En el marco del Día mundial de la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, se realizará a partir de las 18 horas en Avenida Corrientes y Ángel Gallardo el festival “Al closet no volvemos nunca más”, en repudio al homo-odio, lesbo-odio, bi-odio, trans-odio y travesti-odio. Se presentarán, entre otrxs, Susy Shock, Rebelión en la Zanja, La Comunacha y Mojo Sisters. Además, habrá proyecciones, una feria feminista y una bicicleteada hasta el evento con «Pedalea como una piba».
Si bien debería ser un acontecimiento festivo en el cual conmemorar aquellos días de lucha del colectivo LGBTIQ+ y el reconocimiento de los derechos que solo poseían las personas heterosexuales, el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT junto con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA) comunicaron en su informe que en 2017 hubo 13 asesinatos y anunciaron que los casos de violencia física aumentaron 500 por ciento respecto al año anterior.
Del mismo modo, se destacó que las cifras son peores, aunque inexactas, por los casos que no toman estado público o en los que no se respeta la identidad de género de las víctimas, la mayoría de ellas mujeres trans.
Según el informe, en el 58 por ciento de los casos las víctimas son mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros), el 30 por ciento sons varones gays, el 9 por ciento apunta contra lesbianas y el 3 por ciento contra varones trans. De los crímenes registrados, el 13 por ciento corresponde a asesinatos y el 87 por ciento a violencia física que no terminó en muerte. Es decir que hubo 13 homicidios (11 mujeres trans, un varón trans y un varón gay) y 90 casos de violencia física, lo que supone un incremento “alarmante”, según revelaron.
“Estos asesinatos constituyen la expresión más grave de la violación de los Derechos Humanos de una persona, son crímenes de odio cometidos con una descomunal rabia, con métodos de tortura, en los que arrancarles la vida a las víctimas no basta, sino que además, sus cuerpos quedan destrozados”, completó el trabajo.
La discriminación que viven las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersex se manifiesta a través de una sociedad heteropatriarcal falocentrista que no quiere reconocer aquellos derechos básicos, pero adquiridos, y donde no se respetan sus identidades autopercibidas (reconocidas mediante la Ley 26.743) mediante burlas, insultos, descalificaciones, en detenciones arbitrarias con armado de causas judiciales, en la criminalización del trabajo sexual, en la exigencia de coimas o de servicios sexuales gratuitos, en persecuciones a través de los ya derogados edictos policiales, hostigamientos, tratos vejatorios e inhumanos, violaciones y tortura, tanto en la vía pública, como en comisarías y penales.
En los últimos días resonaron, mayormente en los medios de comunicación no hegemónicos, varios casos de discriminación contra el colectivo LGBTIQ+. Uno de los últimos fue el caso de Sofía del Valle, integrante de FM La Tribu, a quien una patota de hombres le pegó por el simple hecho de ser lesbiana. “No queremos raritos en el barrio, sabemos que fuiste con la yuta, lesbiana de mierda”, fue lo que le dijeron mientras la llevaban contra su voluntad hacia la Avenida Estado de Israel para pegarle. Según el comunicado que presentó la radio, es la tercera vez que Sofía sufre la violencia machista y el lesbo-odio sobre su cuerpo por no cumplir con los parámetros heteronormativos que se imponen en nuestra sociedad.
Bajo los mismos preceptos se encuentra el caso de Mariana Gómez, víctima de la violencia institucional por parte de la policía, y procesada por besarse con su esposa Rocío Girat en la estación Constitución de la Línea C a finales del año pasado.
Lo mismo ocurre con Joe Lemonge, aquel joven trans que fue sentenciado hace unos días en Entre Ríos a cinco años y seis meses de prisión por “tentativa de homicidio”, luego de que en 2016 se defendiera de un ataque transfóbico en su casa.
También vale recordar el caso de Eva Analía “Higui” De Jesús quien sigue procesada por matar en defensa propia a uno de los diez integrantes de una patota de hombres que intentó violarla por el simple hecho de ser lesbiana.
A pesar de estos obstáculos judiciales, desde marzo se está llevando a cabo el juicio por el homicidio de la activista por los derechos humanos e impulsora por la Ley de cupo laboral trans, Diana Sacayán, donde se le requiere al Poder Judicial que considere su muerte como un travesticidio dado que fue en el marco del odio a la identidad de género travesti.