«Lammens va a seguir comprometido con la Ciudad desde donde le toque»

Mano derecha de Matías Lammens y flamante legislador electo por el Frente de Todos, Manuel Socías hace un balance post-electoral y reflexiona sobre el futuro del ex candidato a jefe de Gobierno, la próxima gestión de Larreta y los desafíos de la oposición en el nuevo panorama político que se abre.

La oficina de Matías Lammens muestra una amplia gama de colores: verde, azul, amarillo y rojo, entre otros. Sobre la pared principal cuelgan afiches con el eslogan “Vienen Aires Nuevos” y la cara del ex candidato a jefe de Gobierno porteño, quien finalmente no logró forzar un ballotage en la Ciudad de Buenos Aires. Transcurren días de reflexión y planificación luego de tres meses de campaña intensos y agotadores, que más allá del resultado final dejaron una sensación de satisfacción para el entorno político de quien también se desempeña como presidente de San Lorenzo.

Allí nos recibe Manuel Socías, mano derecha de Lammens, quien ingresará como legislador porteño a partir del 10 de diciembre. Este joven licenciado en Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato di Tella realiza un balance post-electoral y conversa sobre el futuro de Lammens, la próxima gestión de Larreta y las desafíos de la oposición en el nuevo panorama político que se abre.

¿Qué análisis hacen del triunfo de Larreta en primera vuelta?

En relación a los resultados, estamos muy satisfechos. Haber sacado 700 mil votos nos pone en la situación de haber hecho la mejor elección de la fuerza política en sus diferentes versiones de los últimos 15 años. Pero, más contento que el resultado, a nosotros nos pone el proceso de construcción del Frente de Todos. Éste es una conquista de la política, el producto de un proceso de maduración y de mucha generosidad. Proceso abierto por Alberto y Cristina, pero que se internalizó en el conjunto de los actores de la política en la Ciudad y a nivel nacional. Esta conquista de la política hay que defenderla hacia delante porque eventualmente es la condición de posibilidad para seguir ampliando. Creemos que no nos alcanzó para llegar al ballotage porque el Frente de Todos es nuevo, y además porque en la segunda parte de la campaña -después de las PASO- el macrismo recurrió a la única herramienta que tenía para crecer: la grieta. Sobre la base de la grieta, ellos crecieron a nivel nacional y particularmente en la Ciudad. Lo que pasó en la Ciudad fue resultado del crecimiento de Macri, más que un triunfo de Larreta. Por eso el desafío hacia delante es evitar a toda costa comprarles a ellos el negocio de la grieta, que es el único argumento que hoy tienen para seguir siendo competitivos.

¿Cómo se hace para avanzar en la construcción del Frente de Todos porteño siendo oposición?

Nosotros profundizamos en la campaña el cara a cara con los vecinos y las vecinas en una cosa muy dialógica, menos de bajada de línea y más de construcción de redes y de una trama de articulación con el mundo de la vida social de la Ciudad, que en el continente del Frente de Todos permite pensar en una acumulación progresiva hacia delante. Lo que no tenemos que abandonar es la presencia en la conflictividad social urbana, tenemos que estar ahí donde está el conflicto y ahí donde están los problemas. Y tratar de evitar a toda costa la endogamia de hablarnos entre nosotros. Hay que animarse a poner en crisis nuestras certezas y a discutir con los que piensan diferente, incluso con los que eventualmente puedan haber votado a Larreta. Tenemos que armar una estrategia que nos permita conversar con los barrios del Norte, mejorar la performance en el Centro y consolidar lo logrado en el Sur.

¿Por qué la oposición no logra aún conectar con el sentido común de la mayoría de los porteños y porteñas?

El principal contraste que tenemos con el macrismo está alrededor de las diferentes acepciones del concepto bienestar. Para el macrismo, el bienestar está asociado a una dimensión del confort y del embellecimiento de la vida urbana. Eso es muy efectista en términos de comunicación y marketing. En cambio, nosotros tenemos una acepción de bienestar más asociado a una ampliación de derechos. Me parece que el desafío que tenemos hacia delante es transmitirle a la sociedad que nuestra idea de bienestar no pone en riesgo la dimensión del bienestar más asociado al confort y al embellecimiento. A nosotros también nos gustan las veredas sanas, las plazas lindas y los trámites online. Lo nuestro es más ambicioso todavía, porque la dimensión del bienestar asociado a un mero confort parte de una lógica más managerial, es un Estado que resuelve problemas de gestión municipal. La acepción de bienestar nuestra requiere de un Estado motorizado por la voluntad política, es decir de un Estado que se haga cargo del acceso a derechos en términos de salud, educación y vivienda, pero que también sea promotor del desarrollo inclusivo y genere empleo de calidad. Ahí está el principal dilema que tenemos: asegurarle a la sociedad que con nosotros no van a perder los eventuales logros que tiene el macrismo en términos de embellecimiento de algunos sectores de la Ciudad, pero que además nosotros venimos a garantizar derechos. Una dimensión totalmente olvidada de la gestión del macrismo.

¿Creés que Lammens se ve debilitado por esta derrota?

Para nada, al contrario. Nosotros no pensamos en Matías solamente como un protagonista de la política en clave electoral. Él quiere hacer política en el marco del Frente de Todos, convencido de que el camino iniciado es el que hay que transitar para seguir siendo competitivos en la Ciudad con el objetivo de poner en crisis la hegemonía del macrismo en este territorio. En todo caso, el resultado de las elecciones es un excelente punto de partida para seguir construyendo. Matías está con vocación de seguir transitando ese camino.

¿Qué lugar va a ocupar él en la política a partir del año 2020?

Estamos a la espera de la definición de Alberto en relación a su gabinete, pero más allá de eso Matías va a estar comprometido con la vida de la Ciudad de Buenos Aires, en contacto con la conflictividad social tanto en educación como en salud, vivienda y ambiente. Él va a estar en la calle desde el lugar que le toque: si es como funcionario del gobierno nacional o como un militante más. Él no vive de la política, en el sentido de que tiene su propia empresa y no necesita de un trabajo en el Estado para hacer política.

¿Cómo vislumbrás que va a ser el segundo mandato de Larreta en convivencia con un gobierno nacional de signo político distinto?

Larreta tiene el desafío de animarse a abandonar esa mirada municipalista del Estado de la Ciudad y explorar cuáles son las otras herramientas que tiene para hacerse cargo de problemas irresueltos en 12 años de macrismo: el empleo, la vivienda, la salud y la educación. Como oposición vamos a estar ahí para insistir con que, así como está, la Ciudad puede estar más linda en algunos barrios, pero no resuelve ninguno de sus problemas estructurales. Esperemos que Larreta no use la gestión de la Ciudad como plataforma para su candidatura presidencial, porque usar la plata de los porteños y las porteñas para una campaña política nacional sería un error.

En diciembre ingresás como nuevo legislador. ¿Cuáles son los desafíos y posibilidades del Frente de Todos en una Legislatura que va a continuar con el dominio del macrismo y aliados?

Nosotros vamos a tener un bloque bastante importante y vamos a ser casi la única oposición con 17 legisladores, un número al que no llegábamos desde hacía mucho tiempo. Lo primero que tenemos que hacer es consolidar la identidad del Frente de Todos para que eso tenga su traducción en el trabajo parlamentario. Yo creo que ellos van a atravesar un proceso de discusión interna porque Larreta, para ganar las elecciones, sumó al radicalismo y a un sector del socialismo, a la Coalición Cívica y al bloque de Ocaña. Y en un contexto de crisis de su coalición, no veo que ellos tengan un bloque monolítico. Si bien los números a priori son los de una fuerza mayoritaria, hay que ver cómo se acomodan las fichas en el camino. Nosotros, en cambio, somos una fuerza en proceso de expansión, donde el diálogo entre los diferentes sectores está más consolidado. El desafío nuestro es conservar lo propio y después ir viendo cómo se acomoda lo de ellos para llevar adelante una agenda proactiva.

Lammens se definió a lo largo de la campaña como “progresista”. ¿Vos cómo te definís?

Yo me defino como un progresista con una afinidad con el peronismo. Es decir, transité los últimos diez años de la política con el proceso de expansión de derechos que vivimos durante el kirchnerismo y me identifico porque allí hubo cosas muy valiosas que fueron un parteaguas en la historia contemporánea argentina. Creo que la mejor versión del peronismo es la versión progresista del peronismo: esta idea del peronismo frentista que amplía derechos. Yo me siento en ese continente y soy más peronista que Lammens, para decirlo más concretamente.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.