Baficitron: Crónica de una maratón cinéfila

Cine nacional y extranjero, preguntas existenciales y calles cortadas, el barrio de belgrano fue el escenario del primer fin de semana del Bafici que tuvo lugar en el cine Belgrano Múltiplex y contó con proyecciones al aire libre. Crónica de una maratón cinéfila.

Viernes

Juramento está cortada a la altura de Av. Cabildo, hay vallas y trabajadorxs montando una estructura incomprensible, un escenario tal vez. Es viernes a la noche y el barrio de Belgrano parece ser sede de un evento de moda de esos que suelen estar televisados y a los que asisten grandes figuras del espectáculo. Las personas se entrecruzan en las veredas y calles cortadas: decenas de jóvenes y no tan jóvenes toman cerveza o café en las mesas de los bares de la zona. El clima está ideal para una caminata, pero la función arranca a las diez y media.

“Estoy en la puerta”- dice un mensaje de WhatsApp. “¿Cuál de todas las puertas?”- respondo. Esa era la primera de las muchas preguntas que se sucederían esa noche.

La presentación de Cronofobia de Francesco Rizzi la hace uno de les programadores del festival. Para referirse a ella hace alusión a grandes apellidos del mundo del cine; dice algo de Hitchcock e incluso usa el adjetivo bressoniano. Hablan también el productor de la peli y su traductora. Nos cuentan que lo que veremos es una producción que surge de una minoría entre minorías: un film independiente proveniente de la Suiza Italiana, una región pequeña y marginada en la industria cinematográfica.

La película es un thriller que, desde una estética helada, trabaja sobre el miedo al paso del tiempo y despierta cuestionamientos sobre la performatividad de las identidades.

Cronofobia

Michael (Vinicio Marchioni) tiene un trabajo poco usual: simula ser cliente en tiendas para exponer a les trabajadorxs que no hacen bien su trabajo. Registra con su teléfono a les vendedores ofreciendo descuentos, quedándose con vueltos que no les corresponden o descansando en horarios en que no está permitido. De esta forma, Michael debe personificarse para hacer su trabajo. Se mueve simbólicamente entre distintas identidades al mismo tiempo que, físicamente, su casa rodante se mueve por distintas ciudades buscando empleades a quienes delatar.

Pero hay una ciudad que lo convoca más que otras y esto es porque en ésta vive Anna: una mujer con la que está obsesionado al punto de vigilarla en cada momento durante semanas. Una noche, Anna descubre a Michael observándola y desde ese instante comienzan un vínculo oscuro y fraterno que saca a la luz sus miedos, sus fragilidades y sus miserias.

Rizzi consigue contar una historia compleja y atrapante de una forma sumamente poética. La trama cada vez se enmaraña más con el paso de los minutos, se enturbia como el mar en una tormenta de invierno. La información nos es dada en cuotas y con intereses. Cada vez el espiral se torna más perverso. Texturas de nieve y formas sutiles de cariño se entrecruzan sembrando preguntas metafísicas sobre los modos en que vivimos nuestra identidad y las formas de relacionarnos con otres.

Cronofobia

Cuando termina la peli, la medianoche nos encuentra en un barrio ajeno y con las líneas de colectivos haciendo recorridos inesperados. ¿Dónde para el 60? ¿Y el 44? Les trabajadores siguen armando estructuras indescifrables en Juramento. El 44 va por José Hernández.

Sábado

Resulta que no era un escenario lo que estaban armando la noche anterior, sino una pantalla gigante que el sábado a la tarde está funcionando y se encuentra rodeada de niñes y adultes contemplando un largometraje doblado al español. El sol da justo en el medio de la pantalla, pienso que es una pena pero no tengo tiempo para detenerme en esta apreciación. Me espera “Vigilia en agosto” en la sala del Multiplex.

Esta vez encontrar la fila fue más simple, ya conocía el terreno. La presentación de la película fue menos snob que la del día anterior y Luis María Mercado, director de la peli, habló tembloroso y agradecido. Rita Pauls dijo unas palabras dulces y se dio inicio al film.

Esta peli argentina cuenta la historia de Magda, una joven católica que vive en un pueblo pequeño de la provincia de Córdoba. Magda está a punto de casarse con el Gringo, un patrón de campo, desagradable de principio a fin. El entorno en el que se mueve la protagonista es extremadamente cotidiano: mujeres estresadas por las tareas de cuidado, violencia de género que es callada, aspiraciones de matrimonio y dependencia económica. Las escenas insisten en retratar esta realidad. Todo parece suceder con normalidad, pero la recta final hacia la boda despierta en el cuerpo de Magda preguntas que somatiza de formas impredecibles. De repente, comienza a ser testigo de verdades que no quiere ver pero le intrigan. Casualmente se encuentra siempre en las coordenadas exactas para presenciar situaciones que la ubican como espía de su propio novio. Parece ser que su futuro marido está metido en una situación violenta que no es comprensible del todo para les espectadores, pero que a Magda le genera rechazo. Ya no le gustan sus besos y caricias, lo esquiva. Se obsesiona, presiente que todes le ocultan cosas y susurran a sus espaldas sobre ella. Se tensiona el vínculo con su prometido y, en el medio, aparece otro varón del pueblo: Pablo, el hermano de su amiga Caro, con quien coincidirá en encuentros efímeros que generan tensión sexual entre elles y suman misterio a la resolución de la historia.

Esta película retrata fundamentalmente la vida de las mujeres en una sociedad patriarcal. Los moldes, los deseos, los discursos nos son familiares y nos generan rechazo a la vez en un guión que descubre la hipocresía de los mandatos sociales y las dificultades de romper con ellos.

Afuera está atardeciendo y una vez más son muchas las personas que buscan paradas de colectivos y no las pueden encontrar.

Domingo

Llego temprano. Los domingos los bondis van más rápido o el tiempo pasa más lento. Elijo el portal de una casa al lado de una heladería para sentarme a hacer tiempo. No pasan más de diez minutos, me gana la tentación, me pido un helado de chocolate para que la espera sea más amigable.

Sentada en la vereda con mi cucurucho en la mano veo pasar a Sebastián De Caro, seguro sale de la proyección de Claudia, su nueva película para la que no conseguí entradas. Estoy tentada en pedirle una foto pero esta vez no le doy margen a la tentación, me aguanto el cholulismo. Sigo con mi helado.

Cartero

Cinco y media proyectan en la sala 3 Cartero, el motivo que me llevó hasta ahí. La fila es moderada en comparación con la de al lado, que goza de alrededor de 60 metros de longitud. Ya en la sala, la presentación de la película fue conmovedora, su director Emiliano Serra estaba nervioso y emocionado. Al lado suyo, el protagonista Tomás Raimondi, acompañaba las palabras de agradecimiento del director.

Se inicia la proyección. Cartero cuenta la historia de un pibe de pueblo que viene a Buenos Aires en 1995 a hacer el CBC y trabajar en el correo. El mundo del trabajo en esta década se encuentra revolucionado por las medidas de flexibilización laboral que generan tensiones entre los trabajadores sindicalizados y con mayor trayectoria y los nuevos que hacen el mismo trabajo por menos salario, con menos derechos. Sutilmente se cuenta la historia de nuestro país en una época hostil para les trabajadores. Entre una historia de amor y el vínculo con les vecines y amigues, el cartero debe repartir telegramas de despidos, ver cómo retiran obligatoriamente a sus compañeros y acomodar sus horarios entre changas para poder sacar un extra porque el sueldo no alcanza. La dirección de fotografía no deja de encantarnos a cada plano y el guión es cómico, emotivo y cercano.

Cartero

El estreno en 2019 de una película que retrata tan bien este tema no puede ser azaroso. Los paralelismos con la actualidad política de nuestro país se vuelven obligatorios. Salgo del cine y ya es de noche. Camino por Av. Cabildo, entre personas mirando vidrieras, otras pidiendo monedas y colchones en esquinas que señalan que ahí habita quizás una familia entera. Pienso que el arte debe ser no tanto un escape de la realidad, sino una herramienta que nos permita transformarla.

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