Cambiamos futuro por pasado

En consonancia con los 40 años cumplidos desde la última dictadura cívico-militar, el pasado 24 de Marzo, en Jujuy se realizó hoy una movilización en conmemoración a la Noche del Apagón. El 20 de Julio de 1976 inició una serie de apagones que propiciaron el secuestro y desaparición que cargó contra estudiantes, dirigentes y obreros del Ingenio Ledesma, ubicado en la provincia de Jujuy, empresa que no solo apoyó los secuestros ilegales sino que proveyó los camiones para efectuar los mismos. La familia Blaquier, dueña del Ingenio, sumó popularidad a su apellido por su complicidad con los militares que llegaron a instaurar el Plan de Reorganización Nacional que se llevó consigo 30.000 compañeros y compañeras que fueron detenidas y desaparecidas.

Cuatro décadas después, la familia Blaquier vuelve a escena. Esta vez, por el conflicto salarial que mantienen con los trabajadores y las trabajadoras de la empresa, quienes iniciaron un paro por tiempo indeterminado desde el 13 de Julio reclamando un 43% de aumento. Sin ánimos de generar un diálogo y buscar la pronta solución, enviaron a las fuerzas de seguridad de la provincia, que responden al Gobernadora radical Gerardo Morales, a reprimir ferozmente a los manifestantes con gases y balas de goma buscando quebrantar la medida y obligando a levantarla.

Lo interesante ahora es analizar la relación entre los Blaquier y Morales. Para esto, basta con hacer una simple revisión de las políticas llevadas a cabo por el gobernador jujeño desde que asumió para denotar sus intereses y los objetivos que se propone para reorganizar la provincia. Morales fue quien, en complicidad con el Poder Judicial, encarceló a la dirigente de la Tupac Amaru, Milagro Sala, quien lleva 187 días privada de su libertad y sin la posibilidad de apelar a un juicio legítimo como cualquiera. Es decir, el mismo gobierno provincial que encarceló a Milagro, en primera instancia, arremetió contra su marido, Raúl Noro, y compañeras de la Tupac deteniéndolas el mismo día en que ordenaron la represión a los trabajadores del Ingenio Ledesma.

No por nada organismos de DDHH junto a organizaciones políticas y sociales encabezaron una movilización esta tarde recordando la Noche del Apagón con la consigna de Memoria, Verdad y Justicia, pero también pidiendo por la inmediata liberación de la referente social Milagro Sala. Porque no podemos hablar de Memoria ni Verdad ni Justicia cuando un gobierno persigue políticamente a los dirigentes inventando presuntas causas y sin acceso a una justa condena. Las políticas de Morales replican por excelencia las medidas puestas en práctica en los tiempos más oscuros de nuestra reciente historia. Queremos una memoria activa y colectiva que no permita que nuestro pueblo sufra las mismas atrocidades.

Se llenan la boca hablando de libertad de expresión y en lo concreto solo vemos una inmensa censura en expansión. La dominación de los medios de comunicación, la persecución política, los aumentos desmedidos y el futuro del país puesto en manos de los más cínicos empresarios da cuenta de una política sistemática de un gobierno neoliberal que pretende arrasar con todo y con todos. Con el cuento de que están aprendiendo pretenden hacer borrón y cuenta nueva extirpando de raíz las conquistas obtenidas en los últimos doce años. Para aprender está la escuela, esa escuela pública que tanto se enfrascan en desfinanciar y deslegitimar. Piensan que se trata de un proyecto de laboratorio y que van a manejarnos como si fuéramos su conejillo de indias. Cada vez son más las voces disidentes, aumenta el descontento y la gente no titubea al momento de salir a las calles. Los globitos de colores terminaron convertidos en bombas de humo que se fueron con el viento como cada una de las promesas que hicieron en campaña.

 

“No hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos” decía una de las mayores referentes del siglo pasado y no se equivocaba, porque algo es seguro y es que no permitiremos que avancen sobre nuestros derechos. Daremos la batalla y venceremos esta pulseada que tiene como objetivo echar por tierra las victorias conseguidas, no por arte de magia sino al calor de la lucha y con un Estado presente como garante de derechos y beneficios para los sectores más vulnerados.

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