Un grupo de gendarmes relató hoy las condiciones de sometimiento en las que se encontraban las mujeres rescatadas de una red de trata de personas, durante el juicio que se lleva a cabo en Ushuaia
El juicio representa un hito en la justicia argentina ya que es la primera vez que una víctima de este tipo de delito es querellante contra sus captores. Alika Kinán, la mujer rescatada junto a otras seis durante un operativo realizado en octubre de 2012 en el local nocturno «Sheik», en pleno centro de la capital fueguina es la mujer querellante.
Luego de su rescate Alika comenzó una importante militancia feminista, en favor de los derechos de as mujeres y contra las redes de trata. El fruto de su lucha se sintetiza en el juicio contra Pedro Eduardo Montoya y Claudia Ivana García, el matrimonio sindicado como propietario de «Sheik», y Lucy Alberca Campos, quien se desempeñaba como encargada del prostíbulo y colaboraba con la captación y traslado de las mujeres a Ushuaia.
El alférez de Gendarmería Matías Carmona, que participó de la investigación judicial del caso, declaró hoy que de las intervenciones telefónicas surge cómo los supuestos tratantes «menoscababan a las víctimas por su escaso nivel intelectual o su falta de recursos económicos». «En una conversación decían, entre risas, que estas mujeres eran como el pescado, porque sirve todo menos la cabeza», refirió Carmona.
El Gendarme también señaló que «algunas comían arriba de la propia cama, por falta de un lugar adecuado para hacerlo».Los testigos sindicados en la causa verificaron que las mujeres hacían varios «pases» (relaciones sexuales) por noche fuera del local, a veces en hoteles y otras adentro de los vehículos de los propios clientes. «Cuando se realizó el allanamiento (las mujeres) tenían poca ropa. Estaban desabrigadas y algunas tenían frío. En una pieza pequeña había cuatro camas, ropa por el suelo y casi no se podía caminar», señaló la gendarme Leila Gutiérrez, que ahora cumple funciones en Río Gallegos.
Otra gendarme, Andrea García, agregó que cuando fue el operativo, algunas de las víctimas «estaban ebrias a las 2 de la mañana». Por su parte el cabo primero Marcelo Cipriati, corroboró que las mujeres llegaban a Ushuaia a través del aeropuerto local, donde la encargada del prostíbulo concurría a buscarlas y las trasladaba de inmediato al negocio.
Alika, quien no estuvo presente en esta tercer jornada del juicio, habló con medios locales y por primera vez se refirió a las amenazas que denunció en los días previos a las audiencias, y a las acusaciones que recibió de su hermana y de su ex marido, residentes en Europa, quienes afirmaron que una de sus hijas aparecía sometida sexualmente en un video.
«Pensaba que me iban a tirotear la puerta de mi casa y lo que me tirotearon fue la psiquis. Con la reaparición de personajes misóginos y violentos que estuvieron alguna vez en mi vida, con un video falso que nunca existió, con el daño hacia mi propia hija y mi familia, con amenazas continuas, costó mucho llegar serena, coherente y con la cabeza muy bien puesta a mi declaración», enfatizó. También dijo «entender» que para la sociedad «es difícil de asimilar cómo alguien pudo haber sido sometida durante 20 años y no haber dado señales o no haber hecho nada».
Además, Kinán justificó el pedido de resarcimiento económico que le solicita al Municipio local, por 2,2 millones de pesos, en que «sentará un precedente para otras mujeres en mi misma situación». «Si esto prospera, otras víctimas podrán pedir reparaciones económicas de 6 ceros. Y si esto sirve para que se tomen las medidas y se reglamente la ley de trata, así debe ser. Lo que tengo dentro mío no vale 6 ceros, ni 9 ni 12«, aseguró.