«No es sólo el clima de época, el fallo estuvo armado por el Gobierno»

"El pueblo le puso en la calle un límite al Gobierno", dice la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, en referencia a la marcha atrás respecto del 2x1. En diálogo con El Grito del Sur, volvió a pedirle la renuncia a Claudio Avruj y exigió juicio político para los tres jueces de la corte que votaron a favor de la libertad de los genocidas presos.

No hay actividad de las organizaciones del pueblo que ella se quiera perder. Si la invitan, Nora Cortiñas está. Llega con el pañuelo puesto, la foto de su hijo Gustavo pegada al cuerpo, y bendice: «los 30 mil compañeros están presentes en esta lucha». Así pasó ayer, cuando compartió junto a los colectivos que realizan trabajo social en cárceles una conferencia de prensa en rechazo a la modificación de la ley 24.660 de ejecución de la pena privativa de la libertad. A una semana de la histórica marcha de los pañuelos blancos en rechazo a la aplicación del «2×1» a los condenados por crímenes de Lesa Humanidad, se hizo un lugar para charlar con El Grito del sur: dijo que la marcha le puso un límite al Gobierno, al que acusó de promover el fallo junto a la Iglesia Católica, y volvió a pedirle la renuncia al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.


— ¿Cuál es el balance de los organismos a una semana de la marcha?
– El fallo de la Corte llenó al pueblo de una gran indignación y el pueblo contestó llenando la Plaza de Mayo. La lucha por Memoria Verdad y Justicia lleva 40 años, empezó enfrentando al Terrorismo de Estado y siguió todos estos años en la reconstrucción del país después de todo lo que hizo ese ejército de ocupación. Y ahora tenemos este Gobierno que viene a decir que hubo una «guerra sucia», a distorsionar la historia e imponer la teoría de los dos demonios, todo lo cual ya creíamos superado. Eso nos hizo empezar de cero. Pero después de la marcha vemos con entusiasmo que eso cambió, que el pueblo dijo hasta acá, que el «2×1» era el límite. El pueblo lo demostró. El Gobierno podrá seguir intentando estas embestidas, pero dejamos en claro que no somos un pueblo pasivo y que no lo vamos a tolerar. El pueblo le puso en la calle un límite al Gobierno.

— Muchos no pudimos ni llegar a la plaza, fue imposible. ¿Cómo se vio desde el escenario?
– Fue involvidable. Impresionante y hermoso, los pañuelos blancos… Fue más numerosa que la de la del 24. Me hizo acordar a la marcha del 96, que fue tan grande que motivó la reacción en Europa. Acá pasó igual, recibimos miles de llamados en repudio a la ley y solidaridad desde todos los rincones del mundo.

— El Presidente dijo en conferencia de prensa, horas antes de la marcha, que no estaba de acuerdo con el fallo. ¿Le creyó?
– No. El Presidente estuvo detrás del fallo. Ya antes de asumir hablaba del «curro de los derechos humanos» y una vez en el poder no dejóo de atacar a los organismos, que retrocedimos en conquistas como le pasó y le está pasando a todo el pueblo.

— Sobre la posición del Gobierno hay al menos dos posturas. Una que indica que generó el clima político para que este fallo se dé y otra que profundiza un poco más y denuncia que directamente lo impulsó. 
– No, no, que nadie se confunda, no es sólo el clima de época, el fallo estuvo armado por el Gobierno, que nombró en un principio por decreto a dos de los jueces que lo firmaron (Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti) y sostuvo en el cargo a la tercera jueza (Helena Highton de Nolasco, quien debió haber renunciado tras cumplir 75 años), cuya actitud me da verguenza como mujer, porque negoció continuar a cambio de tirar por la borda lo bueno de su trayectoria. Lo que hicieron estos jueces fue obsceno.

— A pesar del fallo, varios genocidas que solicitaron el «2×1» se chocaron contra la negativa de los jueces, como el caso del ex capellán Christian Von Wernich. ¿Los juicios como política de Estado que no tienen vuelta atrás? 
– Los genocidas van a seguir solicitando la reducción de la pena y se la van a seguir negando. Como el fallo no establece que el «2×1» sea «compulsivo», dejó el camino abierto para que los jueces comprometidos con los juicios no se tengan que disciplinar. Siguen pendiente el enjuiciamiento como corresponde al sector civil, que también retrocedió con este Gobierno. Nos va a costar, pero vamos a seguir pujando por memoria, verdad y justicia.

— Usted y otros referentes de los organismos le pidieron la renuncia al Secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quien sin embargo dijo que estaba más comprometido que nunca con los Derechos Humanos. ¿Van a insistir con el pedido de renuncia?
– Avruj no está comprometido con los derechos humanos. Mostró la hilacha cuando recibió a la Celtyv (ONG que pide la libertad de los genocidas) en la ex Esma. Es terminante nuestra postura de que renuncie y también que se haga juicio político a los tres jueces. No podemos tolerar que jueces de la corte manden a la casa a los genocidas. Hay que hacerles juicio político. La ley del 2×1 no se puede aplicar a crímenes de lesa humanidad, ya estaba derogada desde 2001, por lo que muestra una clara intención política de impunidad.

— ¿Fue una coincidencia que el fallo saliera un día después del pedido de «reconciliación» de un sector de la Iglesia Católica?
— No, no hubo coincidencia, lo prepararon. Fue deliberado y es una muestra más de que esto estuvo planificado. La iglesia pide «reconciliación» porque fue cómplice. La dictadura fue cívico-eclesiástica-militar.

— La Corte debe resolver ahora sobre la situación de Milagro Sala, mientras están en argentina tanto el Comité contra la Tortura de la ONU y la CIDH. ¿Cree que la Corte tiene una oportunidad para reivindicarse?
– La Corte no tiene intenciones de resolver lo de Milagro, que es una irregularidad muy grande, es una persecución política, está siendo torturada y sometida a vejámenes. También está la situación de las cárceles argentinas en general. Esperemos que la presión surja efecto, pero insistimos en que estos jueces deben renunciar. Y (Gerardo) Morales, también.

Compartí

Comentarios

Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.