El actual centro de estudiantes de la UNA es un sinónimo de lucha y defensa de la calidad educativa. En 2008, a partir de la modificación de la Ley de Educación Nacional, en la cual se cambia la denominación de los niveles educativos (se abandona la noción de EGB 1, 2, 3, polimodal y terciario para dar lugar al nivel primario, secundario y superior), la universidad se vio obligada a transformar el plan de estudios. Desde el año 2014 la actual conducción del centro de estudiantes presentó los contraproyectos pertinentes para revisar el contenido del nuevo plan. De esta manera, salió a la luz que el nuevo proyecto educativo presentado por las autoridades de la UNA quitaba la habilitación de ejercicio del título de profesorado en el nivel superior. Se busca dividir el profesorado: Establecer uno para los niveles primario y secundario y otro par el nivel superior.
Inmediatamente, los estudiantes comenzaron a pedir reuniones con las autoridades para que den explicaciones sobre esta modificación. La respuesta fue sorpresivamente un acto de ilegalidad e irregularidad puras: El 9 de marzo se formó un consejo de la carrera, es decir, el órgano de cogobierno trasdepartamental de formación docente de la UNA. De esta forma se violó el acuerdo firmado por la rectora Sandra Torlucci luego de una toma en el 2014, en el que se estipulaba que el plan de estudios no sufriría ningún cambio por fuera del período de clases (otro gran logro del centro de estudiantes que aseguró la presencia del estudiantado en cuestiones institucionales).
Emiliano Calarco, miembro del CEFODO, en diálogo con El Grito del Sur, comenta los motivos de la toma. “Realizamos una toma sin cese de actividades. Dejamos ingresar a estudiantes, docentes y no docentes. Las actividades se desarrollan normalmente mientras, gracias al apoyo docente, difundimos las claves del conflicto. Solamente no permitimos la entrada de las autoridades que bancan el nuevo plan de estudios. La medida de fuerza se toma porque los consejos son atidemocráticos. Las autoridades poseen tres, mientras que los estudiantes sólo uno, por lo que tienen quórum sin nosotros”.
El primer día de la toma, las autoridades afirman que se reunieron a formar el consejo en otro lugar por fuera de la universidad (lo que va en contra de los estatutos) dado que se encontraba tomada. Sin embargo, no se encuentra ninguna prueba de que se haya hecho dado que no elaboraron ni mostraron las actas públicas determinadas, lo que convierte a ese consejo en ilegal.
El rectorado, sin consultar a ningún órgano de cogobierno, decidió realizar un lockout institucional de 48 horas, o sea, un cese de actividades en todos los departamentos de la universidad. Durante ese período, las autoridades cortaron la calle y realizaron una jornada de reflexión donde personas representantes de áreas muy alejadas a la educación opinaban sobre el plan de estudios a favor de la posición del rectorado.
El centro de estudiantes pide fervorosamente que se contemplen los contraproyectos presentados y que se declare nulo el consejo ilegal formado ya que se contrapone a los estatutos de la facultad. Emiliano sostiene: “En caso de conseguir la respuesta deseada, levantaríamos la medida de fuerza. Continuaríamos defendiendo la educación pública. Queremos remarcar que este es una institución formadora de formadores; más adelante estaremos al frente de cursos de todos los niveles educativos en todo el país. Tenemos que defender una formación consistente con esto. El nuevo plan restringe el acceso del conocimiento del arte como sí mismo al nivel específicamente superior, que es el minoritario en nuestro país. Están limitando el acceso a ese conocimiento en nuestra sociedad, el arte queda demasiado relegado. Concebimos al arte como formadora de pensamiento crítico”.
La lucha en la UNA continúa. El estudiantado, junto con el apoyo del sector docente, resiste ante los avances ilegales de las autoridades que buscan imponer sus modificaciones en el plan de estudios que llevan al deterioro progresivo de la calidad educativa en el rubro artístico. El centro de estudiantes de la UNA es ejemplo de lucha, resistencia y defensa de la educación pública.
