¿Se puede ser macrista y feminista a la vez?

El gobierno de Cambiemos se adjudica muchos avances en materia de género. Sin embargo, redujo en un 18 por ciento el presupuesto para este año del Instituto Nacional de las Mujeres. Desde El Grito del Sur consultamos a dirigentes mujeres de distintos signos políticos y nos propusimos analizar hasta dónde llega realmente el cambio en materia de desigualdad entre hombres, mujeres y disidencias.

En la página oficial del Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades y Derechos (2018-2020), el Poder Ejecutivo habla de más de 200 acciones a realizar en tres años para acortar la brecha de género. Sin embargo, según los datos del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) actualmente hay un 74,9 por ciento de mujeres asalariadas, frente a un 67,3 de varones; el 18,3 por ciento de las mujeres mayores de 14 años no tienen ingresos propios y las que trabajan cobran un 26 por ciento menos que sus pares masculinos. Solo el 16,7 por ciento de las gobernaciones nacionales son lideradas por mujeres, y hay una participación en los sindicatos de solo el 18,3. En el presupuesto 2019, el Gobierno asignó solo un 0,13 por ciento a reducir la brecha salarial y el monto correspondiente para el INAM es de 11 pesos por día por mujer, un 18 por ciento menos que en 2018. Además,el presupuesto para el monitoreo del «Plan nacional de acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las mujeres» se redujo de 50 a 32 millones de pesos. 

También resulta fundamental recalcar que durante el 2018 se ejecutó solo el 58 por ciento del presupuesto aprobado por el gobierno en la disminución de las brechas de género y un 40 por ciento del presupuesto del Programa de protección a las victimas de violencia.

Ante este panorama, El Grito del Sur consultó a diferentes referentes políticas feministas para preguntarles: ¿Se puede ser macrista y feminista al mismo tiempo?

“La respuesta rotunda es no”, dice Andrea Conde, legisladora por la Ciudad de Buenos Aires, politóloga y referente feminista de Nuevo Encuentro. “El feminismo es ante todo un movimiento político que se desintegra en el instante en que se lo piensa en el orden de las garantías personales, de las libertades individuales y no en pos de la ruptura colectiva de un sistema de reproducción de desigualdades y acumulación del capital en el que la estructura del sistema es invariable: hay opresores que saben que para existir, necesitan oprimidxs. Por su ensalzamiento del individualismo y su afán acumulador y defensor de la propiedad privada como valor máximo, el neoliberalismo conservador se instituye patriarcal porque no tiene la más mínima aspiración a cambiar el Statu Quo. Paradójicamente, aquellos que llegaron de la mano de eslóganes con la palabra cambio, no tenían ninguna intención de cambiar nada de verdad. Las políticas neoliberales aquí y en el mundo siempre se cocinan con los mismos ingredientes: beneficios para pocos y exclusión para las mayorías”, explica.

Andrea Conde

«Pienso que ser feminista y apoyar un modelo neoliberal es una contradicción. Las desigualdades de género están inscritas en la realidad social y económica de nuestro país de modo que, si se llevan adelante políticas que suponen el empobrecimiento y precarización de la vida las mujeres y las identidades LGTBIQ, la violencia es mayor, por que somos las principales afectadas por el ajuste», sostiene Victoria Freire, referente de la agrupación feminista Mala Junta. «En segundo termino, porque el gobierno de Cambiemos, desde que asumió, llevo a cabo un recorte de políticas públicas: es decir, que si las demandas del movimiento feminista son a un Estado que también es responsable y al cual se interpela para que intervenga frente a las desigualdades, cuando se reduce la intervención del Estado nuestra situación también empeora», agrega.

Victoria Freire

Otro de los grandes avances en materia de género que se adjudica el macrismo está en el debate parlamentario sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Sin embargo, la mayor proporción de votos negativos al proyecto fue del Pro-Cambiemos, con 65 rechazos en la cámara baja y 17 en el Senado.

«Creo que un feminismo consecuente es incompatible con sostener un gobierno neoliberal. El feminismo pelea por más derechos para las mujeres, muchos de estos económicos, el gobierno de cambiemos no se plantea dar derechos, por el contrario los recorta. La linea 144 es un ejemplo: aumentan los llamados pero se despide a las trabajadoras», aporta Manuela Castañeira, dirigente nacional del Nuevo MAS y de Izquierda al Frente por el Socialismo. «Es un gran debate que se plantea dentro del feminismo actual. Se vio en la discusión por la IVE: si bien algunos miembros de Cambiemos votaron a favor, no se posicionaron como bloque, y esa indefinición terminó siendo una definición en contra del derechos a decidir de las mujeres y cuerpos gestantes. Es un gobierno que en su política fue contrario a lo que la marea verde eligió», argumenta.

Manuela Castañeira

«El hecho de ser feminista y luchar por los derechos de las mujeres, al tiempo que se apoya un gobierno que ajusta y recorta en organismos que tienen que proteger estos derechos es una incoherencia. A la vez, el feminismo es un movimiento muy amplio y es importante no caer en miradas escencialistas ni idealizadas», dice Mónica Macha, diputada nacional por la provincia de Buenos Aires dentro del bloque de Unidad Ciudadana. «Creo que puede convivir un feminismo donde se promueva y se trabaje por la igualdad de género pero no se tenga en cuenta la desigualdad social y la desigualdad de raza en términos de racismo social. Personalmente soy parte de un espacio que trabaja por un feminismo plurinacional y popular, entiendo que dentro del feminismo puede haber gente que este en una pelea muy fuerte en términos de genero y no en otras desigualdades. En el caso del recorte de presupuesto me parece incoherente», aporta.

Mónica Macha

Josefina Mendoza es diputada es la mujer más joven de la cámara, es radical y forma parte del bloque Cambiemos. Consulta por este medio, dice: «En primer lugar creo que la pregunta debería ser “se puede ser oficialista y feminista?” Lo digo porque soy radical y soy parte del frente Cambiemos. Desde que Cambiemos asumió el desafío de la gestión, del gobierno nacional, ha habido muchos avances en términos de políticas de género. En primer instancia, se jerarquizó al Instituto Nacional de la Mujer, se priorizó la mejora del servicio que brinda la línea 144 incrementando en más del 30% la planta en términos de brindar una herramienta que realmente funcione para que las mujeres en nuestro país, se sientan definitivamente respaldadas».

«Por otro lado -sigue- se crearon dos programas que se convierten en herramientas en pos de construir una sociedad de iguales y asumir a la problemática de género como una problemática en sí misma: el Plan Nacional contra la Violencia de Género y el Plan Nacional de Igualdad».

«Hoy, en Argentina, la política de género en transversal a todas las áreas y ministerios, vaya si es un avance», opina. «Creo que caemos en un grave error si hablamos de quién es o dejar de ser feminista por el partido en el que hace política, cuando nos violan, nos matan o nos trafican, no nos preguntan con qué ideología pregonamos, simplemente abusan de nosotras. El enorme desafío que tenemos por delante es construir (o seguir construyendo) un feminismo que eche por tierra las diferencias que solo nos hacen más pequeñas y por fin, sí, caminar hacia una sociedad más justa e igualitaria donde no solo no nos maten si no que la mujer tenga el lugar que le corresponde», dice la diputada radical.

Josefina Mendoza
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