Los ex manteros de Once, en su momento más difícil

A dos años de haber sido desalojados de la vía pública, las y los ex manteres de Once reclaman mayor publicidad del Gobierno de la Ciudad para poder incrementar sus magras ventas en los galpones que les fueron asignados. A continuación, la situación actual de les feriantes que viven un día a día cada vez más complicado.

A comienzos del año 2017, alrededor de 400 manteros que habían sido desalojados de las veredas de Once fueron trasladados a un predio de 3 mil metros cuadrados ubicado en Perón y Boulogne Sur Mer, que fue convertido en paseo comercial a partir de una inversión del gobierno porteño. El resto fue a parar a un galpón ubicado en La Rioja 70. Por ese entonces la totalidad de los nuevos feriantes ya había realizado los cursos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) para obtener un monotributo social y convertirse en vendedores formales. Sin embargo, el optimismo inicial de trabajar en condiciones regularizadas y bajo un techo se transformó rápidamente en desazón continua: en un contexto de crisis económica creciente con una fuerte caída de las ventas en todos los rubros, tanto la Feria de la Estación como la Feria de Once jamás lograron atraer a los transeúntes que circulan todos los días por los alrededores de la Estación Once. En ese marco, muchos de esos feriantes dejaron sus puestos vacíos -a pesar de no tener que pagar alquiler- y decidieron buscar otro rumbo frente a las dificultades para vender sus productos.

«Somos los únicos vendedores ambulantes que mediante la lucha logramos tener dos lugares fijos: en La Rioja 70 (la Feria de Once) y en Perón 2869. El problema es que son dos lugares alejados de la venta y no contamos con difusión, dado que el gobierno porteño dice que no tiene plata ni siquiera para mandarnos un volantero o una volantera. Todo lo hacemos a pulmón, pero no tenemos un medio masivo de difusión y eso hace que el lugar sea invisible», cuenta a El Grito del Sur Rodrigo «El Chipi» Valdez, vocero de los ex manteros que lograron ubicarse en los galpones provistos por el GCBA. Una recorrida por la Feria de la Estación cerca del mediodía de un miércoles permite constatar la sensación amarga que tienen los actuales feriantes: en un lugar físico donde la oferta de puestos de venta es abundante, la escasa cantidad de clientes genera que les vendedores se tengan que conformar con la venta de una o dos prendas al día, si es que tienen esa posibilidad.

Fotos: Abril Pérez Torres

Radicado en Argentina hace 35 años y de origen uruguayo, José Martínez nos muestra libreta en mano las pruebas que delatan el estado de situación en que se encuentran les vendedores de esta feria: todas las anotaciones dan cuenta que la mayoría de los días se venden apenas dos o tres productos, aunque también hay días en que se van con las manos vacías. «Venimos todos los días y la verdad es que se vende muy poquito. Entra poca gente y los que entran andan mirando precios fundamentalmente. Necesitamos publicidad para tener más ventas. Por nuestros propios medios pagamos un volantero, pero no es el tipo de publicidad que necesitamos. Por eso se vende 200, 300 0 500 pesos por día y la verdad es que no alcanza. Seguimos acá con la esperanza de que mañana vamos a vender más», grafica Pablo, vendedor ecuatoriano que llegó al país hace 25 años en la búsqueda de un futuro mejor. Marianela Rojas saca de su mochila el plato de comida que trae de su casa todos los días y cuenta las dificultades que está atravesando a partir de la actual crisis económica: «a mí me afecta un montón, no tengo ni siquiera para pagar el alquiler. Seguimos en la lucha, acá hay muchas madres que tienen hijos, y sabemos lo que ha sido trabajar en la calle con lluvias, tormentas, yendo a la Salada y trayendo nuestra mercadería a la madrugada, exponiéndonos pero tratando de dar siempre un buen servicio a nuestros clientes. Pensamos que todo se iba a ordenar aquí, pero al final el espacio de afuera se terminó invadiendo. En vez de menguar, ha ido creciendo la venta callejera».

De izquierda a derecha: Marianela, José y Pablo, tres ex manteros que fueron trasladados a la Feria de la Estación dos años atrás y reclaman al GCBA que asigne recursos para publicitar el espacio. Fotos: Abril Pérez Torres

Recientemente el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires anunció que invertirá $2.038.065 para reparar la Feria de Once (La Rioja 70) y la Feria de la Estación (Perón 2869) durante 12 meses. Según los pliegos técnicos de la licitación pública, los trabajos consistirán en acondicionar baños, sistemas eléctricos, cañerías y mejoras en los techos. Esta noticia aparenta ser positiva para los 398 puesteros de la Feria de Once y los 341 de la Feria de la Estación; sin embargo, Rodrigo «El Chipi» Valdez plantea que estas reformas «son totalmente insuficientes y no son atractivas para la gente de a pie».

«Vos tenés que hacer reformas para que la gente de a pie tenga ganas de venir a estos lugares. A ellos no les interesa, estamos totalmente olvidados. Vos pensá que la única victoria que tiene Larreta es haber echado a los manteros de la calle. Se nos hace complicado porque la gente vive en el día a día, acá nadie tiene un sueldo y se trabaja todos los días para llevar el mango a la casa. Si además tienen que andar haciendo un montón de cosas que son por afuera de nuestra actividad, como repartir volantes y hacer de seguridad dentro del lugar, se complica».

Rodrigo «El Chipi» Valdez, vocero de los ex manteros que lograron ubicarse en los galpones provistos por el GCBA. Fotos: Abril Pérez Torres
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