«El amor propio está buenísimo, pero no es una obligación»

El último 20 de marzo, el proyecto de Ley Nacional de Talles recibió media sanción por unanimidad en la Cámara de Senadores. El Grito del Sur conversó con Brenda Mato, modelo Plus Size y activista por la diversidad corporal que impulsó el proyecto.

La escalera de caracol se enrula sobre sí misma. Por el hueco, los ascensores suben y bajan. Nos hace pasar al tercer piso de un edificio del siglo XIX en el centro porteño. Allí está el estudio de fotografía de su marido, aunque todavía no se haya acostumbrado a llamarlo de esa manera. Brenda Mato es modelo y militante de la diversidad corporal, forma parte de la ONG “Anybody Argentina” y fue la tapa de la revista L’OFICIEL junto con Naomi Preizler. Brenda es una de las principales impulsoras del proyecto de Ley Nacional de Talles que recibió media sanción por unanimidad en el Senado el 20 de marzo pasado y establece la creación del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti). Aunque cientos de chicas le escriben agradeciendo su discurso en los medios y redes sociales, no le gusta el término “referente” y asegura que hay mucha inclusión de cartón.

Fotos: Virginia Robles

¿Cuándo empezaste con el modelaje?

Empecé después de una adolescencia muy conflictiva. Durante mucho tiempo tenía una idea sobre mi cuerpo muy dañina, no podía ni mirarme al espejo, no me gustaba nada de lo que hacía. Hacía danza, teatro y comedia musical, pero durante muchos años yo creí que por más que me esforzara, por más que tuviera talento, no iba a poder llegar a ningún lado porque la gente me iba a ver y iba a decir ‘Ah no, es gorda’. Me fui metiendo en esa idea y dejé de hacer todo lo que me gustaba hasta que llegué a tocar fondo y decir ‘o empiezo a hacer lo que me gusta o me dedico básicamente a morirme’. Entonces, en ese reactivar todo, me encontré con una amiga que hacía ropa a medida y me preguntó si me copaba hacer fotos para su marca. Tuve una excelente repercusión, me empezaron a llamar de muchos lados hasta que, al día de hoy, el modelaje se convirtió en mi principal actividad.

¿Y con el activismo gorde?

El activismo vino casi de forma paralela porque empecé a compartir mi proceso de todo lo que había sido y no quería volver a ser. Justo surgió la posibilidad de colaborar con la ONG “Anybody Argentina”, que buscaba portavoz para una campaña. Entonces empecé a darme cuenta que había un montón de cosas que me molestaban, que no sabía bien qué hacer o me sentía muy sola y busqué convertir esas quejas en cambios y mejoras. Empezar a conectar con otros activistas, me abrió los ojos a un montón de cosas. El activismo tiene que ver con ir poniendo en palabras estos dolores y estas opresiones que tenemos -sobre todo las mujeres-, pero de las que no hablamos porque nos da vergüenza.

Fotos: Virginia Robles

¿Cuál es la reacción de la sociedad cuando ven que haces lo que te gusta con tu cuerpo?

A la gente le sorprende y te felicita por hacer las mismas cosas que hace el resto de la gente. Si no tenés el cuerpo hegemónico pero te comportas como una persona común, llevás una vida normal y no estás ocultándose, pidiendo disculpas por existir, mucha gente considera que sos valiente. El problema es que esperamos que las personas gordas o las personas que tienen otro tipo de cuerpo sientan vergüenza. Vivimos en una sociedad en la que si no sos flaca, sos gorda, no hay un punto medio. Y el ser flaca implica un montón de cosas que la mayoría no las cumplimos, porque ser flaca implica también tener la panza chata, no tener celulitis, no tener estrías, no es solamente un número.

¿Cuál es la importancia social de la ley de talles?

Yo tuve la suerte de que en el seno de mi familia nunca me dijeron nada sobre la ropa que usaba; por eso me sentí más libre, pero me encuentro día a día con gente que me cuenta que no se pone una malla o una musculosa en verano por no mostrar su cuerpo. Todo lo que es talle grande es reducir, ocultar o disimular: yo no quiero reducir nada. Cuando nosotras hablamos de los talles no falta quien dice que es una banalidad porque en verdad hacemos todo esto para vestirnos con ropa de un shopping y no es así. La forma en que te vestís muestra tu estado de ánimo, tu personalidad. Hay muchas personas que no pueden elegir lo que quieren usar porque esa ropa no existe en su talle, se están vistiendo cómo pueden y encima pagando mucha veces más caro. Aparte, el problema no es solo de personas gordas: todos tenemos alguna anécdota de no haber encontrado un talle y en verdad es al revés, la ropa debería amoldarse a nosotros, no nosotros a la ropa.

¿Qué sucede con la ley de talles que ya existe?

Hay 14 en toda la Argentina, pero ninguna a nivel nacional. Las que están sancionadas ahora son leyes entre municipales y provinciales. En cada lugar es diferente y termina complicando más todo. Es una locura, no se le puede pedir a un fabricante que haga 14 colecciones. Con esta ley nueva queremos tener una única legislación en todo el país que sea igual. Lo que tiene de distinto este proyecto de ley respecto a los anteriores es que pide que se realice un estudio antropométrico de los cuerpos argentinos. Hasta ahora nuestras leyes están basadas en la tabla de talles de las normas IRAM que no es argentina y tiene más de 10 años. Pedimos que se normalicen los talles en todo el país.

¿Cómo se hace el estudio antropométrico?

El INTI tiene un escáner que lo está utilizando hace años, pero no cuenta con los recursos necesarios para llevarlo por todo el país y conseguir un resultado representativo. La idea es hacerlo rotar por las regiones más pobladas para poder conocer la mayor cantidad de cuerpos. Es un estudio voluntario de diez segundos, pero mucha gente tiene miedo porque como tenés que estar en ropa interior y te escanean el cuerpo sienten que les van a decir que están gordas. Pero es al revés, mientras más pluralidad de cuerpos haya en la muestra es mejor.

Fotos: Virginia Robles

¿Cómo surgió la agencia “Plus Model Argentina”?

La agencia surgió en el 2015 con la idea de empezar a profesionalizar nuestro laburo. Nos juntamos algunas chicas para hacer una red y empezamos a hablar de que podíamos hacer lo mismo que otras modelos, con la formación y la seriedad que esto conlleva sólo que en otros talles. También lo que pasa es que -en nombre de la inclusión- terminan llamando a cualquier persona para hacer fotos pero es nuestro trabajo.

¿Cómo atravesás la dicotomía entre amor propio y las presiones de la sociedad que se agudizan en el mundo de la moda y el espectáculo?

Es complicado. El amor propio está buenísimo, existe, pero no es fácil ni tampoco es una obligación. Hay un mandato de quererse y de sentirse culpable si no podés quererte. No somos seres que vivimos en burbujas separadas, y el resto de la gente no me define. La realidad es que para las personas gordas no es fácil tener autoestima porque yo puedo estar bien conmigo misma, pero si salgo a la calle y las personas se dan vuelta o se ríen de mí, me afecta. Yo también pienso a veces que seguramente que si yo fuera más flaca me contratarían más para laburar, pero aprendí a no obviar mis emociones negativas, permitirme estar mal cuando estoy mal, estos contrastes son los que permiten valorar las cosas buenas. Está bien no estar bien, ese es parte del proceso.

Fotos: Virginia Robles

¿Cómo es, para vos, el proceso de aceptarse?

Es un proceso que nunca se termina, entender que las cosas que tenemos instaladas es muy difícil que se vayan. Estamos en una sociedad que se encarga de destruir nuestro autoestima y lucrar con nuestras inseguridades. Todas las veces que puedan te van a querer vender una “solución” para algo que no es un problema y que igual nunca va a ser suficiente. Nos educaron para que estemos calladas y especialmente para que estemos preocupadas por cosas que no son importantes porque mientras estás contando calorías y viendo las cosas que comiste, la vida te pasa por encima. Es importante dejar de poner el foco en las cosas que no son definitorias: por ejemplo, que dejemos de decirle a las mujeres que lo único que pueden hacer es ser bellas. Primero porque no existe una sola belleza y segundo, en todo caso, que sea una elección y no una obligación.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios