«La revancha oligárquica no tiene límites»

Organizaciones sociales y políticas se congregaron en el Obelisco al cumplirse tres años de la detención de Milagro Sala, que el lunes recibió una nueva condena del poder judicial jujeño. Exigieron la libertad de los presos políticos.

En las organizaciones populares, desde el lunes a la noche, hay impotencia e indignación. La dura sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal número 3 de Jujuy, que condenó a 13 años de cárcel a Milagro Sala, volvió a sacarlas a la calle. Pese a que no ayudaron ni la fecha (mediados de enero), ni el calor agobiante de la tarde, ni los miles de kilómetros que separan al Obelisco porteño de la casona vallada y rodeada de gendarmes donde la líder de la Tupac Amaru cumple prisión domiciliaria, unas 5 mil personas, en su mayoría morochos, de los barrios, y dirigentes barriales y políticos, realizaron ayer una radio abierta para denunciar la persecución política de la que se sienten objeto, el encarcelamiento de sus compañeros de militancia y el hecho de que en la argentina de Cambiemos el Estado de Derecho no rige para todos, sobre todo si se es morocho y opositor. “Les pido que no dejemos nunca de militar, es la única garantía que nos queda”, fue el mensaje que llegó desde San Salvador en la voz de Milagro, en un audio de minuto y medio de whatsapp reproducido por los altoparlantes, en el que pidió además que “Cristina vuelva a ser presidenta” antes de despedirse con el clásico “Patria Sí, Colonia No. Hallalla”. La militancia, que se resguardaba del sol a la sombra que proyectaban las banderas, respondió con los dedos en “V” y aplausos.

La plazoleta del Obelisco estuvo copada por organizaciones como La Cámpora, Nuevo Encuentro, Seamos Libres, Ate Capital y algunos gremios de la CGT. Entre los dirigentes que caminaron por los gacebos montados por la organización y se subieron al tablón que hizo de escenario se los vió al ex vicepresidente Amado Boudou; al secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque; al ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni; y a las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas y Taty Almeida, entre otros.

“Es duro lo que pasó”, abrió bajo un sol tremendo el referente en Buenos Aires de la Tupac, Alejandro “Coco” Garfagnini. “Creíamos que la revancha oligárquica podía tener algún límite, pero el lunes comprobamos que ya no tienen ninguno: condenaron a Milagro con testigos falsos, pruebas truchas y juezas nombradas a dedo”, denunció. «De todas formas, si piensan que así nos van a doblegar, están equivocados», arengó.

Garfagnini recordó que se cumplieron tres años desde que la Policía de Jujuy irrumpiera en la casa de Milagro Sala para detenerla, cuando su organización realizaba un acampe frente a la gobernación de esa provincia. “Este 16 de enero, a diferencia de los anteriores, es un punto de inflexión para nosotros. Estamos decididos a resistir, en la calle, y no vamos a estar detrás de los ratones que piden la unidad desde Cariló, después de haberle aportado gobernabilidad al gobierno de la oligarquía. La unidad la va a forjar el pueblo, en la calle, y es el pueblo el que va a lograr que Cristina vuelva a ser presidenta”, disparó.

Mientras se sucedían los discursos –transmitidos en vivo en cadena por un centenar de radios comunitarias– , un grupo de niñes cumplían, ellos sí, con la consigna de la convocatoria y chapoteaban en las tres piletas pelopincho dispuestas sobre la plazoleta, con la avenida Corrientes a sus espaldas. Un grupo de artistas callejeros levantaban carteles con la cara de Milagro recortada sobre la de Juana Azurduy. Otro grupo sostenía un cartel impreso con la pileta de uno de los centros deportivos de la Tupac que Milagro bautizó como “el country de los negritos” y que fue abandonado por la gobernación, tras la desarticulación de la organización; otros llevaban banderas whipalas y ropa tradicional del norte argentino. Una de las banderas que portaba una de las organizaciones resumía el ánimo de la marcha: sobre fondo negro, en letras blancas, rezaba “No nos han vencido”.

“Jujuy debería haber sido intervenida desde hace rato, porque en esa provincia, su gobernador viola la división de poderes”, arremetió por su parte Eugenio Zaffaroni. “¿Dónde quedó la República?”, se preguntó. “Lo que le ha pasado a Milagro es uno de los actos de injusticia más crueles y más claros del que tenga memoria. Es víctima de discriminación étnica, de género y política”, sentenció.

Boudou, por su parte, sostuvo que “mientras Milagro está presa, (Carlos Pedro, ex CEO de Ledesma) Blaquier sigue libre”. “Si no nos quebramos, ni nos doblamos, el 11 de diciembre vamos a tener un gobierno del pueblo”, cerró en sintonía con el tono político del acto. El ex vicepresidente recobró la libertad a principios del año pasado tras estar detenido durante 70 días por decisión del juez Julián Ercolini, quien lo había procesado por peculado, en la causa de las «facturas apócrifas». La cámara de apelaciones porteñas deicidó en enero de 2018 que la prisión preventiva no correspondía, desestimando la doctrina Irurzun.

“A milagro no le perdonan que sea negra”, dijo Taty Almeida. “Es increíble que le hayan dado 13 años, es mucho más que las condenas que recibieron muchos de los genocidas que se apropiaron de los bebés”, cerró.

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Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.