Se distingue rápido y de lejos, en la esquina de Carlos Calvo y Bolivar, a la entrada del icónico Mercado de San Telmo, un tumulto de gente con banderas, pancartas, pelos de colores y brillos, bailando al ritmo de cumbia disidente. Les convocades llegan a pie o en bicicleta, de a poco van armando una ronda. Los casi treinta grados ameritan un jugo o cerveza que se comparten, como las causas. Hay nucas rapadas, parches cosidos y comida vegana. La escena podría ser una fiesta, pero en verdad es una manifestación en repudio al maltrato y la discriminación que aún siguen sufriendo las disidencias sexuales en Buenos Aires.
Entre calles empedradas y cafés boutiques, San Telmo, el barrio que inauguró en el año 2011 el primer circuito gay del país, fue escenario de un nuevo acto de discriminación contra parejas del mismo sexo que se besan en lugares públicos. El 17 de octubre Micaela Ruiz salió con una chica. Juntas entraron al mercado de San Telmo y comenzaron a besarse, al igual que otras parejas heterosexuales que estaban en el lugar. Al poco tiempo, apareció un guardia de seguridad que les pidió que se retiraran, alegando que algunos transeúntes se habían quejado de esta situación. Aunque no quiso decir de quiénes se trataba, el guardia insistió e instó a acompañarlas hasta la salida.
Una semana después, Micaela se enteró de un caso similar sucedido en el barrio de Palermo, donde dos jóvenes fueron echados y violentados por empleados del restaurante “L academia de la pizza” luego de que el encargado les dijera ‘putitos de mierda, no vuelvan más a mi pizzería, lo que hacen es para cagarlos a trompadas’.
“Cuando nos enteramos de eso, la chica con la que estaba me dijo ‘la sacamos barata’ -cuenta Micaela-. Pero no, que no nos hayan pegado no significa que no la hayamos pasado mal. Yo soy de Córdoba, ahí es más común que pase esto: está naturalizada la discriminación, la puteada, pero tengo amigues y conocides que me dijeron que desde que se legalizó el matrimonio igualitario, esto en Capital Federal no pasaba”.
La administración del Mercado de San Telmo no sólo no accedió a darle la información necesaria a Micaela para realizar la denuncia al INADI, sino que se desligó de la responsabilidad y argumentó que la seguridad estaba a cargo de una empresa tercerizada. Finalmente, la joven cordobesa pudo contactarse a través de Facebook con distintas organizaciones sociales y organizar un “besazo” en repudio al maltrato recibido. Gracias a la difusión, la Defensoría LGTB de la Ciudad de Buenos Aires realizó a través del INADI la denuncia a la administración del mercado, aunque hasta el momento el patio de negocios no aceptó comunicarse con el ente gubernamental.
Violencia in crescendo
La violencia hacia personas LGTB+ besándose en público no es nueva, pero recrudeció con el espíritu de ‘mano dura’ que adoptaron las fuerzas de seguridad durante el gobierno de Mauricio Macri. El caso más conocido fue el de Rocío Girat y Mariana Solange Gómez en el domo de la estación Constitución. En octubre del 2016, Mariana fue detenida y golpeada por la policía mientras besaba a su esposa, luego de ser llamada la atención por fumar en un sector no autorizado. Hasta la fecha, la joven sigue procesada luego de que el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 45 haya considerado que la intervención policial fue “legítima” y que no hubiese obedecido “a un motivo discriminatorio y/o persecución contra la prevenida por su condición sexual”.
Se pone el sol en San Telmo y el viento alivia el calor del verano reciente. Dos chicas empiezan a rapear con acento centroamericano. Hablan de recolectar experiencias, de aprender de la lucha argentina por el aborto legal y de la unidad lesbotransfeminista. A los reclamos se suman el pedido de absolución a Higui, otra víctima de la justicia misógina. Las comunidades de afectos funcionan como escudos contra la meritocracia del sufrimiento que ajusta el ocio y el placer. Al final de la tarde mujeres, hombres, tortas, putos, trans y lesbianas se besan como estrategia política, como refugio, como bandera, después de unirse en el canto “Mauricio Macri la yuta que te parió”.