Con hambre no se puede estudiar

Lejos de apaciguar el impacto de la crisis en las aulas, el Gobierno de la Ciudad se ha propuesto ahora reducir las raciones de comida en las escuelas porteñas. Autoridades, docentes, comuneros y familias reclaman una solución inmediata para que nadie se quede sin un plato de comida.

Las políticas (anti)educativas llevadas a cabo por la administración de Horacio Rodríguez Larreta parecen no tener límites. No alcanza ya con reducir y subejecutar el presupuesto todos los años, ahora van por el plato de comida de los chicos: el Gobierno de la Ciudad modificó el trámite de solicitud de beca alimentaria y los problemas desatados amenazan con dejar a miles de niños y niñas sin comer en las escuelas. El viernes se cumplió el límite de inscripción y a partir de mañana las raciones se reducirán drásticamente, lo que desencadenará un sinfín de problemas dentro y fuera de los colegios. «Mamá, no quiero comer pan con agua», la frase fue pronunciada por un nene de 8 años que, preocupado por recibir un plato de comida todos los días, le insiste a la madre para que realice la solicitud de la beca.

El nuevo método de inscripción es «engorroso» y «la mayoría de las familias no puede realizarlo» por distintos motivos. Por un lado, no todas tienen acceso a internet -sobre todo en los barrios más humildes-, y tampoco cuentan con una impresora ni scanner, necesarios para entregar la documentación requerida. Además, el trámite no se realiza más en las escuelas sino que ahora las familias deben sacar un turno por internet y acercarse a la sede comunal más cercana. Pero no todes corren con la misma suerte, las familias de Villa 20 – Lugano desde hace más de una semana no consiguen un turno por internet, salvo que decidan irse hasta el barrio de Saavedra (Comuna 12).

Foto: Catalina Distefano

El Gobierno porteño designó una de las «oficinas» de la Subsecretaría de Hábitat e Inclusión (SECHI) para tramitar la beca alimentaria en el barrio. Aunque llamar oficina a un container puesto sobre la calle para atender a las familias es más que un halago. A diario se cae el sistema o falla la conectividad a internet, contrataron a una sola persona para atender todos los casos y sólo reparten 30 números por día, por lo que padres y madres empiezan a hacer la fila en el lugar desde las 4 de la mañana. El martes pasado llegamos a Fonrouge al 4300, donde está instalado el container del gobierno, para observar la situación: madres pasadas de frío desde las 5:00, algunas un poco más tarde, otras algo más temprano, algunas llegan con sus hijes, otras esperan dejarlos primero en la escuela. Las manecillas del reloj marcan las 9:00 y ya son 60 las personas haciendo la fila para conseguir un número que la mitad de ellas no tendrá.

La trabajadora del lugar llega minutos más tarde, reparte los 30 números de ese día y permanece un rato fuera de la oficina container para responder las dudas y quejas de quienes quedaron por fuera. La mujer explica el procedimiento, la duración del trámite y las distintas variantes que afectan el tiempo destinado a cada caso, pero las familias no pueden esperar más, la angustia se apropia de sus cuerpos y sus caras ya no pueden ocultarlo. Finalmente, quienes no consiguieron turno se retiran con la cabeza gacha, decididas a volver al día siguiente y con la esperanza de conseguir el plato de comida para sus hijos e hijas.

Foto: Catalina Distefano

El miércoles tuvo lugar en la sede de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) un encuentro entre docentes, comuneros, abogados y asesores de legisladores para empezar a abordar el tema y ver cómo proceder legalmente «para que nadie se quede sin comer en las escuelas». Facundo Roma, comunero de la 8, habló con El Grito del Sur sobre lo charlado en esa reunión e informó que tanto desde la Comuna como desde la Legislatura se presentará un pedido de informe para que el Gobierno porteño dé las explicaciones necesarias. «Hay una decisión política de ajustar a los que menos tienen. El Estado va a ser responsable de dejar a miles de niños y niñas sin comer», denunció Roma.

Irina Garbus, secretaria del nivel primario de la UTE, habló también con este medio y describió la incertidumbre que se vive dentro de las escuelas en torno a esta problemática: «Esto es un ajuste brutal sobre la comida de nuestros pibes. Meterse con la alimentación de los más chicos, en un contexto pronunciado de crisis, habla de una crueldad y una frialdad sin precedentes». También indicó que este recorte comenzó el año pasado cuando empezaron a reducirse las raciones de comida en base al registro de presentismo, el primer ajuste sobre la comida de los y las estudiantes. Luego fue en las raciones de desayuno y merienda, donde empezaron a registrarse faltantes, algo inaudito teniendo en cuenta que es algo que excede incluso a la beca alimentaria, por lo que la cantidad de raciones debe responder al número de matrícula de cada escuela.

Foto: Catalina Distefano

Si bien el viernes se cumplió el límite de tiempo para presentar los papeles necesarios para acceder a la beca alimentaria, según se lo hicieron saber los asesores legales a los docentes y autoridades, el trámite online seguirá disponible y podrán realizarlo todas aquellas personas que lo deseen. ¿Cuál es el problema? A partir de este primer corte y actualización de datos, las raciones de comida enviadas a las escuelas sufrirán un fuerte recorte, ya que no contemplarán a la totalidad de alumnos y alumnas que quieren comer en la escuela, pero por diversos motivos no pudieron completar la solicitud. «Esto es terrible. Ni en el 2001 llegamos a tanto, al contrario, en ese entonces logramos abrir comedores en las escuelas en las que no había», recuerda la docente.

Mail institucional enviado por el GCBA tras el cierre de las iscripciones para las becas alimentarias

Ahora las familias afectadas que deseen que su hijo o hija coma en la escuela deberán apurar los trámites o bien empezar a pagar la cuota alimentaria a la concesionaria a cargo. En un contexto económico y social cada vez más difícil, con un 32% de pobreza (INDEC) y con 4 de cada 10 niños y niñas pobres (UNICEF), este ajuste golpea directa y brutalmente a miles de familias que no tienen la posibilidad de costear la cuota alimentaria y tampoco pueden retirar a sus hijes de la escuela en el horario del almuerzo porque deben trabajar. «Detrás del marketing que expone el Gobierno, se esconden grandes políticas de ajuste que afectan el día a día dentro de las aulas», apuntó Garbus.

Laura Arévalo es parte de la Mesa de Urbanización de la Villa 20 y viene siguiendo el tema de cerca a raíz de los reclamos reiterados por vecinos y vecinas del barrio. Si bien aún no hay ninguna medida definida, no descartan la posibilidad de manifestarse frente al recorte en las raciones de comida que empezará a mostrarse más claramente a partir de mañana. La Mesa de Urbanización viene dando fuertes peleas contra el Gobierno de la Ciudad y hace poquito consiguió que el Gobierno inaugure dos escuelas más en el barrio para poder ampliar la matrícula y reducir el número de chicos y chicas sin vacante.

Foto: Catalina Distefano

Se acercan las elecciones y el Ejecutivo porteño parece tener cara y corazón de piedra. Mientras repiten discursos preformateados sobre cómo aguantar la difícil situación que atraviesa el país y resaltan el esfuerzo personal para salir adelante, ajustan el bolsillo de las familias y ahora también las raciones de comida. En un contexto donde las escuelas volvieron a ser comedores para muchos y muchas, el Gobierno de la Ciudad continua jugando con el hambre y el bienestar de las personas.

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