River-Boca: súper final de emociones

La euforia popular por el superclásico no ciega a los fanáticos. Crisis, ajuste y papelón presidencial. La campaña para lograr la televisación abierta.

Para el pueblo futbolero, el transcurrir de noviembre ya entremezcla un descontento crónico por la extendida crisis económica que aqueja cada vez más los bolsillos con la euforia popular que desató la histórica final que se avecina entre River Plate y Boca Juniors por la Copa Libertadores de América. Esta mezcla emocional se produce en la antesala de una instancia definitoria con características irrepetibles, dado que a partir de la edición 2019 de este evento continental las finales tendrán lugar a partido único y en un estadio preparado para tal ocasión, al mejor estilo europeo.

Durante los últimos días, el nerviosismo se adueñó de todos y de todas. Literal. Hasta el presidente Mauricio Macri cayó en la trampa con declaraciones altisonantes que sonaron más a deseo que a realidad, en otra muestra irresponsable por entrometerse en asuntos deportivos sin consultar previamente a los clubes involucrados. En este artículo vamos a repasar los alcances de este hecho y cuatro más que marcan la importancia de bajar un cambio en semanas agitadas de fútbol y exacerbación del sentido común que tienen el poder de afectar inclusive a los integrantes de las más altas esferas del poder político.

El fantasma de los visitantes

El presidente Mauricio Macri publicó un tweet 5 días atrás en el que pidió la vuelta del público visitante en forma excepcional por tratarse de una «final histórica». Cabe destacar que en Argentina, salvo casos aislados, desde el año 2013 se juega sin parcialidad visitante. ¿Qué habría cambiado de un momento para el otro para garantizar óptimas condiciones de seguridad en dos partidos de una masividad y de un fervor incalculable? Luego de una serie de idas y vueltas, el propio mandatario aclaró que el acceso de visitantes debía ser una decisión tomada por los clubes.

«Boca Juniors y River Plate valoran y reconocen el interés del presidente Mauricio Macri por promover la presencia del público visitante en estas dos finales», leyó ayer la máxima autoridad de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio «Chiqui» Tapia, en conferencia de prensa junto a Rodolfo D´Onofrio y Daniel Angelici, donde se encargaron de confirmar que ambos encuentros se jugarán solamente con hinchadas locales. El rechazo al deseo del Presidente alcanzó también al Gobierno de la Ciudad, puesto que el ministro de Seguridad porteño Martín Ocampo -funcionario ligado a Angelici- había planteado que «no están dadas las condiciones» para incluir público visitante.

Falsa imagen de «normalidad»

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, planteó recientemente que «quien quiera estar armado que ande armado». En paralelo con la arbitraria habilitación para ejercer «justicia» por mano propia, la referente del Pro reivindicó -a tono con Macri- el rol del Estado para garantizar la seguridad en los estadios y permitir la presencia de visitantes.

«La Argentina tiene que dar una imagen de normalidad», destacó Bullrich. Si bien al rato sostuvo que no va a ser un «día normal» porque el partido «lo va a ver el mundo entero», rápidamente se ocupó de justificar el pedido en base a la capacidad que tuvo el GCBA para desarrollar sin inconvenientes los Juegos Olímpicos de la Ciudad. Dos eventos que distan entre sí años luz.

«Somos rivales, no enemigos»

En la inauguración de un merendero en la villa 31, al presidente de River se lo vio abrazado junto a un vecino hincha de Boca. Sin embargo, nadie desconoce que una superfinal de River-Boca como la que se viene puede dar lugar a un mega-fanatismo con desenlaces inusitados, que incluya insultos, actos discriminatorios y hasta emboscadas violentas. Horas antes del polémico tweet de Mauricio Macri, Emanuel Ojeda -un joven de 29 años que salía de ver por televisión el partido de Boca contra Palmeiras- fue interceptado de atrás en plena avenida 9 de Julio y resultó golpeado hasta sufrir una muerte de causas dudosas. Todavía se investiga si fue un ataque provocado por un hincha de River.

¿Sin televisación abierta?

«Queremos que la final   no sea un negocio de pocos sino una fiesta para todos. ¡Que lo transmita la @TV_Publica!», pidió Gabriela Cerruti en Twitter. La diputada nacional de Unidad Ciudadana presentó un proyecto de resolución para «determinar como acontecimiento de interés relevante, en los términos del artículo 77 de la Ley Nº 26.522, los partidos correspondientes a la final de la Copa Libertadores de América 2018». Cabe destacar que los artículos 77 y 78 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) contemplan la televisación de partidos relevantes a través de la TV Pública. Sin embargo, todo indica que el millonario negocio de la emisión televisiva de la instancia definitoria de la Libertadores quedará únicamente en manos de Fox Sports, el canal propietario de los derechos televisivos para nuestro país de la competencia.

Los violentos de siempre

Para finalizar, unas líneas dedicadas a los modos del accionar policial. El mensaje de «armonía y paz» que quisieron dar las autoridades choca contra la realidad vivida en las escuetas ocasiones que se permitió público visitante. En el partido de la última fecha de la Superliga entre Estudiantes de la Plata y River Plate, disputado en el estadio de Quilmes, se registraron graves incidentes provocados por la Policía: allí abundaron los palazos y las balas de goma. La alarmante incapacidad para llevar con madurez las riendas de este tipo de operativos por parte de la viciada institución policial vuelve aún más peligrosa la autorización de visitantes en un evento como la Súper Final, donde se espera una inmensa cantidad de simpatizantes -miles sin entrada- en las inmediaciones de los estadios.

«Siempre, pero siempre, el único recurso que utilizan es la violencia. No hay excusa posible», repudió la Subcomisión del Hincha de River Plate el operativo en cancha de Quilmes.

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