En modo distendido, el cineasta Tristán Bauer accedió a dialogar con El Grito del Sur luego de haber tenido una reunión en el Instituto Patria. El ex presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA) es una de las más prestigiosas voces en la materia para opinar acerca del conflicto desatado en el INCAA tras la salida de Alejandro Cacetta como presidente del organismo y de la renuncia del rector del ENERC, Pablo Rovito, como consecuencia directa de la anterior decisión tomada por el gobierno nacional. Esta medida unilateral tuvo el rechazo inmediato de cineastas y representantes de la cultura de diverso arco ideológico.
¿Qué intereses tiene a su entender esta intervención del gobierno nacional sobre un ente autárquico como el INCAA?
Es un tema complejo, pero básicamente tiene dos aristas. Por un lado, siempre está la intencionalidad de la destrucción de nuestra cultura y nuestro cine y de transformar a la sociedad, como decía don Julio Cortázar, en robots y en consumidores de una producción internacional, no en generadores de contenidos propios que reflejen nuestro modelo cultural. Por otro lado, desde el nacimiento de la ley de Cine, la codicia de dos sectores fundamentales como la exhibición (cada vez que alguien va al cine y paga su entrada un 10%, va al Fondo de Cinematografía y este sector quiere que quede en sus arcas), y los radiodifusores, que con el Grupo Clarín a la cabeza, no quieren pagar más el canon para difundir contenidos audiovisuales en la Argentina. Frente a esto, me parece muy positivo la rápida y multitudinaria presencia de todo el colectivo cinematográfico poniéndole un freno y un parate. Me parece que se pudo avanzar bastante en impedir que se corte la financiación del Instituto Nacional de Cinematografía. Es muy grave que una figura consensuada por todo el sector industrial, como era Alejandro Cacetta, sea eliminada y que esté hoy administrando el instituto un gerente de Clarín, un hombre del riñón de Magnetto.
¿Cuáles son las características que quiere imponer el macrismo en la producción cinematográfica de nuestro país?
Idealmente, para ellos es importante la presencia de una producción internacional y una producción nacional muy segmentada, manejada por Magnetto y el Grupo Clarín. Ese es el modelo que ellos querrían implementar. De nuestra parte, creemos en un modelo absolutamente distinto, que se desarrolló en los últimos 12 años y que es un modelo de producción federal, muy amplio, donde hay cabida para producciones masivas y de importancia, otro espacio para las operas primas y para la producción audiovisual televisiva, que ahora se la ha cercenado. De esta forma es cómo aparece esa maravilla que es la diversidad cultural, que queda expresado en la sociedad humana actual de una manera muy transparente en los medios audiovisuales en general y en el cine en particular.
¿Hasta dónde puede llegar el vaciamiento del cine nacional? ¿Cómo se lo impide?
La intención del vaciamiento es total. La única manera de frenar esto, como yo creo que se ha logrado frenar en esta primera embestida fuerte, es la movilización en unidad. Esto significa que hasta los que pensamos muy distinto, digamos que en este frente no se avanza. Este hecho no difiere mucho del intento del otro gobierno neoliberal, que tenía al frente a Carlos Saúl Menem, cuando le pusimos un freno también con movilizaciones. Creo que, si bien retrocedimos al perder a un presidente de consenso como Alejandro Cacetta, sí se logró frenar con movilización y unidad este primer avance y por eso tenemos que estar en estado de alerta y movilizándonos permanentemente.
