nosotras no nos da igual que los cargos sean ocupados por mujeres que por varones, creemos que las mujeres ocupando lugares de poder van sentando precedente y hace que hoy hayamos llegado hasta acá”, coinciden las presidentas.

Catalina Kaplan es un torbellino de 21 años y un metro cincuenta. De familia troskista, siempre le interesó la política y empezó a militar a los 13 años en una agrupación de izquierda independiente en el colegio Carlos Pellegrini. Pero fue en el 2015, con el panorama del ballotage, cuando decidió alejarse ya que no estaba dispuesta a militar el voto en blanco. A partir de allí y con la intención de  hacer un salto fuera de lo estudiantil, comenzaría a militar en lo que ahora se conoce como Nueva Mayoría, dentro del Frente Patria Grande, que en la Facultad de Filosofía y Letras -donde Cata estudia Geografía- es La Mella.

Catalina Kaplan (21). Foto: Catalina Distefano

Camila Larrigaudiere, «Larri» para les amigues, tiene 23 años y estudia la carrera de Antropología y el profesorado de primaria a la vez. Al igual que Cata, estudió en el Pellegrini y en cuarto año empezó a militar en la agrupación “16 de Septiembre”. Siempre se consideró kirchnerista y explica que, además de las concordancias ideológicas, lo que la identifica con Nuevo Encuentro es la importancia que esta organización le da al feminismo.

Camila Larrigaudiere (23). Foto: Catalina Distefano

Lola Moletta es la única que no es porteña. Nacida en Neuquén, comenzó la carrera de Historia en la Universidad del COMAHUE mientras militaba en la agrupación «La Jauretche. Corriente peronista”. Viene de familia peronista setentista y, cuando en 2016 vino a Buenos Aires a seguir su carrera, sabía que era La Cámpora el espacio donde tenía que estar.

Lola Moletta (25). Foto: Catalina Distefano

En diálogo con El Grito del Sur, las tres nuevas presidentas del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras hablan sobre feminismo, el movimiento estudiantil y la avanzada de la Franja Morada en los centros de estudiantes de la UBA.

Fotos: Catalina Distefano

¿ Cómo es construir política desde las bases siendo mujer?

Camila: Ser mujer en la política es super incómodo, ahora mucho menos por suerte. En lo personal a mi me cuesta un montón la exposición y creo que eso tiene que ver también con ser mujer. Nos enseñaron a no ocupar lugares de poder o sentirnos examinadas por estar ahí. Se puede subir un varón a decir cualquier cosa en la asamblea y después te subís vos y decís exactamente lo mismo y te van a apuntar con ochocientos dedos. Por suerte, las que estamos dando la discusión y las que nos precedieron vamos a dejarle una política mucho mejor a las que vienen. Que nosotras lleguemos a ser tres presidentas mujeres, es fruto del feminismo y un reflejo de venir haciéndonos espacios en la política a codazos.

Cata: No solamente se nos juzga el triple que a un varón, sino que nosotras para hacer política necesitamos la aprobación de ese varón. Nosotras, aparte de pensar la política, somos las que nos encargamos de hacerle un seguimiento a los compañeros, la logística, el cuidado del día a día de las agrupaciones. Si bien luchamos por compartir estas tareas con nuestros compañeros, desde hace unos años se nos está dando un reconocimiento mucho mayor que antes. Algo que me interesa a mi particularmente es cómo nos terminan ubicando en el personaje de ‘la mala’. Las pibas, para hacernos un lugar en la política, tenemos que impostar una seriedad excesiva, es decir, terminamos tomando dinámicas patriarcales para poder reafirmar el lugar de poder que ya tenemos ganado.

Lola: Históricamente, las mujeres argentinas en la política fueron bombardeadas por su condición de mujeres. Si a las que fueron figuras públicas les fue difícil, para nosotras que somos militantes de base es el doble de trabajo. Si bien haber tenido una presidenta mujer nos abrió muchas puertas, sigue estando esta idea de que una mujer tiene que estar doblemente capacitada que el mejor de los varones para ocupar un cargo de poder.

Fotos: Catalina Distefano

¿Qué ausencias ven en las anteriores gestiones del CEFyL?

Nosotras planteamos en estas elecciones que en el peor año del macrismo teníamos un centro de estudiantes que no estaba haciendo nada. En una facultad donde constantemente se hace política, nos parece que había una responsabilidad en el centro de estudiantes al no estar convocando a instancias de debate, a contramano de la importancia que está teniendo la juventud dentro de la política. Es algo que no venía sucediendo, veníamos teniendo asambleas en donde sólo participaban las organizaciones políticas y para nosotras eso es un problema.

Además vemos un retraso respecto a lo que venimos hablando del feminismo. Si bien el centro de estudiantes anterior tuvo instancias de organización y movilizó en las vigilias por el aborto legal, no ha sido un punto fundamental de discusión en estos seis años. Hay muchísima tela para cortar, estamos en una facultad que tiene un Instituto de Género, una Diplomatura en Educación Sexual Integral y el CEFyL tiene que poder canalizar eso.

Fotos: Catalina Distefano

¿Qué se plantean hacer a futuro como conducción?

Cata: Tenemos una tarea muy compleja que es, en un contexto donde el neoliberalismo te invita a salvarte vos mismo, volver a generar espacios de participación para que los pibes y las pibas de esta facultad encuentren en su centro de estudiantes una herramienta para organizarse. Después hay reivindicaciones que vienen de hace años como un comedor universitario, un nuevo edificio para tener más franjas horarias y poder cursar mejor.

Lola: Queremos reformar los planes de estudios de manera democrática y organizándonos en asamblea. Hoy tenemos carreras que carecen de perspectiva de género, con planes de estudio del ’83. En Historia particularmente, les compañeres se reciben y sus títulos valen menos que un profesorado porque tienen menos materias pedagógicas. Estas y otras discusiones hay que impulsarlas. Si después de egresar tu título está devaluado, es algo que tenemos que cambiar y hay que debatirlo y organizarlo junto a todes les estudiantes.

Cami: Queremos garantizar el ingreso, la permanencia y el egreso de todes les estudiantes de esta facultad, para que ir a la UBA deje de ser un lugar de privilegio. El centro de estudiantes tiene que ser una herramienta gremial de los estudiantes y un espacio de conquistas concretas para que ningún pibe y ninguna piba se quede afuera de las aulas. Además, desde El Colectivo venimos impulsando la necesidad de tener materias de Educación Sexual Integral no solo en nuestras carreras sino como futuros docentes, ya que muchos de los títulos que dan en esta facultad tienen salida laboral como profesores.

Fotos: Catalina Distefano

¿Creen que el trotskismo ya no representa a la juventud?

Cata: Yo no creo que el trotskismo haya dejado de representar. Creo que hoy en día la gente no se suma a militar tanto por la identidad ideológica sino porque quieren activar en algún lado para cambiar la realidad. Hubo un cambio generacional, hoy en día hay muchos pibes que depositan su esperanza en el kirchnerismo, más después de cuatro años de macrismo.

Cami: Hay una juventud que creció al calor del kirchnerismo con la política en boca de todes, que volvió a confiar en ella como una herramienta para cambiar el país y eso hizo que el escenario se corra un poco. Igual es verdad que esta facultad está a la izquierda de toda la UBA y creo que eso es un valor porque podemos dar otras discusiones.

Lola: Está claro que es una facultad completamente antimacrista y antineoliberal, también es por las carreras que estudiamos, que nos llevan a tener un espíritu bastante crítico. Creo que la característica de nuestras organizaciones es creer en la política como herramienta para transformar la realidad y no solamente como un espacio para sumarte a criticar y que se caiga el sistema.

Fotos: Catalina Distefano

¿Cómo ven el avance de la Franja Morada en las últimas elecciones de la UBA?

Cata: Yo creo que en parte se explica porque después de las PASO hay una sensación generalizada de que estamos en el limbo y que estamos esperando a octubre para que sea definitiva la derrota de Macri. Frente a eso, la gente privilegió continuar con sus cursadas tranquilas. Yo creo que no pudimos darnos esas lecturas, a pesar de que teníamos muchas gestiones buenas que ofrecer en distintas facultades. De cara al año que viene, el conjunto de las organizaciones populares nos tenemos que juntar a discutir qué pasa con el movimiento estudiantil y qué vamos a hacer para, sin conducir la FUBA, poner de pie la universidad pública.

Cami: Ninguna de las expresiones ganó con la cara de Macri ni aceptando que son parte de Cambiemos, ni siquiera con el logo de la Franja Morada. Yo creo que el discurso de los ocho centros ganados por la Franja Morada es un discurso que viene moviendo Cambiemos entendiendo que están perdiendo en el país y que están utilizando la UBA como un bastión para no perder todo el poder. Alimentar ese monstruo es darles el pie a ellos. Yo creo que eso no es cierto, esta universidad puede ser popular aunque nos lleve mucho tiempo y mucho esfuerzo, queremos dejar de regalarle esta universidad a la derecha.

Lola: Creo que al ser la Ciudad de Buenos Aires un bastión históricamente antiperonista eso se refleja en la Universidad de Buenos Aires, que es una universidad muy compleja, con entramados históricos muy fuertes, y con pactos a nivel nacional.  Pero quiero recalcar que el campo popular viene creciendo muchísimo en estos últimos años, venimos dando pelea y somos nosotros el enemigo del macrismo.

Fotos: Catalina Distefano
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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios