Por el derecho a ser nombrades

Estudiantes, docentes, investigadores, lingüistas y referentes se reunieron el viernes 12 de abril en la Universidad Nacional de La Plata para participar del segundo día del Congreso de Lenguaje Inclusivo. Crónica de una jornada de debate donde el amor estuvo en boca de todes.

Es una mañana muy fría. Subo al bondi, me bajo, tomo el subte, me bajo, subo al tren y vuelvo a bajarme dispuesto a dirigirme a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata para participar del segundo día del Congreso de Lenguaje Inclusivo. Mientras camino al lugar reviso nuevamente el programa de la jornada, leo los títulos y pienso un enorme abanico de preguntas que sin dudas desencadenará cada une de les expositores y expositoras. El Congreso en sí mismo representó eso: fue la apertura de una caja de pandora que desató un mundo nuevo para muches, con más preguntas que respuestas, con más libertades que normas.

El debate sobre el lenguaje inclusivo irrumpió en la escena pública hace algunos meses, en simultáneo con el debate sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo. La entrevista a la joven presidenta del Carlos Pellegrini en la que ella se dirige a «les diputades» con total normalidad, sentó las bases de un nuevo frente de batalla que, una vez más, busca discutir el sentido común y la vieja estructura cultural que se nos mete como un chip preformateado en la cabeza. Pero el feminismo, con les jóvenes a la cabeza, ha llegado para quedarse y ya no le teme a nada ni nadie, ha logrado forjarse como un enorme monstruo político decidido a cuestionar y cambiarlo todo.

¿Es entonces el lenguaje inclusivo un fenómeno generacional? ¿Se trata meramente del cambio de una vocal o representa un cambio de fondo? ¿Por qué se vuelve necesario debatir el lenguaje? ¿Cómo y quién lo estructura? Son algunas de las preguntas que se desprenden a partir del cuestionamiento a la forma en la que nos comunicamos habitualmente.


Lo que no se nombra no existe

El primer panel del día reunió a Gabriela Mansilla, integrante del colectivo «Infancias Libres», Alma Fernández, activista trava por los Derechos Humanos, Ro Ferrer, ilustradora de la Editorial Chirimbote, y Eliana Vásquez, ex directora de Psicologia Comunitaria y Pedagogía Social (UNLP). Con la moderación de Karina Nazabal, secretaria de Políticas de Género, Niñez y Adolescencia de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, las cuatro expositoras buscaron poner el eje en la importancia de construir infancias completamente libres de prejuicios y estereotipos.

Foto: Defensoría de la Provincia de Buenos Aires

Gabriela Mansilla es la madre de Luana, la primera niña trans en el mundo en conseguir el DNI que reconoce su identidad de género. Desde su propia experiencia, expuso por qué es importante que se visibilicen a todas las identidades existentes. En el mismo sentido intervino Alma Fernández, quien describió lo que significa para el colectivo travesti-trans ser nombrades. Debatir el lenguaje hoy representa para miles de identidades silenciadas e invisibilizadas la posibilidad de hacer y ser historia, de dejar una huella clara en este largo y hostil camino por sobrevivir en un mundo que les educa para la vergüenza.

El cambio empieza por une misme

En el bloque siguiente el público se dividió en tres: por un lado, hubo quienes asistieron a la presentación de distintos libros relacionados con la temática, otres fueron al panel sobre cómo diseñar políticas públicas adecuadas en materia de género e igualdad, y también estuvieron quienes participaron del panel para pensar y repensar la práctica docente en clave feminista e inclusiva. En este último, que llevaba el nombre de «El lenguaje inclusivo en la práctica docente», expusieron Yahel Saint Paul, Anabella Sauer Rosas y Milagros Andrea Lagneaux, con la moderación de Liliana Urrutia, secretaria de Género de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires.

Allí se expusieron las diversas experiencias de cada une en las aulas, muches admitieron de hecho que empezaron a utilizar el lenguaje inclusivo a partir de que escucharon hablar así a sus alumnes. Pero no es tan fácil en todos los cursos, ni en todas las escuelas, ni en todos los niveles educativos: la población en todos los ámbitos es distinta y si el objetivo es introducir o al menos sembrar el debate acerca de este nuevo lenguaje que empieza a tomar fuerza, se deben pensar las mejores estrategias para hacerlo. En el ámbito educativo, además, muches docentes que eligen utilizar el lenguaje inclusivo deben lidiar con muches padres que van a reclamar a la escuela con un discurso muy popularizado en el último tiempo: «con mis hijos no te metas».

Foto: Defensoría de la Provincia de Buenos Aires

Algo que llamó mucho la atención de les presentes fue el aporte de Yahel Saint Paul, profesora e intérprete de la Lengua de Señas, quien marcó la diferencia entre lengua y lenguaje y contó el proceso mediante el cual deciden colectivamente cómo representar las nuevas palabras que van surgiendo y que no eran parte de su lengua, como lo pueden ser ‘machirulo’, ‘Instagram’, ‘sororidad’, etc. Cada vez que suceden este tipo de eventualidades, utilizan el grupo que tienen para someter a votación el empleo de una nueva seña para cargarla de significado, y la más votada es la opción que se universalizará.

El debate también se cuela dentro de la academia

Luego del receso a media jornada, todes se disponen a volver al aula donde disertarán Angelita Martínez, miembra del Centro de Estudios e Investigaciones Lingüísticas, y Daniel Molina, escritor, crítico y periodista. Minutos antes era un mar de voces, risas y mates que iban y venían, pero ante la primera palabra pronunciada por el moderador Néstor Artiñano frente al micrófono, el silencio invadió la sala y todes se dispusieron a escuchar atentamente a les expositores. La primera en hablar fue Angelita Martínez, quien deslumbró a todes con una brava, aunque profunda y sólida ponencia, que inició con una anécdota y continuó con un análisis exhaustivo de la estructura comunicativa sobre la que se basó la lingüista para sostener su posición a favor del lenguaje inclusivo.

«Hace tiempo una de mis nietas vino y me dijo ‘abuela, yo siento que soy tu nieta preferida’, a lo que yo le respondí «no, yo tengo 4 nietas preferidas y 1 nieto preferido», y otra de mis nietas intervino para decirme ‘entonces tenés 5 nietes preferides’, y ahí lo entendí todo», comenzó Angelita. Luego continuó discutiendo algunos de los argumentos utilizados por muchos lingüistas y academiques que se oponen al lenguaje inclusivo: «quienes arriesgan que el lenguaje no puede ser cambiado sin un cambio previo en la sociedad, no han advertido que una parte importante de la sociedad ya ha cambiado, y quienes juzgan esto diciendo que responde a un debate de la élite, tampoco han advertido que muchos de los debates y normas establecidas han sido impulsadas desde la élite». Un estruendoso aplauso de agradecimiento inundó la sala sin saber lo que se venía luego.

Cuando fue el turno de Daniel Molina, las caras cambiaron, los humores se alteraron y las ganas de debatir se multiplicaron. «El lenguaje inclusivo es una solución falsa a un problema que no existe», «el castellano no es machista ni feminista» y «nacemos con la gramática incorporada» fueron algunas de las principales afirmaciones del escritor que desataron un sinfín de comentarios en desacuerdo y dieron pie a fuertes cuestionamientos más adelante. Molina estuvo detenido durante la última dictadura militar, fue parte de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), trabajó en Clarín durante algunos años y, aunque dejó en claro que no está contra de ningún derecho ni protesta porque respeta la libertad de expresión, desarrolló un vago discurso más cercano a la edad de piedra que al siglo XXI.

El amor como motor de transformación

Apenas pasadas las 16 horas, todes se preparan para el cierre del 1º Congreso de Lenguaje Inclusivo realizado en nuestro país. Allí estuvieron Karina Nazabal, representando a la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, Ana Julia Ramírez, decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP, Alejandro Modarelli, escritor y periodista del Suplemento Soy (Página 12) y Revista Anfibia, y Danna Galán, activista drag. Danna fue quien dio comienzo al cierre a través de una intervención artística. Luego contó que su intervención responde a una histórica tradición de su tierra (Bolivia) y habló también de la importancia de mantener vivas las lenguas de los pueblos originarios y dar paso a un lenguaje que incluya definitivamente a todos, todas y todes.

La decana de la facultad hizo uso de la palabra a su tiempo para agradecer la participación de todes les presentes durante los dos días que duró el Congreso y llamó a seguir multiplicando este tipo de actividades en todos los territorios. Pero no quiso terminar su intervención sin antes solidarizarse con Facundo Saxe, investigador de la UNLP y el CONICET, quien estuvo exponiendo el día jueves y sufrió un violento ataque por parte del periodista antiderechos Eduardo Feinmann durante su programa en A24.

Para concluir, Nazabal reflexionó sobre los dos días de debate y destacó algo que, sin lugar a dudas, estuvo presente en cada una de las intervenciones de cada expositor y cada expositora en los paneles: el amor. «Para cambiar la realidad de los niños, las niñas y les niñes de nuestra Patria tenemos que desarmarlo todo y volver a construirlo desde el amor», dijo. Ese amor que les fue negado, arrebatado y pisoteado a gays, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries y todas las disidencias es el que hay que tomar para construir un cambio profundo en el seno de la sociedad. «Debemos construir el amor como categoría política», agregó sobre el final la secretaria de Políticas de Género, Niñez y Adolescencia de la Defensoría.

Luego de aplausos, abrazos y una foto final que reflejó el espíritu del encuentro, algunes empiezan a retirarse, otres se quedan charlando e intercambiando opiniones sobre las distintas aristas que se tocaron en los paneles. Como saldo entiendo que ya nada es igual, nada es para siempre y se darán dichos debates la cantidad de veces y en todos los lugares que sea necesario. Porque la transformación está en marcha, el tiempo es ahora y el cambio es irreversible.

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