Patti respira impunidad en el country

El ex intendente de Escobar, Luis Abelardo Patti, goza del beneficio de la prisión domiciliaria desde octubre del año pasado. Organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos ya realizaron dos escraches frente al barrio cerrado que lo aloja para pedir la vuelta del genocida a una cárcel común.

El 14 de abril de 2011 es recordado como otro día histórico en la lucha de los organismos de derechos humanos y en las páginas de la construcción de Memoria, Verdad y Justicia: el ex comisario Luis Abelardo Patti, intendente de Escobar entre los años 1995 y 2003, fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura cívico-militar. El Tribunal Oral Federal Nº 1 de San Martín dictaminó durante aquella jornada la pena máxima por la participación de Patti en el homicidio del militante peronista José Gonçalvez y en el secuestro del posteriormente asesinado Diego Muniz Barreto, quien había sido diputado nacional del Partido Justicialista (PJ) antes del Golpe de Estado de 1976.

Durante la década del ´90 y principios del 2000, Luis Patti gozó de honores y paseó por las calles, los medios y las instituciones con total impunidad. Luego de retirarse de la Policía en 1993, Patti alcanzó la intendencia de Escobar en 1995 a través del PJ con el 73% de los votos. Desde allí su popularidad creció mediante la utilización de un discurso autoritario y represivo con la «mano dura» como estandarte, al igual que sus ambiciones: tras el intento frustrado de postularse a gobernador por el Partido Justicialista en 1999, el ex comisario decidió fundar el Partido Unidad Federalista (PAUFE). Ese mismo año Patti fue reelecto con amplia ventaja en Escobar y obtuvo el tercer lugar con el 7,7% de los votos en la elección a gobernador de la provincia de Buenos Aires. En 2003 mejoró su cosecha y el PAUFE se posicionó como segunda fuerza provincial, tras alcanzar el 12% de los votos. Sin embargo, el año 2005 resultó un quiebre para la vida política y personal de Luis Patti: la Cámara Baja impidió que asumiera como diputado de la Nación. Luego de un intento de la Corte Suprema de Justicia por habilitar la asunción como diputado en 2008, finalmente Patti recibió un desafuero por presuntas violaciones a los derechos humanos y fue trasladado al Penal de Marcos Paz.

Debido a problemas de salud -en 2010 Patti sufrió un ACV y quedó en silla de ruedas- que motivaron visitas transitorias a varios sanatorios durante su estadía por los penales de Marcos Paz y Ezeiza, el Tribunal Oral Federal 2 de Rosario Omar Paulucci concedió al represor de 65 años el beneficio de la prisión domiciliaria. Esto a pesar de que el mismo tribunal lo había condenado en 2016 a prisión perpetua nuevamente por el secuestro y asesinato de los militantes Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi sobre el final de la última dictadura. De esta forma, el genocida cumple desde octubre de 2017 su condena en una lujosa casa del barrio privado «Septiembre Country Club», ubicado en la localidad de Belén de Escobar.

Este último fallo generó el repudio de diferentes organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos de la zona, que ya realizaron dos marchas al country Septiembre para escrachar a Patti y exigir que cumpla “cárcel común, perpetua y efectiva”. Esta convocatoria fue encabezada en ambas ocasiones por HIJOS Escobar-Campana-Zárate y contó con una significativa participación de militantes políticos y sociales, estudiantes y vecinos. Una de las integrantes del organismo que agrupa a hijos e hijas de desaparecidos, Sofía Belaustegui, cuenta a El Grito del Sur que «Escobar tiene 48 desaparecidos, dos hermanas o hermanos apropiados y ha tenido centros clandestinos de tortura regenteados por Luis Abelardo Patti. Que este genocida goce de la prisión domiciliaria genera mucha indignación. Esto es acorde a los tiempos políticos que se viven, pero no responde a ninguna lógica y está por fuera de la justicia porque no hay un asidero médico que justifique el traspaso a una cárcel domiciliaria entre comillas. Sabemos que en el barrio cerrado tiene una agenda completa de visitantes y de actividades. Es una persona que siempre ha reivindicado su accionar. Si no hay justicia, hay escrache para lograr el repudio popular».

Aaron Oclander, director de Juventud del Municipio de Escobar, plantea que el beneficio concedido a Patti en octubre pasado «es un retroceso enorme después de 12 años de los gobiernos de Néstor y Cristina, donde logramos enjuiciar y encarcelar a los genocidas. Hoy vemos cómo un gobierno neoliberal y de derecha vuelve a jugar en complicidad con el Poder Judicial y empezar a mandar a los genocidas a su casa. Esto no es una prisión domiciliaria. Como vecino escobarense, habíamos dado vuelta la página y habíamos dicho nunca más al pattismo en Escobar. Hoy este tipo está disfrutando de todas las comodidades». Por su parte, Nacho De Vedia, referente de Patria Grande Escobar, sostiene al respecto: «El pattismo trasciende a la figura de Patti, es una identidad política que responde a determinados sectores e intereses de clase. Desde allí construyó un discurso en torno a la seguridad y al orden que en Escobar ha tenido asidero. Hoy en día el pattismo está vivo y agazapado, por lo que tiene posibilidad de reestructurarse en torno a otro partido más grande, que podría ser el PRO tranquilamente». «La domiciliaria a Patti se inscribe en un cambio de época a nivel continental con Macri haciendo negacionismo y hablando del curro de los derechos humanos. Es un bochorno porque los están mandando a la casa», concluye De Vedia.

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