Cabildos abiertos por una nueva Constitución

El proceso de masivas movilizaciones en Chile tiene un acumulado mas silencioso pero igual de poderoso: los cabildos. Estas reuniones barriales con funcionamiento asambleario buscan organizar a distintos sectores para impulsar una Asamblea Constituyente.

Los cabildos son instituciones antiguas. En Latinoamérica, incluso, previas al surgimiento del Estado. Un cabildo abierto declaró la libertad argentina y lo mismo sucedió en el vecino Chile. Aquí, doscientos años después, luego de 15 días de intensas movilizaciones contra el gobierno de Sebastián Piñera y el modelo neoliberal, parecen renacer los cabildos pero en su versión del siglo XXI.

Asambleas populares convocadas para tratar temas de extrema gravedad. La definición aplica para dos siglos atrás y para este presente convulsionado también. Con la emergencia de las protestas de calle y ante la necesidad de construir espacios de organización que nucleen el descontento popular, las distintas poblaciones, barrios y sectores sociales comenzaron a organizar sus cabildos.

En la plaza Almagro, en una zona céntrica de Santiago, unos 250 profesores y trabajadores de la educación se reúnen en más de 15 grupos para discutir las problemáticas del sector y las propuestas para una futura Asamblea Constituyente. En términos metodológicos, el Cabildo de Educación trabaja sobre tres preguntas concretas: ¿Qué es lo que llevó a esta crisis? ¿Cómo es la educación que soñamos? ¿Cuáles son las propuestas para construir esa educación? En las mesas, entre biombos azules y al calor de la tarde, el debate se extiende por más de una hora y media y cada grupo cierra su debate presentando una sistematización de lo que surgió durante el cónclave.

Fotos: Ariel Olivares

Mario Aguilar es presidente nacional del Colegio de Profesores y uno de los principales referentes de la educación en Chile. «En este despertar, extendido por todo el país, una de las iniciativas que ha tenido amplia popularidad son los Cabildos, una institución histórica en nuestro país», comienza Aguilar. El dirigente sindical comenta que son miles los cabildos y asambleas que surgieron en todo el territorio. «La propuesta, si me preguntas a mí, es la Asamblea Constituyente. Que se genere una nueva Constitución, unas nuevas reglas del juego, donde la educación sea una primera prioridad junto con la salud», sentencia.

Este año los profesores sostuvieron una huelga de 51 días que visibilizó las problemáticas que padece el sector. «Todo arranca desde que la educación es concebida como un bien de consumo. Lo dijo el propio Piñera, habló de la «industria educativa». Convirtieron la educación en un negocio más, como si fuera vender zapatos o una fábrica de salchichas. Además, el Estado le entrega un montón de plata a privados que lucran con esta educación», diagnostica Aguilar.

Ante el clamor popular en las calles, la idea de una Asamblea Constituyente empieza a ganar terreno entre la población chilena, que vive desde 1980 bajo la carta magna que impuso el dictador Augusto Pinochet. Es por eso que desde distintos espacios se busca impulsar acciones que le den cauce a la movilización popular en una nueva Carta Magna. «Para eso, lo primero es sacar a la educación de la lógica de mercado. Soñamos una educación liberadora e integral, que no forme trabajadores de una cadena de producción sino buenas personas, hombres y mujeres solidarios», concluye Mario Aguilar.

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