Ni concesión ni cortina de humo: mujeres luchando por sus derechos

Gustavo Pecoraro es periodista y escritor pero ante todo persona viviendo con VIH y puto. Hoy expuso en el Congreso en el marco del debate sobre la legalización del aborto. "El debate del aborto no es ni una concesión del macrismo ni una cortina de humo: es la resultante de una genealogía de personas que lucharon por sus derechos".

«Estoy contento, fue un momento emocionante y adrenalínico», comenta Pecoraro. Su exposición partió desde un lugar claro: si bien lo presentaron como escritor, periodista y asesor legislativo, Pecoraro se presentó y expuso en su carácter de persona viviendo con VIH y puto, «puto por placer y por orgullo». En un recinto acostumbrado a la paquetería del ceremonial y el protocolo, la polémica introducción de Gustavo generó la provocación que él mismo buscaba producir.

«Mi intervención se centró en el paralelismo entre la situación de quienes vivimos con VIH y tuvimos que salir a la calle por una Ley nacional de SIDA y la lucha actual del movimiento feminista. Nuestra lucha permitió que en 1996 se reconociera la asistencia gratuita en Obras Sociales para las personas con VIH pero también fue un debate difícil»

Las palabras de Gustavo parten de un recorrido de lucha histórico por el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI. «Para mí era una prerrogativa estar hoy en el Congreso: hablando como puto con VIH y con más derechos que las mujeres y cuerpos gestantes que no tienen la posibilidad de decidir sobre su propio cuerpo», explica en diálogo con El Grito del Sur. «Tuve que escuchar opiniones trogloditas: un médico cordobés de más de 90 años incluso reivindicaba textualmente ideas de la Edad Media».

«El debate del aborto no comienza cuando lo plantea el oficialismo. Es una discusión que forma parte de nuestra historia y que viene desde nuestras abuelas, nuestras madres y nuestras hermanas. Es la resultante de una genealogía de personas que lucharon por sus derechos: María Elena Odone, Dora Coledesky y miles de mujeres que tal vez uno no conoce. Tiene un auge a partir de la nueva ola de feminismo pero no es ni una concesión del macrismo ni una cortina de humo».

Consultado sobre el rol que deben desempeñar los varones en la lucha por el aborto, Gustavo explica que «todo cuerpo es político. Si bien yo no me identifico como varón, sino que mi identidad es la de maricón, creo que tenemos que acompañar la decisión de las mujeres y cuerpos gestantes. Gestar o no es un derecho humano, y de esta forma debe ser respetado», concluye Pecoraro.

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