Cromañón: del desamparo a la organización de lxs quebradxs

A 15 años de la tragedia que partió en dos a la juventud, el periodista y sobreviviente de Cromañón Facundo Nivolo narra su experiencia en primera persona. "El homenaje no es sólo para las personas que murieron ese día, sino también para las personas que murieron después: lxs pibxs que se suicidaron, lxs familiares que se murieron enfermos de tristeza, los pibes y pibas que la siguen remando con las marcas en la piel", explica.

Foto: Catalina Distefano

Ni la cárcel ni la muerte de los verdugos lograron que se nos reconozca en casi ninguna parte de la sociedad. No hubo más que la mentira de los medios hegemónicos y de su retroalimentación con lo más violento del sentido común. Se dijo que los pibes éramos drogadictos, que merecíamos lo que nos pasó, que las pibas abandonaron a sus hijos en los baños y un sinfín más de idioteces falsas esquivas de la responsabilidad estatal.

Por ello, reconstruir la memoria es el plan de expropiación de Cromañón. No solo para transformarlo en un memorial con obras de arte que nadie entiende, sino también para que sea una herramienta de la juventud, un espacio que cuide la generación que viene. Para que menos jóvenes sufran el desamparo que sufrimos nosotrxs. Un espacio donde se facilite el acceso a la educación, a la cultura y el trabajo a uno de los segmentos más endebles de nuestra sociedad que es la juventud humilde.

Fotos: Catalina Distefano

Reparar es también que la Justicia termine su parte sin jodernos más. El proceso judicial ya cuenta con un desfile de condenados, con dos docenas de responsabilidades probadas desde funcionarios del Gobierno porteño, Gobierno nacional, Policía Federal, empresarios, y organizadores del show. Rimbombantes jornadas en las zonas de Tribunales y de Retiro en un despliegue de dolor y lluvia sin precedentes. La última novedad es que la Justicia pretende reabrir el proceso de prueba, es decir, que volvamos a ir a declarar las victimas y los testigos.

Empujar a miles y miles de personas a perdernos por los laberintos de los tribunales, a salas de espera con muebles de madera tajeados y escritos con liquid paper, para que de un lado estemos solxs y del otro haya alguien obligándonos a revivir la peor noche de nuestras vidas. Tener que dar prueba, explicar lo que nos pasó. ¿De nuevo? Si, de nuevo. Revictimizar es preguntarle a una madre o a una hermana por el laburo de su difunto para subyacentemente  cuantificar cuánto vale esa vida, cuánto tiene que garparte el Estado por tu muerto, preguntarle a un viejo de querusa, cuánto vale la muerte de tu hijo.

Fotos: Catalina Distefano

No, de nuevo no. No podemos permitirlo porque ya no tenemos que probar nada. Nos corresponde que el proceso se termine y que el Estado pague por lo que nos hizo, aunque también deberían pagar por el desamparo de los 15 años que siguieron. El Gobierno de la Ciudad y el Gobierno nacional, sean del signo político que sean.

Entonces primero, exigimos reparación material. Luego, un memorial dinámico, que fomente la vida. Finalmente, la reparación política: que el reconocimiento del Estado permita modificar la narración colectiva de lo que nos pasó, que sustituya toda la culpa que sentimos, toda marginalidad en el mundo de los derechos humanos y de las tragedias, porque valemos lo mismo que los demás.

Fotos: Catalina Distefano

Los pibitios y pibitas que entraron y salieron para salvarle la vida a gente que no conocía  estaban haciendo RCP sobre el asfalto ennegrecido de hollín en vez de estar puteando por las materias que se llevaron a marzo. Esos pibitos y pibitas que entraron y salieron de ese lugar hasta perder su propia vida por salvar a otrxs, merecen ser recordados de otra manera y sus familias merecen una reparación justa.

Con los hechos esclarecidos en la tragedia más terrible de la historia argentina, es momento de un capítulo sanador. Para ello no podemos esperar de nadie nada, somos nosotrxs quiénes debemos tejer esa pelea.

Para estos 15 años se multiplicaron las movidas en distintos barrios del conurbano, en distintos puntos de la Ciudad. A lo largo de estos 15 años se han dado batallas épicas sin las cuales no hubiera habido ni los juicios ni un miserable turno para atenderse en el neumonólogo. Entonces si hay tanto activo militante, como no vamos a poder gestar un capítulo más, el más colectivo de todos.

Fotos: Catalina Distefano

Para quien no está muy empapadx del tema, siempre se cierran los actos cuando decimos «lxs pibxs de Cromañón, presentes», pero el homenaje es no es sólo para las personas que murieron el 30 de diciembre de 2019, sino también para las personas que murieron después: lxs pibxs que se suicidaron, lxs familiares que se murieron enfermos de tristeza, los pibes y pibas que la siguen remando con las marcas en la piel. Lxs familiares, lxs amigxs que son miles y también son sobrevivientes porque sufrieron y sufren, porque no hay personajes de primera ni de segunda en esta historia.

Así como fue siempre: del desamparo a la organización de lxs quebradxs. La única forma que conocimos para salir de la oscuridad fue la calle (y que nos vean), fueron esos abrazos que rompen la soledad. Y cuando esas dos cosas se juntaron, siempre fue mejor.

Fotos: Catalina Distefano
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