Luca not dead

El 22 de diciembre de 1987 los fans del rock under de los ochenta se despertaron con la noticia de que Luca Prodan, el rockero que marcó la historia de la música argentina, estaba muerto.

Hace 31 años, los fans del rock under de los ochenta se despertaron con la noticia de que Luca Prodan estaba muerto. El italo-escocés con vida de “reventado” que compartió colegio con el Príncipe Carlos, llegó a la Argentina a comienzos de los ochenta escapando de la heroína y del coma tras el suicidio de su hermana Claudia. Aunque acá encontró algo peor: la ginebra.

Luego de vivir en Córdoba con Timmy McKern, uno de sus amigos más íntimos y manager de Sumo, se instaló en Hurlingham en el ´82, lugar donde surge el tema “Basura Blanca”. La primera formación de Sumo ya estaba lista con Germán Daffunchio en la guitarra, Alejandro Sokol junto a Luca en el bajo y Stephanie Nuttal en la batería. El problema fue que al estar latente la guerra de Malvinas, Stephanie dejó el país y dejó la puerta abierta a la nueva formación. Luca en voz, Daffunchio en guitarra, Sokol en la batería, Diego Arnedo en el bajo y Roberto Pettinato en el saxo.

En el ´83 la banda editó “Corpiños en la Madrugada”, en el ´85 empezaron a ser conocidos con el primer disco de estudio “Divididos Por La Felicidad”, pero en el 86 con “Llegando Los Moños” es cuando empieza la locura que todos conocemos y la formación definitiva; Alberto «Superman» Troglio en batería, Ricardo Mollo en guitarra, Daffunchio en la segunda guitarra, Arnedo en bajo,  Pettinato en el saxo y Luca en voz. Marcelo Rodríguez Gillespi se sumó en la trompeta recién en la última etapa de Sumo.

Las presentaciones de la banda comenzaron a ser muy seguidas en Einstein (Pueyrredón y Córdoba, el primer local malogrado de Omar Chabán), La Esquina del Sol (Olazábal y Avenida Libertador, Nuñez), la discoteca New York City (Álvarez Thomas 1391, donde presentaron “Corpiños en la Madrugada”), entre otras.

Todos los shows fueron dignos de recordar, desde los delfines colgados en el Teatro Astros cuando presentaron “Divididos por la Felicidad”, hasta la presentación de “Llegando los Monos” en Obras  -también recordado porque fue el único recital en donde grabaron unvhs- a cargo de Superman Troglio en batería, el bajo potente de Diego Arnedo, la guitarra de Germán Daffunchio, el saxo de Roberto Pettinato y la guitarra afiladísima de Ricardo Mollo.

Pero lo que caracterizaba las presentaciones de Sumo era sobre todo el gran showman que era Luca. En cada presentación Prodan dejaba sus marcas espontáneas en todo el público. El hueso de la pierna de su abuela, que en realidad era un hueso cualquiera de Vaca; su bandera italiana que revoleó y colgó sin querer en el techo mientras cantaba “Yo Quiero a mi Bandera”, que desesperado intentó bajarla con una escoba y las anécdotas con Mollo marcaron la impronta irreverente del italiano más argentino.

Una vez en el Teatro Fénix (actualmente conocido como el Teatro Flores) bajó de una nave espacial de utilería saludando a todos y todas desde una de las ventanitas; otra en Cemento le gritaron “Luca Boludo” y él contestó que “más boludo era él porque había pagado la entrada para verlo”.

Sin embargo, Sumo y Luca en vida consiguieron la fama explosiva que tienen hoy, pero recién en el año 1987. Nunca llegaron a la masividad que tuvieron Los Redondos. En la última época empezaron a aumentar el público, pero ya en ese momento la salud de Luca fue desmejorando muchísimo ya que sufría continuos desmayos, por el exceso de ginebra en el escenario.

Ese año sacaron su último disco “After Chabón”, pronunciado por Luca como “After Cheibon” y lo presentaron en Obras. A su vez, sorprendieron a todos haciendo lo que nunca hacían: dieron el show al revés y cerraron con “Crua Chan”. También es recordado porque tuvieron varios invitados como Titi Fargo y el Piojo Ábalos (primer baterista y guitarrista de los Redondos) que en algunas partes del show tocaron con dos baterías, o Andrés Calamaro, quien es insultado por el público y defendido por Luca con su frase “Somos todos trolos”.

Después de Obras tocaron en Cemento por última vez y dieron su último recital el 20 de diciembre de 1987 (que este jueves pasado también cumplió 31 años) en la cancha de Los Andes junto con Los Violadores. Tenían estipulado un show el 30 de diciembre, pero por razones obvias no llegaron.

Piltrafa (cantante de Los Viola) comentó después que en los camarines le dijo a Luca que estaba más flaco que él. Esa noche Luca hace repetir una vez más “Fuck You”. Sumo nunca tocó dos veces la misma canción en un recital y, en forma de despedida de los músicos, les hace Fuck You en la cara a cada uno de ellos.

A pesar que llenaban un Obras, la realidad es que cuando tocaban en la Esquina del Sol llegaban como mucho a 30 personas. Tampoco tuvo un hit: los únicos en su momento fueron “Los Viejos Vinagres” y “La Rubia Tarada” y Luca los odiaba.

Cuando estaba vivo era tratado como un retrasado: lo escupían, le pegaban, lo puteaban y no lo dejaban entrar a su propio recital porque no lo reconocían y creían que era un borracho más. También era pobre porque estaba ilegal en el país y por eso no le podían pagar lo que hacía con la banda. Hasta en su propia casa le robaban las ojotas (que no está de más aclarar que era una casa okupa, que es donde fue encontrado muerto y que actualmente funciona como bar y casa cultural).

Luca Prodan pasó a la mortalidad como el italiano que es más argentino que todos juntos. Como el hombre que cree que los argentinos le ponemos orégano a todo, como el que salvó a Juana Molina de un abuso en un Fitito tuneado, como el pelado que usa lentes para el sol y la gente que le da asco y como el alma de una de las bandas más importantes del país.
Está en las remeras de los pibes, en “los viejos” que lo recuerdan en recitales, en alguna casa de los suburbios sonando al palo, en los grafittis de las calles, en las bandas tributos. Luca vive y está más vivo que nunca.

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