Mujeres que no fueron tapa

“Mujeres que no fueron tapa” es el proyecto que dirige Lala Pasquinelli. La artivista se dedica a hackear los estereotipos de belleza femeninas en los medios de comunicación hegemónicos y marcar la implicancia que tienen en la sociedad.

Lala Pasquinelli es artista, arte activista y directora del proyecto “Mujeres que no fueron tapa”. Desde las redes sociales y a través de la intervención de revistas de medios masivos de comunicación, intenta desnaturalizar los estereotipos femeninos de belleza. La artista argentina realiza charlas en museos, escuelas y centros culturales y dice que no le interesa pensar el arte por fuera de la política.

¿Cómo surge el proyecto “Mujeres que no fueron tapa”?

Surge de mi propio atravesamiento por todas estas cuestiones de las que se hablan en el proyecto, todos estos estereotipos y modelos que estamos tratando de desarmar. Yo creo que soy la clásica que siempre sufrió la violencia de todas estas construcciones, pero la mayor parte del tiempo pensé que era yo la que estaba mal, que era yo la que no encajaba, la neurótica, o insatisfecha, que estaba fallada,  que no lograba «ser feliz», porque ese es el objetivo que se nos impone además. Sufrí bastante todo eso porque soy muy sensible además, pero mi propia sensibilidad me era presentada como parte del problema. Yo quería hablar de algo de esto en mi obra; en realidad quería hablar de la industria de la moda como disciplinadora de cuerpos e identidades y ahí me encontré con las tapas de revistas y me di cuenta de que había una síntesis que me iba a permitir hablar de todo lo que me interesaba y arranqué simplemente escribiendo sobre eso y usando las revistas en que las mujeres que a mi me hubiera gustado ver y conocer mientras crecía no aparecían, para construir sus imágenes, con una estética muy diferente.

  • Desde que empezaste hasta ahora, ¿notás algún cambio en la representación de la mujer en los medios hegemónicos de comunicación? ¿Para bien o para mal?

En los medios hegemónicos no noto ningún cambio: pensá que -por ejemplo- programas como “Polémica en el Bar”, donde hay una chica rubia, semidesnuda, que encarna el estándar de belleza y está ahí para «recrear la vista» y reirse de los chistes de los señores, existe desde hace varias décadas y no cambió en nada. Los programas de mayor rating son los que se basan en la cosificación de las mujeres y la reproducción del estereotipo de mujer que tiene vigencia en las últimas 4 o 5 décadas también. Inclusive algo que me preocupa es cómo esos mismos espacios, programas y medios para subsistir van utilizando algunas de las consignas del movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans para maquillarse, legitimarse y subsistir. En la publicidad a veces se ven algunos gestos, pero muy poco. Inclusive creo que estamos en un momento en el que los medios y las industrias están en resistencia frente a este cambio de paradigma que el movimiento de mujeres intenta impulsar. Se ve mucho en la forma en la que siguen titulando las noticias de femicidios, o el tratamiento que se hace de esas noticias. Las notas sobre los cuerpos de las mujeres que cada vez son más en lugar de menos.

  • En tu charla TEDx marcás que los modelos mediáticos de los cuerpos femeninos son muy lejanos a los cuerpos que vemos en la vida cotidiana

No sólo eso. Ese modelo que se muestra ahí también expresa un modelo de subjetividad en el que la mujer encuentra en la maternidad y el amor romántico y heterosexual su realización y en el que el culto a la apariencia tiene sentido no porque el modelo de «belleza» impuesto sea sólo un modelo de belleza, sino que se construye como modelo de felicidad. El mensaje que se construye es que si encarnás ese modelo, todo lo que en el marco del modelo es «la felicidad para las mujeres» te vendrá por añadidura.

  • ¿Cuál es el fin de poner un ideal tan distorsionado?

El por qué es la continuidad de la cultura patriarcal, que se basa en la supremacía de varones sobre mujeres para sostener además un modelo que es económico y político. Es una manera de asegurarse que sigamos pariendo, criando, cuidando, amamantando, limpiando y cocinando sin reclamar nada a cambio, como si no fuera un trabajo. Se trata de alienarnos, para neutralizarnos como sujetxs políticos, en el sentido de que si nosotras estamos aisladas o convencidas de que lo más importante para las mujeres es la maternidad edulcorada y romatizada que nos muestran y el amor de un hombre, nada va a cambiar. El 90%  (aprox) de la propiedad de la tierra va a seguir en manos de los varones, vamos a seguir desorganizadas y alienadas en la eterna juventud como si eso fuera algo alcanzable, entregándole nuestra energía creativa, nuestra potencia vital, nuestro dinero a la industria de la moda, la cosmética, la medicina y el entretenimiento, justamente las industrias que más colaboran en la construcción de estos mensajes. ¿Cuánto dinero se mueve directa e indirectamente alrededor de este modelo? ¿Cuál es la facturación mundial de la industria de la moda femenina? ¿De las empresas de salud reproductiva? ¿De las empresas médicas para modificar los cuerpos? ¿De las farmacéuticas e industria cosmética? ¿Qué pasaría con todos esos negocios si nosotras dejáramos de consumir lo que intentan vendernos a fuerza de inseguridad?

  • ¿Las redes sociales hackean los estereotipos o los reproducen?

Mucho más los reproducen y multiplican que los hackean. Está claro que existe la posibilidad de generar otras representaciones pero lo masivo que circula es lo hegemónico, y de alguna manera ha empeorado bastante las condiciones de las mujeres, en el sentido de que somos sometidas a un bombardeo de imágenes que era inimaginable hace 20 años. Ahora no sólo están los medios sino las influencers, las marcas de lo que se te ocurra, y los algoritmos que le permiten a estas redes además bombardearte no con cualquier imagen, sino con aquella que determinaron que es afín -de alguna manera- a tus intereses. Se construye casi una realidad a tu medida, para bien o para mal.

  • ¿Cómo desmontamos la idea de “llegar al verano” y que solo algunos tipos de cuerpos pueden exponerse?

Socializando nuestras experiencias, hablando de lo que nos pasa, algo que descubrí haciendo MQNFT desde el día 1 fue que esto que yo pensaba que me pasaba a mi sola, o que pensaba yo sola. Cuando lo empecé a contar empezó a resonar en otros, eso me alivió a mi y alivió a otros; ahí hay una clave, contar para romper el tabú y la vergüenza. Porque esa vergüenza es la que está en la base de la desigualdad también. ¿Cómo me puedo empoderar si siento vergüenza? Entonces, una vez que nos empezamos a dar cuenta de que se trata de un modelo, de un negocio, que no somos nosotras las que estamos mal, sino ese modelo y esos negocios, bueno, podemos habitarnos distinto y podemos convertir nuestra disidencia, nuestro no encajar en una acción política. Ocupar un espacio público con nuestros cuerpos no hegemónicos, habitándonos con libertad, con alegría, con potencia, es un acto político que libera a otras. Repolitizando nuestros cuerpos colectivamente.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios