A todas nos pasó

Lucila Patitucci, Camila Pittaluga, Abril Rodriguez y Melisa Lombera son estudiantes de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la FADU (UBA) y formaron "A todas nos pasó", una página donde reciben relatos de violencia sexual y acercan recursos a todo el país.

Lucila Patitucci, Camila Pittaluga, Abril Rodriguez y Melisa Lombera son estudiantes de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo – UBA. Allí se conocieron y comenzaron juntas el proyecto del documental “Porqué no me lo contaste antes”, que reúne testimonios de abuso sexual. El grupo lanzó la convocatoria en busca de relatos por redes sociales y la respuesta fue instantánea y abrumadora.

Cuando tomaron conciencia de la cantidad de voces que lograron reunir, notaron que el formato película les quedaba chico y las obligaba a recortar arbitrariamente los testimonios. Fue en ese momento cuando las cuatro decidieron extender el proyecto a una página web que reuniera, compartiera y socializara los testimonios de abuso. De la falta de espacios para hablar del dolor, de la falta de redes de contención, de la dificultad en el acceso a la información, surge “A todas nos pasó”.

A todas nos pasó es una hermandad entre mujeres, es compartir y sobre todo cambiar nuestra realidad, ya que de diversa manera, hemos experimentado la opresión”, definen sus creadoras en el sitio web. “Nunca vamos a coincidir en las experiencias, pero sí vamos a coincidir en los sentimientos. Durante años nos enseñaron que teníamos que tener vergüenza de ser víctimas, cuando en verdad somos las únicas que no decidimos”, dice Melisa mientras circula la palabra.

La idea principal de la página es generar un espacio de reflexión sobre el abuso y las violencias sexuales. ‘A todas nos pasó’ es un lugar donde se puede narrar una experiencia de violencia sexual -desde el anonimato o no- y ser leída por otras personas. También se facilitan los recursos necesarios en caso que se quiera avanzar con la denuncia de forma legal.

“En una de las entrevistas para el documental una chica contó que cuando habló del abuso con su mamá, ella contestó: ‘A todas nos pasó, a todas nos va a pasar’- cuentan-.  “Es polémico porque habla de un fenómeno en común, pero también de algo naturalizado que nos agrupa. La idea de la página es compartir algo y en ese compartir siempre algo se va a sanar”, agrega Abril.

La idea del proyecto A todas nos pasó es reunir relatos de todo tipo acerca de distintos casos de abusos sexuales: desde situaciones intrafamiliares hasta aquellos que, porque suceden dentro de relaciones consentidas, parecen más difíciles de determinar. “Mi abusador no sabe”, es el nombre de una de las pestañas de la página y una referencia a las violencias que se invisibilizan.

La construcción de que el abusador no es un monstruo aislado o un paria se confronta con la deconstrucción. Implica repensar los actos cotidianos y entender que la violación no es un hecho inusual sino algo normalizado, a tal punto que quien la comete puede no ser totalmente consciente.

En la pestaña “mi abusador no sabe” ellas definen:

Si te negás a usar forro, si obligás a la otra persona a tener relaciones sin forro, si le mandás fotos sexuales sin que te las pidan, si tenés fotos o videos sexuales y los distribuís sin consentimiento, si amenazás con mostrarle sus fotos desnuda a tus amigos, si lo hacés si ella sabe o no, es abuso.

Si le mandás mensajes constantemente sin consentimiento, si la vas a buscar a su casa/trabajo/etc cuando ella no quiere, es acoso.

Lucila es de Formosa, Abril es de La Pampa, Camila es de Capital Federal y Melisa es de Mar del Plata; por esta razón, les parecía imprescindible hacer federal el proyecto. Éste continúa en formación, puesto que las jóvenes quieren agregar palabras de especialistas y ampliar las organizaciones que quieran aportar recursos. “También pensamos más adelante hacer un mapa de palabras para subrayar esos puntos en común que tienen los relatos, dado que de repente es fuerte que una de las palabras más usadas sea hermano, son datos”, dice Melisa.

“Es importante nombrar que incluso dentro de la facultad de FADU-UBA no se dan los recursos idóneos para denunciar un acoso. Hay profesores que todas sabemos que fueron violentos y no lo podemos denunciar por la desigualdad de poder. El protocolo de violencia de género no se cumple y para separar a un profesor del cargo se necesitan juntar tres denuncias, una sola no cuenta”, finalizan.

 

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