El feminismo sindical ganó un Ministerio

Estela Díaz es la elegida para liderar el Ministerio de Mujer, Género y Diversidad en la Provincia de Buenos Aires. Sindicalista e integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la flamante ministra será una pieza clave para los feminismos en el gobierno bonaerense.

Alguna vez fue la hija de Elvira Fernández y José María Díaz Cañadas, nacida en el ’63 en La Plata. Alguna vez fue la estudiante universitaria que formó parte del Frente Estudiantil Juventud Intransigente y logró derrotar a la Franja Morada en las elecciones de 1989. Alguna otra vez fue la Analista en Sistemas que estudiaba Letras. Algunas vez fue responsable de la Comisión de Mujeres de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, y muchas otras se plantó fuerte ante la hostilidad patriarcal del sindicalismo en su rol de Secretaria de Género Nacional de la CTA.

Si no se nace feminista ella hace mucho que lo es y ahora, elegida como responsable del Ministerio de Mujer, Género y Diversidad en la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz se convierte en la jugadora fundamental para uno de los grandes desafíos de la nueva etapa: generar políticas con perspectiva de género.

Estela Díaz es secretaria de Igualdad de Género y Oportunidad de la CTA desde el 2010, siendo reelecta en los años 2014 y 2018. Allí creó y dirige el Centro de Estudios Mujeres y Trabajos de la Argentina. Es una de las responsables de la Comisión de Mujeres de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, de la que fue referente durante los años 2005 y 2006. Integra el Consejo Directivo del Fondo de Mujeres del Sur y también el Comité de Mujeres de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), al cual definió como la expresión sindical regional más importante del continente americano, con 48 organizaciones de 21 países que representan 50 millones de trabajadoras y trabajadores. Además participó del Foro Social Mundial y de varias conferencias de la OIT.

En su cuenta de Twitter se define como ‘feminista nac and pop’, pero no es sólo eso, o es todo y más de lo que esa definición puede significar. Integrante de la Comisión de Mujeres y géneros del Instituto Patria, Díaz fue una de las coordinadoras del Comité por la Libertad de Milagro Sala, y es ferviente luchadora del derecho a decidir de las personas gestantes desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Además -como si fuera poco- trabaja en la Especialización de Género y Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, donde recibió el reconocimiento de Especial Preparación por parte del Consejo Directivo en el 2015.

Su currículum eterno destaca en el entramado de machos (y muchos) que es el sindicalismo. Si bien en el año 2002 se sancionó la Ley 25.674 de Cupo Sindical Femenino que buscaba garantizar un 30% de mujeres en los cargos electivos, sólo el 18% de las secretarías, subsecretarías o prosecretarías en los sindicatos están a cargo de mujeres y el 74% de éstas corresponden al área de igualdad, género y derechos sociales. Esto significa que la mayor parte de las mujeres no llega a romper la burbuja de los espacios feminizados. Asimismo, aún hay 4 sindicatos (choferes, madereros, metalúrgicos y químicos) donde no hay ninguna mujer a cargo de una Secretaría o Subsecretaría y, siendo casi 2020, en nuestro país continúa habiendo trabajos prohibidos para las mujeres.

Frente a esto aparecen iniciativas para saldar las demandas de un movimiento que -a pesar de sus diferencias- es capaz de encontrarse a discutir políticas transversales. Díaz presentó el proyecto de reforma de la Ley de Contrato de Trabajo con el fin de ampliar las licencias por maternidad, creó el Programa de Atención de Mujeres víctimas de violencia en la Provincia de BA y, durante el 2013, promovió el Programa de Acompañantes en Red para Víctimas de Violencia de Género junto al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Pero el sindicalismo también está sintiendo el sismo de la oleada feminista. En el último Encuentro Plurinacional en La Plata, el taller de “Mujeres y sindicalismo” desbordó de participación. Esto mismo sucedió en los encuentros de mujeres sindicalistas que comenzaron en el 2016 y que ya se realizaron tres oportunidades.

Fueron las sindicalistas las primeras que se plantaron frente al intento de Cambiemos de quitar las moratorias previsionales que beneficiaron en su mayoría a mujeres amas de casa. Las mismas que dijeron “en nuestro nombre no”, cuando Mauricio Macri intentó sancionar la Ley de Equidad de Géneros e Igualdad de Oportunidades en el Trabajo que utilizaba el cupo femenino y la prevención de la violencia de género como justificación para intervenir sindicatos. Además, esta ley buscaba habilitar el “teletrabajo” bajo el argumento de la promoción de la igualdad de género, para flexibilizar las condiciones laborales. Fueron las sindicalistas las que repensaron la noción de trabajo remunerado y doble jornada laboral cuando los feminismos le hicieron el primer paro a Macri y las que siguen insistiendo en que necesitan condiciones y políticas públicas que permitan su desempeño laboral y su participación en las organizaciones gremiales.

Aún antes de que las elecciones nacionales fueran ganadas por la fórmula Fernandez-Fernández, Díaz explicó en relación al rol de las mujeres sindicalistas en el nuevo gobierno: “Hay una renovación de mujeres y generaciones en el sindicalismo que tal vez no se ve en las fotos de cúpula, pero está pasando. La agenda de la igualdad del trabajo, del cuidado, de la niñez, de los adultos mayores, de cómo se relaciona el trabajo con la familia es una agenda política que tiene que estar en debate. Ahora tenemos una fuerza organizada que no teníamos en la época del kirchnerismo cuando se ampliaban derechos, se creaba trabajo formal, pero todavía no había esta masa crítica de mujeres planteando una agenda propia. Ahora existimos como actoras, como interlocutoras que vamos a construir una programática que viene a discutir con las políticas de Estado”.

Estela, como muchas de las feministas peronistas (nac and pop en idioma 2.0), no concibe la igualdad de géneros sin justicia social: “Si entendemos al feminismo como un movimiento social por la emancipación de las mujeres, podemos afirmar que si Evita viviera sería feminista. Evita fue una feminista práctica, empírica, intuitiva. Con una potencia plebeya, revulsiva para sus contemporáneos, que signa su historia y la actualidad de su legado”, explica en su artículo ‘Si Evita viviera ¿Sería feminista?’ y continúa: “Fueron solamente siete años en la vida política y pasó a la inmortalidad. Hay un antes y un después para las mujeres a partir de la emergencia de Eva como líder popular. Es una figura bisagra. Ella inaugura un período de creciente presencia de las mujeres en la vida pública y en la política”.

Como representante del movimiento de trabajadoras organizadas y militante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, Estela formó parte del debate parlamentario de la ILE durante el año pasado. El 13 de abril estuvo en el Congreso Nacional, donde manifestó: “Así como discutimos que necesitamos un modelo de desarrollo inclusivo, humanizante, que construya justicia social e igualdad, esto supone, sin dudas, la igualdad plena de derechos para las mujeres, cuidar la salud y la vida de las mujeres trabajadoras de las Américas, legalizar y descriminalizar el aborto y así lo ha resuelto la Confederación, reconociendo la pluralidad y la diversidad pero construyendo este consenso”.

En su segunda ponencia -esta vez en el Senado, el 25 julio de 2018- demostró que no iba a tener prurito en dejar en evidencia a los representantes antiderechos, incluso los de su propia fuerza política. “Es absolutamente llamativo que haya legisladorxs peronistas que plantean estar de acuerdo con la despenalización, pero no con la legalización. Qué quiere decir esto en la práctica: que las ricas accedan y las pobres, desocupadas, precarizadas, se arreglen como puedan. Eso no es justicialismo, eso no es el compromiso con un Estado social de bienestar. Quiénes más necesitan del Estado presente son los sectores populares, sino reina la libertad del sálvese quien pueda”.

En esta nueva etapa de gobierno popular, Díaz aparece como una jugadora fundamental para seguir profundizando en las demandas feministas de manera transversal: es la goleadora del equipo verde. A la articulación con el gobernador electo se suma su buena relación con Elizabeth Gómez Alcorta, encargada del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades a nivel nacional y con quien compartió espacios dentro del Comité por la Libertad de Milagro Sala. Elegida por Kicillof, la sindicalista deberá enfrentar el retroceso en materia de género que deja el gobierno cambiemita. Este territorio, liderado por María Eugenia “La Leona” Vidal durante cuatro años, será entregado con un índice de 12% de indigencia y 51,1% de pobreza -según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA-, el porcentaje más alto desde el 2010.

En una coyuntura de cambio y redistribución no será nada fácil llevar los reclamos de las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries al Ejecutivo provincial. Sin embargo, Estela Díaz tiene cancha haciendo política sorora, enfrentando las adversidades y combatiendo el reflujo patriarcal, que se vuelve más fuerte cuando hay un avance. Una vez más queda en evidencia que -inevitablemente para muchos- la política será feminista, aunque para lograrlo haya que hacerse espacio a los codazos.

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