«No podemos estar corriendo atrás de un burgués que nos encuadre en algún ¨ismo¨»

El dirigente del Movimiento Evita y la CTEP conversó con El Grito del Sur. El balance de la candidatura de Randazzo, la movilización del 21F y el papel de Cristina en la oposición. "Tenemos que salir del rol de la protesta para la construcción de una propuesta programática de Nación", disparó.

Gildo es platense y del pincha. Pero también es doble camiseta. Lo que en fútbol constituiría un agravio desgarrador, en política representa una apuesta a la unidad. En el frente de su remera negra luce el logo de la CGT. En la espalda, más grande y en el centro, aparece el de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), espacio al que pertenece y que hoy nuclea a cientos de miles de trabajadores argentinos que se encuentran en la informalidad laboral. La remera es apócrifa. Es más bien una expresión de deseo que una realidad concreta. Sin embargo la utopía de encuadrar a los trabajadores informales en la Confederación General del Trabajo avanza a paso lento y firme: el año pasado la CGT movilizó en apoyo a la Emergencia Social. Este 21 de febrero la CTEP devolvió el gesto y -con reclamos propios-, copó las calles aledañas a 9 de Julio en el marco de la movilización convocada por Camioneros.

«Fue una marcha muy masiva y contundente. A pesar de que el Gobierno desarrolló una campaña para que la movilización fracasase, no lo pudo lograr». Para Gildo Onorato, la movilización que reunió a camioneros, bancarios, estatales, gremios de serivicios y movimientos sociales configura la posibilidad de rediscutir un nuevo escenario de unidad. «A partir de la marcha se puede conformar un bloque social que constituya un espacio que le dé pelea al gobierno, para frenar el ajuste y modificar el rumbo económico».

Los movimientos sociales salieron a las calles en bloque y volvieron a demostrar su poder de convocatoria. Ahora están nuevamente en el centro de la escena: luego de un año de relativa calma -tras la firma de la Emergencia Social- la represión de la Reforma Previsional marcó un quiebre. El gobierno amenaza con recortarles cada vez más planes. Los movimientos responden con agitación de calle y lucha. El principal problema ahora es transformar la creciente unidad de calle en una propuesta política. «El gran desafío de la clase trabajadora es salir del rol de protesta y resistencia y elaborar un planteo de nueva idea de país que involucre las nuevas demandas urbanas, el rol de las mujeres, de los inquilinos, con un eje vertebrador claro en la clase trabajadora. Sin embargo este proyecto tiene que incluir también a la nueva clase media asalariada, un sector con poco nivel de agremiación pero que ha crecido en Latinoamérica y muchas veces ha tenido un rol de protesta frente a los proyectos populares. También el rol de los trabajadores del campo es central: hay que construir una propuesta que no solamente se quede en la reforma agraria sino que brinde industrialización a la nueva realidad rural y frene la concentración y la extranjerización de la tierra».

El salto a una propuesta política que debe dar la organización popular es uno de los puntos centrales. Mientras en Brasil el Movimiento de los Sin Tierra (MST) es la columna vertebral y unificada de la campaña de Lula, en Argentina aún prima la dispersión. El amplio espectro de organizaciones que estuvieron en la calle contra la reforma previsional y el 21F fueron separadas en 4 de las 5 listas que se presentaron a elecciones legislativas. El Movimiento Evita hizo lo propio con la alianza Cumplir, impulsando la candidatura de Florencio Randazzo. El balance no es todo lo positivo que la dirigencia de este espacio preveía: «Esperábamos una performance con mas votos pero el escenario de polarización no abrió espacio para que otras opciones crecieran . De todas formas, haber obtenido medio millón de votos en la Provincia de Buenos Aires, mirando a futuro, no es poco. Ahora hay que abordar los caminos de articulación que venimos afrontando para generar un proyecto que articule las distintas propuestas de oposición. Empezamos a construir una experiencia que necesariamente va a confluir con otras expresiones del peronismo para derrotar a Macri», sostiene Onorato.

Gildo evita nombrar a Cristina. No es un tema que le siente cómodo. Consultado por el rol de la ex presidenta en un futuro armado de oposición, responde que «no hay que poner personas como ejes vertebradores, sino que desde una propuesta programática irán apareciendo los nombres». Un amague elegante. Sale pegando después de estar contra las cuerdas.  «Todos los gobiernos, del ´83 a la fecha, incluso éste que es un gobierno de transferencia de los pobres a los ricos, han abordado el problema de los pobres desde la óptica del reparto de comida y de subsidios. Nosotros queremos que se destine más presupuesto pero orientado a puestos de trabajo. Hemos presentado una propuesta legislativa para que el 25% de la obra pública se destine a infraestructura social para barrios populares y a través de cooperativas».

La CTEP tiene un programa claro. Detrás del lema «Techo, Tierra y Trabajo» se esconde una reivindicación que pretende reconocer y representar a los laburantes de la economía popular como trabajadores. Por eso la remera de la CGT. Por eso el diálogo constante con la dirigencia sindical. Por eso su preocupación por sostener la unidad -aunque endeble- del triunvirato que la conduce. «Cualquier ruptura en el campo popular siempre es mala. Nosotros representamos a un sector que está por debajo de la linea de pobreza y a veces de indigencia y necesariamente debe sostener sus reclamos en la calle, buscando soluciones concretas». Consultado por el rol de la CGT concluye con determinación, porque la apuesta a la unidad, también permite ver el bosque: «Nosotros siempre vamos a estar del lado de los que están en la calle».

La distancia entre el Movimiento Evita y el núcleo duro del kirchnerismo fue un parteaguas que definió la reconfiguración del amplio espectro de los movimientos sociales. La estructuración de la CTEP como actor político de peso, su diálogo con el Ministerio de Desarrollo Social, las críticas a un proyecto de 12 años que no pudo incluir en la formalidad a un 33% de los trabajadores que carecieron de derechos laborales, dan una idea de que con el «vamos a volver» no alcanza si no se saldan muchas discusiones pendientes. » Los movimientos populares debemos intervenir más fuertemente, construyendo agenda, propuestas y un programa. La idea de Tierra, Techo y Trabajo debe ser el boceto de una idea de nación donde ingresen todos los sectores. Es nuestra responsabilidad ser parte del fortalecimiento de las alternativas de los sectores populares en la política electoral. No podemos estar corriendo siempre atrás de burgúes que, aggiornado al sistema político, nos encuadre en algún ´ismo´».

 

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.