La jornada empezó temprano. Desde las 10 de la mañana distintos movimientos sociales ya se habían apostado en la 9 de Julio, preparando el clima para lo que sería la movilización más grande en lo que va del año. A las 12 del mediodía el centro de la Ciudad ya era un caos. Según la propia Confederación General del Trabajo (CGT) casi 200 mil personas se movilizaron hacia el Ministerio de Producción. Gremios de todo el país, confederaciones, organizaciones sociales y partidos políticos se congregaron en una marcha que detuvo el pulso de la Ciudad de Buenos Aires.
El acto arrancó antes de lo previsto, lo que ya generó un cierto clima de incomodidad. Primero habló Carlos Acuña, entre algunos gritos y silbidos. Pero la bataola empezó cuando Héctor Daer, Secretario General de Sanidad y actual diputado por el Frente Renovador, realizó una tibia convocatoria a un paro. ¡Poné la fecha, la puta que te parió! fue la respuesta de una base sindical descontenta con su dirigencia, que ha sido más benévola con el gobierno de Macri de lo que muchos esperaban, tras un año en el que se perdieron 110 mil puestos laborales y el valor real del salario cayó casi un 20%. De hecho el año pasado el Triunvirio coronó su rol colaboracionista votando la ley de ART, que el propio Daer -a diferencia de su compañero de bancada, Facundo Moyano- salió a defender. Como si esto fuera poco, durante su discurso, Daer cometió el peor sincericidio: su inconsciente lo traicionó y vociferó que el paro se iba a convocar «antes de fin de año».
Luego habló Schmidt, que remarcó que «no se concentraron para dilatar la protesta ni para hacer un diagnóstico, sino que se vino a anunciar que se van a tomar medidas de fuerza en la Argentina a fines de este mes». El final fue escandaloso. Un grupo de Seguridad del Sindicato de Camioneros reaccionó con golpes y empujones frente a los insultos de varios de trabajadores contra Pablo Moyano. Daer y Acuña abandonaron el palco bajo una lluvia de objetos,. Mas tarde, muchos trabajadores tomaron por asalto el escenario, bajaron el atril y lo levantaron cual trofeo de guerra. Como los pueblos liberados levantan las estatuas de los dictadores caídos.
Doble balance
Es posible realizar un balance doble de esta medida de fuerza. Por un lado se materializó el descontento de la clase trabajadora, que se hizo oír con una fuerte presencia en las calles y un claro contenido anti-macrista. No sólo la Corriente Federal -el ala más radicalizada de la CGT-, salió a golpear las políticas neoliberales del gobierno, sino que el propio Triunvirato tuvo que salir a posicionarse con fuerza contra las medidas de ajuste y en defensa del empleo. Primer conclusión: el paro fue un golpe para Macri. El propio Acuña, delfín del conservador Barrionuevo y -exceptuando al «Momo» Venegas- el más macrista de los dirigentes sindicales, salió fuerte contra el Gobierno y declaró que «si fueran médicos y tuviesen que diagnosticar una enfermedad estaríamos todos muertos, porque no aciertan ni una».
La segunda conclusión tiene que ver con una incipiente pero cada vez mayor radicalización de las bases, reforzada por la falta de legitimidad del Triuvirato. La tríada que dirige la central se vio empujada a tomar la medida de fuerza de hoy por las continuas presiones que recibe de dentro y fuera. El mes pasado se selló la unidad de las CTA, que aunque pareciera un mero gesto -en un momento de gran debilidad de la central conducida por Pablo Micheli-, pone en pie un actor fuerte a la izquierda de la CGT. Por otro lado y pese a los insultos, Pablo Moyano se ha mostrado como uno de los referentes más comprometidos en la necesidad de convocar a un paro. Por si esto fuera poco, La Bancaria, parte de la Corriente Sindical Federal, cerró un acuerdo paritario del 24% y su Secretario General, Sergio Palazzo, lanzó ayer en Parque Norte su candidatura para seguir conduciendo el gremio hasta 2021.
Queda por fuera de nuestro análisis el rol que despeña el año electoral y las discrepancias que existen entre la CGT y la figura de Cristina Kirchner. Sólo cabe señalar que el «paraguas» político que le aportaba el massimo a una gran parte de la dirigencia sindical parece resquebrajarse. Incluso se comenta que el propio Daer es uno de los más emocionados con una eventual candidatura de Florencio Randazzo.
El paro de la CGT quedó atrapado en medio de acciones de lucha, en un Marzo caliente y configurando el round central de un 6,7,8 profundamente antimacrista y que algunos dirigentes hubieran preferido más laxo.