«Lenguaje inclusivo en los fallos… ¿Por qué no?»

Escribió un fallo en lenguaje inclusivo en el que obliga al Gobierno porteño a garantizar las vacantes, lo que le valió la denuncia de un abogado antiderechos que curiosamente representa al Estado. En diálogo con El Grito del Sur, Liberatori denuncia un intento de disciplinarla, y reflexiona sobre la situación de la Justicia y la actualidad de los derechos sociales por los que vela a través de sus sentencias.

Maria Elena Liberatori, titular del juzgado 4 en lo Contencioso Administrativo de la Ciudad

Alcanzó con una sola línea dentro de una resolución de 57 páginas: “Se ordena al Gobierno de la Ciudad cumplir con su obligación constitucional de asegurar y financiar el acceso a la educación pública, laica y gratuita de niñes y adolescentes”, escribió la jueza Elena Liberatori en julio de este año en respuesta a un amparo colectivo presentado por familias sin vacantes en la escuela pública. El uso de “niñes” –no la falta de vacantes– resultó demasiado insoportable para un grupo de “Abogados por la vida”, quienes la denunciaron ante el Comité de Disciplina del Consejo de la Magistratura. Finalmente el Comité le dio la razón a la jueza, y hasta ordenó elaborar un “Manual para el uso de lenguaje no sexista” para su estudio en los tribunales porteños.

“Yo siempre digo que las personas trans y las diversidades siempre nos han escuchado, pero nosotros nunca le hablamos a elles. Si a través del lenguaje inclusivo sienten que sí les hablamos, ¿por qué no hacerlo?”, redobla la apuesta en diálogo con El Grito del Sur. Sentada en la mesa de trabajo de su amplio despacho en el microcentro porteño, Liberatori dice que, pese a haber ganado, el proceso le resultó un tanto desagradable porque sintió algo así como una “persecución”. Un sentimiento que no la embargaba desde hace más de una década, cuando el entonces jefe de Gobierno Mauricio Macri la expusiera públicamente y la mandara a “callar” a través de su ex marido. “Una machiruleada propia de un clan misógino como son los Macri”, dispara al recordar aquel cruce.

-¿Cuál fue su primera reacción ante la denuncia?

-La primera sensación fue “qué pensamiento arcaico”, a pesar de la juventud del denunciante (Elias Natanael Badalassi), pero también me hizo ruido porque él es abogado del Estado porteño en muchas causas, además de que representaba a agrupaciones “Pro Vida”. Eso me hizo sentir un tanto perseguida: al juez laboral de La Matanza Alejandro Segura, que viene escribiendo en lenguaje inclusivo fallos hace mucho tiempo, no lo denunciaron. Lo atribuyo a mi condición de mujer y a un intento como los que viví en el pasado de intimidación y disciplinamiento.

-Hay algunos términos en la denuncia que hacen pensar en una “persecución”, quizás más general e ideológica, como “marxismo” y “feminismo”, señalándolos como “ideologías foráneas”. 

-Me retrotrae a la época del macartismo, yo tenía diez años y he vivido épocas en que “comunista” era un término terrible en este país. Yo de lingüística no sé nada en comparación con otras personas que admiro como la jueza Leticia Lorenzo, que ella sí sabe; o Ana Casal, psicóloga del Consejo de la Magistratura, de quienes tuve el gusto de aprender a raíz de todo esto. Pero algunas cosas, por ejemplo una publicación de Badalassi utilizando un meme dirigido a mi persona con la leyenda “usted no aprende más” y lentes oscuros, porque a todo esto sigo utilizando la “E” en mis fallos, me parecieron un tanto al límite. Esos mismos lentes oscuros nos señalaban desde los balcones de Plaza de Mayo cuando marchábamos en el ´82 por el fin de la dictadura y la vuelta de la democracia. Igual tiene razón: “No aprendo más” (risas).

Fotos: Nicolás Cardello

-¿Cree, como muches, que el uso del lenguaje inclusivo, más allá de lo simbólico, puede cambiar algo?

Sí. Yo siempre digo que las personas trans y las diversidades siempre nos han escuchado, pero nosotros nunca le hablamos a elles. Si a través del lenguaje inclusive sienten que sí les hablamos, ¿por qué no hacerlo? A ver, el fallo estaba escrito en lenguaje “normal”, entre comillas “normal”, porque odio esa palabra. Pero pasó que dos meses antes se aprobó en Salta el cambio de identidad de una niña de 10 años y me acordé de ella, y el fallo mío estaba dirigido a la comunidad educativa, entonces… “muches niñes”, “representades”. De todas formas, tengo la misma sensación que cuando debatimos el matrimonio igualitario: en poco tiempo esto de debatir la “E” va a quedar tan antiguo…

-Volviendo al fallo, usted ordena al Gobierno porteño solucionar un problema puntual, que se arrastra hace varios años. ¿Por qué siguen faltando las vacantes?

-En el fallo plasmamos la magnitud del problema, en el mapa que incluimos está muy claro. Estuvimos tres años para recabar la información, porque están claros los artilugios del gobierno para ocultarla. Pero creo que dejamos en claro que cuando el Ejecutivo dice “hay vacantes”, es una verdad a medias, que se cae cuando se la pone en contexto. Hay vacantes, es verdad, en Recoleta y Belgrano, en jornada simple turno tarde. Eso no le sirve prácticamente a nadie. La demanda fuerte es por jornada completa y en otras zonas de la Ciudad, muy lejos de esos barrios.

-Usted también le pide al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que, por ejemplo, realice el Censo de Personas en Situación de Calle de acuerdo a la ley, pero tampoco cumple el fallo, que ya tiene dos años. ¿Qué pasa con ese vacío institucional?

-Más allá de la opinión personal de cada juez o jueza, que no debe contaminar los fallos, ninguno de nosotres puede dirigir la voluntad política del Ejecutivo. Eso lo hacen las urnas. Me debo al problema que la sociedad tiene con esto, ese es mi compromiso. Trabajamos sobre fotos de los problemas, como en el caso de las vacantes. La película la arma el Ejecutivo.

Fotos: Nicolás Cardello

-También ordenó hace años la urbanización de la Rodrigo Bueno: ahora es una realidad. ¿Encuentra matices entre las gestiones de Macri y Rodríguez Larreta?

-Entiendo que sí. Yo puedo tener reparos muy fuertes por ejemplo con lo que sucede con la gentrificación como modelo de Ciudad, pero la urbanización de la Rodrigo Bueno es una realidad. Cuando salió mi sentencia, en 2011, Rodríguez Larreta, que era jefe de gabinete de Macri, dijo que era una “barbaridad”. No obstante el tiempo pasa y fuimos convocades para mediar en los realojos de lo que era el Elefante Blanco y fue un trabajo de índole colaborativo que hicimos para llevar adelante toda la urbanización de esa zona. Por primera vez fuimos convocades a participar, un reconocimiento a nuestro trabajo.

El mapa-radiografía sobre la falta de vacantes en la Ciudad que resume el fallo de la jueza Liberatori

-Parece muy lejos de lo que fue su relación con Macri, quien públicamente dijo: «Que el marido de Liberatori de Aramburu se haga cargo de lo que hace su mujer».

Macri es el medioevo. Yo no lo conozco personalmente. Pero me consta por personas cercanas que me detesta. Tuvo un “mal Printing”, una mala primera impresión: su primer acto de Gobierno, que fue despedir trabajadores del Estado, quedó anulado. ¡Y quedó anulado! Me consta también que forma parte de un clan misógino: los Macri son un clan misógino.

-¿Le sorprende la denuncia de la CIDH que habla claramente de aprietes a jueces durante su mandato como presidente?

-Para nada. Yo estoy incluida en esas presiones. Soy parte de “los jueces que atormentan a Macri”, como dicen los medios. Lo que hicieron con el juez Luis Arias es vergonzoso. En democracia, tan sagrado como el derecho a la propiedad privada es que no se puede destituir a un juez por un fallo, y lo hicieron.

-Cuando fue el conflicto por la toma de escuelas, Feinmann la llamó “liberatutti”. ¿Le preocupa lo que se pueda construir mediáticamente de usted?

-Y yo le digo “Feoman”, hombre Feo. Hay un maridaje imposible entre medios y la Justicia. En su programa, cuando fue el conflicto, llegaron a decír que yo declaraba “constitucionales” a las tomas. ¡Ni siquiera habían leído el fallo! Pero el tema va por otro lado: cuando fueron las tomas, llegué a tener a la Policía en la puerta de mi juzgado pidiéndome que entregara la lista de los nombres de los chicos que participaban, que la guardé en la caja fuerte. Hay una ley específica de la Ciudad que dice, como bien señala Gustavo Moreno, que los problemas de la comunidad educativa deben ser abordados y solucionados de forma participativa. Ahora si la ministra dice que no habla con “tomadores de escuelas”, entonces la ministra es parte del problema.

-Por último, ¿cree que hay un “Lawfare” en la Argentina, como denunció CFK?

Basta con leer los autos de procesamiento del caso que lleva Alejo Ramos Padilla para entender lo que pasa. Es tan claro como una serie de Netflix. La ciudadanía debería leer esas 500 páginas para entender lo que pasa y estar alerta. No quiero pronunciar el nombre del procesado porque para mí D’Alessio es Andrés, uno de los jueces del Juicio a las Juntas y no el impresentable que está preso. Hace falta un cambio profundo en la Justicia argentina, nadie duda de eso.

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Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.