«Al poder machista hay que corroerlo de a poco»

Paula Arraigada, militante travesti, peronista y kirchnerista, habla sobre política, feminismo y los movimientos trans odiantes.

La Nelly Omar no tiene nada de lo que caracteriza a las unidades básicas tradicionales. Sólo si se busca detenidamente se podrán ver figuras políticas en los cuadros de marcos dorados, camuflados entre las actrices de la época de los cuarenta. «Eran todas peronistas, menos Niní Marshall y Lola Mora», cuenta Paula.  Paula Arraigada es referente del movimiento trans Nadia Echazú, militante peronista y miembra del Parlamento de las Mujeres de la Legislatura Porteña, encabezado por la abogada Nelly Minyersky.

Cinco años atrás fundó La Nelly Omar, una unidad básica en una casona antigua de Parque Chacabuco. La Nelly Omar parece el living de una casa familiar de los 50. Todo el mobiliario fue rescatado de la calle y ubicado minuciosamente: las lámparas cálidas, la mesa ratona y la presencia del dorado en cada detalle forman una escenografía teatral. “Algunas cosas no fueron pensadas. Esas líneas de colores que parecen a propósito son para tapar las diferencias de pintura. La gente humilde es creativa”, explica señalando los trazos celestes que atraviesan las paredes. “Las trans somos muy de hacer eso, con una hilacha te armamos un vestido”, agrega otra de las compañeras de la básica mientras ceba mate caliente en una tarde de 30 grados de calor. En el siguiente ambiente hay un telón enorme y negro, de tela de pana, donde cuelgan dos escudos argentinos dibujados y pintados sobre cartulina, el argentino y el peronista.

“Cuando abrimos trabajamos mucho con la gente de la Villa 1-11-14, que está acá cerca. Ahí la gente vive muy hacinada y hay pocos espacios de recreación que no tengan que ver con lo religioso. La idea era invitarlos a tomar unos mates, que tengan un espacio lindo para sentirse como en casa”.

“Lo que hacemos acá es crear poder popular”, dice desde un sillón de tela estampada. “Yo recuerdo una frase que dijo Cristina Kirchner: ‘Concibo la gestión pública como un hacer constante’. Eso es lo que hago, me interesa que la gente que no está dentro de la estructura partidaria también pueda dirimir poder en esta”.

“Al sistema de poder político machista hay que ir carcomiéndolo día a día, como el mar con las piedras. Igual nosotras no estamos acostumbrados a la frustración y no vamos a rendirnos por eso. Nuestra sola presencia cuestiona, porque la disputa de poder político siempre ha sido entre machos y con el lenguaje de machos” explica Paula, con la paciencia de quien sabe luchar contra la corriente.

En Argentina la situación de la población travesti y trans es compleja y se recrudece con la ausencia de estudios exactos. Según el Registro Nacional de las Personas (Renaper), para agosto del 2018 el número de personas que cambiaron su identidad de género era de 6.979 y debe tenerse en cuenta a quienes no han realizado el trámite legalmente.

En 2016 el Programa de Género y Diversidad Sexual y un equipo de estudiantes del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis realizaron un censo con 169 travestis y mujeres trans y 33 hombres trans, residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El informe que se editó bajo el nombre “La revolución de las mariposas”  dió algunos datos al respecto: El 83,8% de las mujeres trans y travestis sufrió de detenciones ilegales, el 3,6 % de las encuestadas dijo estar “en situación de calle”, el 74,6% de las mujeres trans y travestis dijo haber sufrido algún tipo de violencia.

A pesar de la ley de Identidad de Género, la ley de Cupo Laboral Trans y los derechos conquistados por la militancia, la expectativa de vida promedio de la comunidad travesti-trans ronda los 35 años, la misma que la de las personas cis en la Edad Media. “Aparte de los crímenes de odio que afectan a mujeres, lesbianas, gays, travestis y trans, el Gobierno no se hace cargo de las necesidades básicas de nuestro colectivo. Las problemáticas travestis y trans no están en la agenda pública ni mediática, incluso en la agenda feminista hace dos años no se hablaba de nosotras”, explica Arraigada y retruca: “Nosotras somos vulneradas pero no somos vulnerables, nunca nos pusimos en el lugar de víctimas”.

¿Por qué no se cumple la ley de cupo trans, aunque esté sancionada?

La el Cupo Laboral Trans se sancionó en Provincia de Buenos Aires gracias a la militancia de las compañeras como Diana, pero no tuvo tanta repercusión mediática como tiene ahora cuando sancionan el cupo en otras provincias. Eso también es porque el movimiento feminista ganó importancia en la agenda. Que la ley no se cumpla es una decisión política. En el Congreso hay 257 funcionarios, en el Senado 72, cada uno con secretario/as, asesores/as, empleadas/os. Tranquilamente podrían contratar personas travesti-trans, entre diputados y senadores ya tendríamos 329 puestos de trabajo formal. Nosotras siempre lo decimos; nos dan la razón, lo reconocen pero no lo cambian. La mayoría de las personas trans están en situación de informalidad laboral, sin vacaciones pagas, ni aguinaldo, ni obra social. Desde mi experiencia personal el trabajo formal me igualó con mis pares, pero no dejás de estar en inferioridad.

¿Cuál es tu opinión sobre la nueva ola de feministas “terf”?

Creo que es una consecuencia de los grupos anti-derechos y de las oleadas conservadoras que hay en todos los países, no solo en Argentina. Ahora nuestro mayor problema son las iglesias evangelistas, que predican un mensaje de odio contra las diversidades.

En un contexto latinoamericano donde Bolsonaro repudia abiertamente a la comunidad LGTB y Macri se aprovecha de las políticas de diversidad para hacer campaña. ¿Cómo ves la diferencia entre estos gobiernos neoliberales?

Nuestro país no es igual a Brasil, acá se juzgaron los crímenes de la dictadura. Yo creo que a este Gobierno no le importa el colectivo travesti-trans porque votó en contra de todas nuestras leyes. No le importa el pueblo en general, sólo tiene empatía con la gente de la clase empresaria. Pero son astutos y saben que hay un grueso de la sociedad que avala la ampliación de derechos de la comunidad LGTBQ. Si la gente lo reclama, este Gobierno no va a tener problema en ir en contra de nuestro colectivo.

¿Qué pensás de la gente que dice que ahora Cristina aprovecha las consignas feministas para hacer campaña?

Mirá, hay muchas compañeras que se autodenominan feministas pero generan más opresión que los varones. Muchas mujeres feministas oprimen a sus empleadas. A Cristina la critican como pasaba con Evita en los 40. Evita no se consideraba feminista, ella decía que la casa era el espacio propio de la mujer, pero con sus medidas lograba que las madres solteras tuvieran independencia económica, que las mujeres puedieran votar, todas políticas que demuestran que pensaba en las otras. Cristina sancionó la ley de Identidad de Género que fue innovadora mundialmente. Creo que el feminismo pasa más por las acciones que por las palabras.

¿Preferís que haya otro candidato u otra candidata en 2019 o que sea Cristina?

Creo que lo mejor es que haya PASO y el candidato sea quien represente el pueblo. Los nombres generan más división y el pueblo necesita unidad para terminar con un Gobierno que recorta derechos. Para el peronismo lo más importante es el pueblo.

Vos decís que hay una mayoría de la población trans que está en la informalidad laboral y una gran parte en la prostitución. ¿En este panorama podemos hablar del trabajo sexual como una elección?

Hay personas que quieren realizarlo y personas que no. Tiene que haber opciones para las personas que no quieran y derechos para las que sí. Ahora no hay ninguna de las dos, las trabajadoras sexuales siguen estando en la informalidad y la policía aprovecha los códigos contravencionales para cobrar coimas o detenerlas. Debe ser una decisión; no hablamos de trata, hablamos del caso de que una persona mayor de 18 lo elija. Entonces es un trabajo como cualquier otro, sólo que en vez de con las manos se trabaja con los genitales.

Antes de finalizar, Paula dice que lo único que lamenta es que este cambio de mentalidad no le haya sucedido antes, así habría tenido más tiempo para disfrutarlo. Lo dice con la esperanza de que las más jóvenes lo hagan y con la entereza de quien en el camino perdió a muchas compañeras.

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