Entre tantas nubes, brota El Resplandor

Si hay algo en que coinciden especialistas, políticos de distinto color y reconocidos vecinos, es que en el barrio de Constitución abundan las problemáticas y necesidades sociales. Allá por el año 1997, la enfermera Marta Herrera advertía antes que tantos otros dichas injusticias y, con la idea de paliar el desastre social provocado por el gobierno neoliberal de Carlos Menem, puso en marcha el comedor comunitario El Resplandor del Sur.

Si hay algo en que coinciden especialistas, políticos de distinto color y reconocidos vecinos, es que en el barrio de Constitución abundan las problemáticas y necesidades sociales. Allá por el año 1997, la enfermera Marta Herrera advertía antes que tantos otros dichas injusticias y, con la idea de paliar el desastre social provocado por el gobierno neoliberal de Carlos Menem, puso en marcha el comedor comunitario El Resplandor del Sur.

En los primeros tiempos, el comedor estuvo situado en la intersección de las calles 15 de Noviembre y Sáenz Peña. Luego se ubicó en un centro cultural para volver nuevamente al formato de comedor comunitario. Actualmente se ubica en Brasil al 1600, a pocas cuadras de Plaza Garay en Constitución. En una amena charla con El Grito del Sur, Marta Herrera comentó que la idea rectora del comedor está basada en poner el foco de atención en las mujeres y los niños, ya que los considera pilares de una familia. Sobre la mujer, Marta afirma que «no tiene que estar enclaustrada esperando lo que haga su marido, sino que puede ser libre y buscar sus objetivos».

En la actualidad el comedor comunitario asiste a unas 450 personas, entre las que se encuentran 250 niños registrados. «El gobierno subvenciona todo lo que sea alimentos, pero se queda corto con la plata porque los alquileres son muy caros desgraciadamente», cuenta la referente del lugar. El funcionamiento está a cargo de 15 personas, que se encargan de mantener el comedor en condiciones a partir de una voluntad enorme. Entre las actividades que brinda la organización, se destacan las clases de yudo, el teatro de títeres, las charlas de salud y de lactancia materna, los festejos de cumpleaños y el apoyo escolar, este último con un especial énfasis en el entretenimiento.

En un contexto en el que se busca estigmatizar a las organizaciones sociales y políticas -y en especial a la militancia barrial- desde las altas esferas del poder, Marta Herrera afirma con satisfacción que cada vez que hacen actividades se acercan muchos vecinos y vecinas. «Es importante que se acerquen a las organizaciones sociales, no somos cuco». Sin embargo, no deja de manifestar su preocupación por la situación y los problemas estructurales que se viven desde hace mucho tiempo en el barrio: «Hace 25 años que estoy en Constitución y sufrimos lo que pasa en el barrio. Estamos cada vez peor. Si cada una de las organizaciones sociales damos nuestro aporte, vamos a salir adelante. Hay que terminar con el asistencialismo y sacar a la gente de la calle, que por algo está en esa situación».

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