«Che Larreta, che Larreta, no te vayas a enfermar…»

Bajo un sol abrazador, miles de enfermeros y enfermeras se movilizaron al Congreso de la Nación para exigir que se frene la reforma que afecta su condición de profesionales de la salud.

La marea blanca invadió el Congreso bajo el sol abrazador de la mañana de noviembre. Es miércoles 21, Día del Profesional de la Enfermería, pero no hay mucho para festejar: miles de trabajadores de la salud se movilizan en la calle contra la reforma que impulsa el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que degrada las carreras, reduce salarios y los equipara con trabajadores administrativos.

«Larreta: ¿Quién le va a hacer RCP si a usted le pasa algo?», se escucha desde el escenario y miles de enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas y licenciados en bioimágenes se acoplan en un mismo grito. «Che Larreta, che Larreta, no te vayas a enfermar, porque cuando vos te enfermes, que te cuide tu mamá».

La mayoría de las presentes son mujeres, todas con ambo: blancos, a cuadros, celestes o rosas. Hay pañuelos verdes y también pañuelos celestes. Hay tatuajes de la virgen, wiphalas y hasta un enfermero judío, con su reglamentario kipá. «Somos la columna vertebral del sistema de salud», resuena desde el escenario el grito de la delegada del Hospital Elizalde.

La ley de acceso a la Carrera Profesional en Salud degrada la formación y el título de enfermería. La ley aprobaba por la bancada de Cambiemos excluye al personal de Enfermería, de Bioimágenes, Biotecnología y de Instrumentación Quirúrgica de la categoría de profesionales de la salud, impacta en salarios y los excluye de licencias para capacitaciones. En la nueva reglamentación se incluyen 16 profesiones, desde veterinarios hasta musicoterapeutas, pero estas tres carreras quedan por fuera.

Cristian Acosta trabaja en el Hospital Ramos Mejía. Deja el megáfono y se acerca para charlar: «El detrimento en el salario implica entre 10 y 15 mil pesos menos. Pero también nos están diciendo que somos profesionales de segunda, que somos menos que un kinesiólogo, un psicólogo, o un licenciado en informática, que no tiene ni siquiera contacto con el paciente. Por eso, hoy sale toda la enfermería a la calle. Somos el 55% de la fuerza laboral de un hospital y hacemos el 80% de la atención directa y nos están diciendo que no somos siquiera personal de salud», explica. Comenta que no han recibido respuestas del Ejecutivo porteño y que el propio Larreta niega que la reforma los afecte.

Milagros Quispe es enfermera del Hospital Álvarez. «Estamos preparados para cuidar a las personas, no somos administrativos. Son tres años de enfermería, dos para la licenciatura, después hay posgrados privados. Muchos trabajamos en dos lugares para pagarnos esta formación», cuenta Milagros. Eduardo Funes es radiólogo, trabaja en el sanatorio privado Mitre, pero también se solidarizó con el reclamo. «Esta reforma arbitraria no reconoce la profesionalización de nuestra carrera. No vamos en detrimento de los administrativos, vamos por nuestros derechos laborales», asegura.

Algunos se refugian a la sombra; otros, más precavidos, llevaron sus sombrillas. La gran mayoría aplaude, canta el himno, agita y arenga a los oradores. La jornada termina, pero la lucha sigue. «Si esto sigue así vamos a estar movilizados y vamos a convocar a todos los gremios paritarios para ir hacia un gran paro nacional», concluye Cristian, quien vuelve al megáfono y, casi sin voz, sigue agitando contra Larreta: «porque cuando vos te enfermes, que te cuide tu mamá».

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