«Las primeras infancias siempre son las más castigadas»

Luego de varios meses de disputa, la comunidad educativa del jardín del Ramos Mejía continúa luchando contra el intento de cierre planificado por el Gobierno de la Ciudad.

Foto: Abril Pérez Torres

En los últimos meses, debido a la embestida del Gobierno de la Ciudad, se ha intensificado la lucha de la comunidad educativa en defensa del jardín del Hospital Ramos Mejía. La semana pasada, cuando se reabrieron las escuelas, las docentes del jardín fueron citadas a cumplir funciones al edificio ubicado en Catamarca 342, en lugar de concurrir a su lugar de trabajo habitual ubicado en Venezuela 3158. Esto fue resultado de una nueva ordenanza del Ejecutivo porteño, que desde hace meses se ha empecinado -según denuncian familias y docentes- en cerrar el jardín del Ramos. «Desmantelaron todo el jardín. Por orden del Gobierno de la Ciudad, las docentes tuvieron que embalar, guardar y sacar todo de las aulas el año pasado», le contó Laura, madre del jardín, a El Grito del Sur.

Este martes se realizó una audiencia pública en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº 18, a cargo del juez Marcelo López Alfonsín, para tratar justamente este tema. De todas formas, el encuentro fue más bien expositivo y participaron los abogados de las familias, los delegados del Hospital nucleados en SUTECBA, las docentes del jardín, representantes legales y sindicales de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), el Asesor Tutelar Gustavo Moreno, peritos de Defensa Civil y Bomberos de la Ciudad y los abogados del Gobierno de la Ciudad. Por el carácter de la reunión, el juez López Alfonsín se limitó simplemente a escuchar a las partes (comunidad educativa y representantes del Gobierno porteño) y dispuso cinco días hábiles para brindar una resolución sobre el tema. «Seguimos con la esperanza puesta en que el jardín nº 6, emplazado dentro del Hospital Ramos Mejía, no se cierre», dijo Verónica, delegada y docente de la institución, a este medio.

Mientras esperan la respuesta, las docentes deben seguir asistiendo todos los días a un edificio que continúa en construcción y en el que sólo pueden acceder al hall, porque -según les informaron- la ART apenas cubre a los trabajadores de la obra que se encuentran en el lugar. Si bien los funcionarios del Gobierno de la Ciudad presentes en la audiencia informaron que la obra finalizaría a fin de mes, el juez López Alfonsín se permitió cuestionarlos al marcar que lo mismo habían estipulado meses atrás cuando prometieron que la obra terminaría a fines de diciembre, luego a fines de enero y por último a principios de febrero. Lo cierto es que a la fecha, con el edificio aún en construcción, la administración de Horacio Rodríguez Larreta insiste en mudar el jardín del Hospital Ramos Mejía.

Al Ministerio de Educación porteño que argumenta que el espacio educativo ubicado en Venezuela 3158 no está en condiciones, las familias y docentes responden denunciando la suspensión de la última refacción dispuesta en un primer momento para diciembre de 2018 y exigiendo las obras de reacondicionamiento que sean necesarias para garantizar la continuidad de las actividades escolares en el edificio donde funciona desde hace 36 años el Jardín Nº 6, emplazado en el Hospital Ramos Mejía, brindando 340 vacantes a niños y niñas del barrio.

Por tal motivo, lo que proponen entonces es la puesta en funcionamiento de dos instituciones en los edificios antes mencionados, sin que uno implique el cierre del otro. «Las primeras infancias siempre son las más castigadas, cuando en realidad el artículo 24 de la Constitución de la Ciudad garantiza la educación desde los 45 días de vida», explica la docente. «Lo que queremos nosotros son dos escuelas infantiles que se necesitan en la Comuna 3, así tendríamos casi 800 vacantes para ofrecer». Según informaron los funcionarios oficialistas en la audiencia pública, la escuela que se está construyendo en Catamarca 342 tendría capacidad para albergar entre 450 y 500 niños y niñas.

«El gobierno cerró totalmente los canales de diálogo, cerró la mesa de negociación que estaba funcionando desde el año pasado y solamente se apoya en las directoras, que dicen que vamos a estar mejor en un edificio nuevo», protestaron. Si bien el año pasado las directoras del jardín le entregaron las llaves al Ministerio de Salud de CABA -según informó la madre consultada por este medio-, docentes, madres y padres no se resignan y se organizaron también para juntar firmas que buscan mostrar el apoyo a la lucha de la comunidad educativa y evitar el cierre del jardín del Ramos Mejía. «Evidentemente ese sector (autoridades del jardín y el Gobierno porteño) no ve la necesidad que tenemos las familias del barrio de que se abran más vacantes para chicos y chicas de 45 días a 5 años», concluyó.

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