«Es una deuda de las diversidades federalizar la identidad LGTB+»

Lucas Fauno, activista LGTBIQ+ y periodista de la Agencia Presentes, reflexionó en diálogo con El Grito del Sur sobre los desafíos del movimiento que integra en tiempos de ajuste, criminalización y divisiones internas.

Este año no habrá una sola marcha del Orgullo LGTBIQ+. La histórica movilización, a realizarse en Buenos Aires el 17 de noviembre, se desdobló luego de que algunas agrupaciones decidieran abandonar la comisión organizativa. La Comunidad Homosexual Argentina (CHA), 100% Diversidad y Derechos, Mujeres Trans Argentina y la asociación La Rosa Naranja realizaron un festival el pasado 10 de noviembre en Plaza de Mayo, tras emitir un comunicado donde explican que su distanciamiento estaba ligado a “la pérdida del espíritu histórico del orgullo y la falta de representatividad respecto a los reclamos sustanciales de nuestra comunidad”.

Según el comunicado reproducido por la Agencia Presentes, “la clave del desacuerdo es que la comisión organizadora sólo quiso referirse a las trabajadoras sexuales y no a las personas travestis y trans que se consideran víctimas de explotación sexual y exigen un cupo laboral travesti trans”. Por su lado, la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo (COMO) respondió con otro comunicado, donde aclaró que “se consensuó desechar la expresión “personas en situación de prostitución”, muy estigmatizante y discriminatoria para les trabajadorxs sexuales tanto cis como trans”. El Grito del Sur dialogó con Lucas Fauno, activista LGTB+ y periodista de Agencia Presentes.

¿Por qué este año hay dos marchas?

La idea de las dos marchas tiene que ver con utilizar o no el término “personas en situación de prostitución”. En la organización de la marcha siempre hubo desacuerdos, es imposible pensar que todo un colectivo va a tener un único pensamiento. Me parece bien que haya disenso, a mi lo que me preocupa es que en el momento en que nos encontramos no es la manera, deberíamos entender que todes marchamos para el mismo lado contra un enemigo común.

¿El enemigo tiene que ver con el ajuste y la quita de derechos a la diversidad?

Sí. Bajo la bandera de la diversidad hay agrupaciones del PRO y el Gobierno realizó el festival “OrgulloBA”. Nos usan para hacer un “pink washing” de la ciudad, pero al mismo tiempo nos cortan la medicación de VIH y hacen un protocolo de detención para las personas LGBT. Igual esto es algo que sucede en la marcha de Capital Federal. En todo el país hay marchas. Hay que ser conscientes que no es lo mismo ser LGBT acá que en el interior. Es una deuda de las diversidades federalizar la identidad LGTB+.

¿Cuáles son los reclamos puntuales de este año que se suman a las consignas históricas?

La marcha tiene como reclamo principal “Basta de travesticidios”, porque es una gran deuda del colectivo LGTB+ con las identidades trans y travestis. Pero hay más de 25 sub consignas que cruzan el ámbito social y político: por ejemplo, la creación en todo el país de códigos contravencionales que criminalizan nuestras protestas. Es importante hablar de cómo repercute el ajuste en las diversidades, hablar de identidades intersex, de personas no binaries, de bisexualidad, abrir el espectro, porque pensar que la marcha es sólo de varones gays o feminidades lésbicas es muy reduccionista. Estamos atravesados por un montón de interseccionalidades.

Foto: Rocío Tursi

En el feminismo se vio que cuando hay una conquista de derechos aparece un contraataque de parte de los sectores más reaccionarios. ¿Esto está sucediendo con las disidencias también?

Seguro, imaginate que durante la marcha de “No te metas con mis hijos” se gritó en el escenario principal: ‘Derogación de la ley de identidad de género’. Sin ley de Educación Sexual Integral, ¿cómo podemos vivir una diversidad sexual? Yo tardé un montón en descubrir mi identidad sexual y sigue mutando. No se habla de otras posibilidades que vayan por fuera de los binomios: sos hombre o mujer, gay o lesbiana, trans o cis. ¿Qué pasa con los otros terrenos? Esto nos invisibiliza. El recrudecimiento del odio no está solamente en matarnos en la calle, en cagarnos a trompadas, que es lo que está pasando. El recrudecimiento del odio también va por quitarnos los logros obtenidos, es quitarnos nuestras identidades, porque para mi estar vivo no es cumplir funciones fisiológicas, estar vivo es ser yo, aprenderme y desaprenderme todo el tiempo.

El colectivo LGTBIQ+ está hipersexualizado. ¿Qué pasa con respecto a estos otros lugares que no son binomios?

Existe un amplio espectro. Asexual es quien no tiene atracción sexual, alosexual es quien sí, en el medio está la gris-sexualidad, que es tener atracción sexual frente a ciertas situaciones. Yo hoy en día me reconozco como demisexual, que significa que ante determinadas circunstancias tengo atracción sexual, pero necesito que haya una conexión, que haya un vínculo con la otra persona. Es fundamental hablar de esto porque en nuestra sociedad todo está hipersexualizado. Si te compras una remera es para coger, si tomas birra es para coger, imaginate que vos de repente digas que no querés coger, pensás que estás mal, pero no. La idea es poder enunciarse de otras maneras, no para encasillar sino para entender que hay muchas alternativas y formas de deseo y que estas mismas pueden cambiar. Todo es fluctuante.

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