¿Hacia dónde va ese cambio?

El triunfo electoral con poco margen de Cambiemos sobre el Frente para la Victoria alteró radicalmente el rumbo político y económico de la Argentina. El desembarco del empresario Mauricio Macri a la Casa Rosada vino acompañado de la designación en puestos claves de importantes gerentes de compañías multinacionales, que en los últimos años alcanzaron fama debido a maniobras desestabilizadoras que tuvieron como fin lograr descontento en la población. El caso más recordado es el del flamante ministro de Energía Juan José Aranguren, que a comienzos del año 2014 -cuando todavía era presidente de la petrolera Shell- fue acusado de realizar una compra millonaria de dólares en el mercado financiero con el objetivo de generar una fuerte suba del dólar oficial.

El nuevo escenario abierto está marcado por las preocupantes medidas que el gobierno nacional quiere llevar a fondo. El presidente Macri ya anunció la quita de impuestos/retenciones para los exportadores de trigo y maíz y por ese camino van también los productores de soja, a pesar de que en la última década lograron cosechas récord y obtuvieron ganancias fabulosas. También el equipo económico realizó una brusca devaluación del peso con la liberación del “cepo”, que en pocas palabras significa más ganancias para el sector agro-exportador y menor poder de compra para los trabajadores que reciben salarios fijos: esto es alarmante debido al fuerte aumento que se observa en los productos de la canasta básica. Estando a meses de las negociaciones paritarias, las cuales no parecen ser prioridad para la administración actual, las expectativas inflacionarias han crecido desde la victoria de Macri y esto se ha visto reflejado en las góndolas de supermercados, almacenes, verdulerías y carnicerías, con los precios de los alimentos y productos de primera necesidad por las nubes.

En ese difícil panorama, resulta muy alentadora la importante movilización impulsada por amplios sectores de la comunidad para frenar los intentos del nuevo gobierno de avanzar sobre los derechos sociales y políticos conquistados en los últimos 12 años. En una Plaza de Mayo que se vislumbra como escenario principal de la resistencia, se destacaron las multitudinarias concentraciones en defensa de la Ley de Medios -que busca ser cambiada por una nueva legislación que calce más a medida de los grandes medios de comunicación como Clarín- y en contra de los decretos de designación de jueces de la Corte Suprema, con los que Macri busca imponer una mayoría automática que defienda la impunidad al igual que en el gobierno menemista.

«El momento actual, a pesar de todas las incertidumbres que genera, es crucial para que el pueblo crezca como protagonista principal de la política y sobre esa base se constituya un gran bloque político, social y cultural que enfrente la agresión neoliberal contra las mayorías sociales y la soberanía de la Nación», señaló en un reciente artículo Juan Carlos Junio, director del Centro Cultural de la Cooperación. Retomando sus palabras, se abre un período en el que la nueva coalición gobernante contará con la colaboración de los poderosos para imponer un proyecto de país para pocos, además de contar con el plus de recursos y territorio que significa gobernar la ciudad y la provincia de Buenos Aires. En ese marco, el desafío de las organizaciones sociales y políticas que reivindican el rol del Estado como garante de derechos y políticas públicas será fortalecer la unidad en la acción y construir desde la oposición una nueva propuesta que exprese al 49% de la población que, en el ballotage del último 22 de noviembre, votó en contra del libre mercado.

 


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